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'El ídolo de barro' (1949). Rechazó una oferta de la Metro para encarnar a un boxeador en una cinta de bajo presupuesto. Fue su primera nominación al Oscar.
Un siglo de cine con Kirk Douglas

Un siglo de cine con Kirk Douglas

Ascendido a la cumbre desde la miseria, el último superviviente del Hollywood dorado cumple cien años

O. BELATEGUI

Jueves, 8 de diciembre 2016, 01:11

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Stanley Kubrick, al que Kirk Douglas tenía por «un mierda con talento», solía recordar un episodio acaecido durante la promoción europea de 'Senderos de gloria', la epopeya antimilitarista que salió adelante gracias al empeño del actor. Al comunicarle la presión de los franceses para que la película no concursara en la Berlinale -su Ejército no salía muy bien parado-, Douglas destrozó un vaso de vino con la mano hasta que la sangre salpicó el mantel. Una escena propia de cualquiera de sus personajes. Al ladino productor de 'Cautivos del mal'; al intrépido arponero Ned Land de '20.000 leguas de viaje submarino'; al perturbado Van Gogh de 'El loco del pelo rojo'; al libertador gladiador 'Espartaco'; al taimado Doc Holliday de 'Duelo de titanes'; y por supuesto al íntegro coronel Dax de 'Senderos de gloria'.

Kirk Douglas cumple mañana cien años como último superviviente de una era superada, en la que la gran pantalla alimentaba los sueños. «Los dientes más melodramáticos de Hollywood», en afortunada definición de Cabrera Infante, brillaron durante cinco décadas en más de ochenta películas. Issur Danielowitz Demsky hizo realidad el sueño americano de llegar a lo más alto desde la miseria absoluta. Su ambición y temperamento le convirtieron en una estrella poderosa y temida en un sistema de estudios que doblegó desde su productora, Bryna, bautizada con el nombre de su madre rusa.

«Cien años de edad es un hito, pero los hechos son lo que papá ha conseguido en estos cien años», escribe su hijo Michael en la revista 'Closer Weekly'. «Su resistencia y su tenacidad son para mí las cualidades que más destacan. Él me enseñó a dar lo mejor en cada cosa que haga». Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones han organizado una fiesta de cumpleaños hoy con doscientos invitados. Junto al actor estará su segunda esposa, Anne Buiydens, de 97 años, con la que se casó en 1954.

«Tuve la suerte de hallar mi alma gemela hace 63 años. Nuestro matrimonio maravilloso y nuestras charlas por la noche me han ayudado a sobrevivir a todo», se congratula un mujeriego incorregible. Tuvo idilios con diosas como Marlene Dietrich («teníamos sexo afectuoso; venía a casa, preparaba sopa, me mimaba», escribe en sus memorias, tituladas 'El hijo del trapero'); Lauren Bacall («sospecho que experimentaba por mí una especie de enamoramiento de colegiala»). También con Rita Hayworth, Mia Farrow, Lana Turner, Joan Crawford y Kim Novak.

Un ictus a finales de los 90 le afectó al habla, pero estos días practica con una logopeda para ofrecer un pequeño discurso en su centenario. «Me salvé de un accidente de helicóptero y de un derrame para hacer más el bien en el mundo antes de irme», sostiene esta fuerza de la naturaleza, que se reconoce en los once libros que ha escrito como un mal marido y un mal padre.

Cuantos han trabajado con Kirk Douglas lo definen como un hombre incontrolable. Richard Fleischer, que le dirigió en 'Los vikingos', dijo que jamás conoció a un intérprete tan entregado: «Parecía demasiado bueno para ser verdad». El dueño del hoyuelo más célebre del séptimo arte supo muy pronto que el secreto del éxito pasaba por una dedicación plena y casi obsesiva.

Oscar honorífico

Hijo de emigrantes judíos huidos de Moscú en 1908 para evitar el reclutamiento del padre en la guerra ruso japonesa, Kirk Douglas nació en 1916 en Nueva York. Su familia era analfabeta y llegó a América pensando que las calles estaban adoquinadas de oro. Su padre, un alcohólico que les abandonaría pronto, se hizo trapero porque se prohibía a los judíos trabajar en las fábricas. El pequeño Issur estaba llamado a ser rabino pero trabajó como botones, acomodador, camarero y vigilante para alimentar a sus seis hermanas y su madre. «Tuve una motivación para subir», escribe. «Era tan pobre que no podía llegar más abajo».

Los combates de lucha libre le daban un dinero con el que pagarse los estudios de interpretación en la universidad. Su carrera comienza en 1941, cuando sustituye a Richard Widmark en una pieza teatral. Se alista en la Marina durante la II Guerra Mundial y regresa herido. Lauren Bacall le recomienda al productor Hal Wallis y aquel joven de físico vigoroso y mirada desafiante aprovecha la oportunidad. «Solo acepté ir a Hollywood porque necesitaba dinero tras el nacimiento de Michael», reconoce una estrella prototipo del héroe viril a quien no le importó dar vida a cínicos villanos. Y personajes torturados más propicios a la sobrecarga expresiva. Recibió un Oscar honorífico en 1996 tras las candidaturas de 'El ídolo de barro' (1949), 'Cautivos del mal' (1952) y 'El loco del pelo rojo' (1955). Por entonces sus sugerencias a los directores eran ya órdenes.

Ambicioso, temperamental y con fama de tacaño, Douglas fundó en los 50 una productora para llevar las riendas de su carrera, una práctica insólita cuando los actores estaban en nómina de los estudios. Nunca tuvo despacho ni escritorio. «Esas cosas son un obstáculo para la creación», defendía. Dio trabajo a guionistas represaliados por el senador McCarthy debido a sus simpatías izquierdistas. El día que marca simbólicamente el fin de las listas negras y la caza de brujas del Comité de Actividades Antiamericanas es el 19 de octubre de 1960, la fecha del estreno de 'Espartaco'.

Gracias al empeño de su productor y protagonista figuró en los créditos su verdadero guionista, Dalton Trumbo, oculto hasta entonces en pseudónimos que perpetuaban la hipocresía en la que vivía instalada Hollywood.

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