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Vista del yacimiento arqueológico de Los Baños de Fortuna, con una de las capillas romanas del antiguo balneario en primer plano.
En el origen de las viejas termas de Fortuna

En el origen de las viejas termas de Fortuna

El yacimiento de Los Baños espera la firma de un acuerdo entre el Ayuntamiento y los propietarios del Balneario de Leana que permitirá su rehabilitación

Rosa Martínez

Domingo, 9 de abril 2017, 00:51

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Las aguas termales de Fortuna son conocidas desde antiguo y su uso medicinal se ha realizado «desde siempre», pero las primeras infraestructuras documentadas destinadas a su explotación datan de época romana. Sus vestigios forman parte del enclave arqueológico Los Baños, ubicado en la pedanía de igual nombre del municipio murciano. Se encuentran junto al actual Balneario de Leana, construido sobre las aguas del mismo manantial que antaño bañó las estructuras romanas y cuyo curso, explica el arqueólogo de la Universidad de Murcia (UMU) y director de las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento, Gonzalo Matilla, modificaron unas prospecciones realizadas en el siglo XIX, rebajando su nivel freático y desplazando los baños unos 500 metros ladera abajo.

Utilizadas por diversas civilizaciones desde época romana hasta hace apenas doscientos años, las edificaciones que dieron forma al antiguo balneario quedaron abandonadas por el cambio en la profundidad de las aguas. La excavación de sus ruinas, en las que hay registrados restos de arquitectura romana, musulmana, medieval y pertenecientes a la Edad Moderna, en torno al siglo XVII, dieron comienzo en 1999 y hasta 2010 se llevaron a cabo de forma ininterrumpida a lo largo de diversas campañas arqueológicas de invierno, primavera y verano, con fines fundamentalmente académicos y de investigación.

Las actuaciones desarrolladas en el yacimiento, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde el pasado 2016, se han limitado desde entonces a tareas de limpieza. Las características del enclave, donde conviven restos de distintas épocas, y erigido en su primera etapa con grandes sillares, ha dificultado, por su elevado coste, apunta Matilla, las actuaciones en este conjunto arqueológico, asentado, además, sobre terrenos de titularidad privada.

La firma de un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Fortuna y los propietarios del Balneario de Leana, titulares del suelo de las antiguas termas, para la cesión compartida de los terrenos durante un periodo de 50 años, abriría la puerta, afirma Matilla, a un proyecto de rehabilitación del yacimiento, objetivo que persigue el Consistorio fortunero para convertir el enclave en un atractivo turístico y cultural. La rúbrica de este acuerdo estaba prevista para finales del pasado mes de febrero pero fue aplazada «por motivos de agenda». Desde el Ayuntamiento esperan que se lleve a cabo «esta misma semana», según avanza el alcalde de Fortuna, José Enrique Gil. Su firma es fundamental para iniciar la puesta en valor del conjunto arqueológico, ya que permitiría la inversión pública, hasta ahora ceñida únicamente al estudio de las ruinas debido al carácter privado de su suelo, según explica Matilla. De este modo, en los diez años de trabajos, las actuaciones se han limitado a la excavación de los restos y a la consolidación puntual de algunos muros o estructuras, cuya intervención, advierte el profesor de la UMU, era necesaria «para evitar que se cayeran». La cesión de la titularidad, aclara, posibilitaría acometer un proyecto más ambicioso, más allá del simple estudio de los restos.

De época romana

Sobre el yacimiento de Los Baños se distinguen dos piscinas romanas, una de ellas monumental y de mayor antigüedad, en parte esculpida en roca y con capacidad, estima Matilla, para 56 personas. La obra, cuyos orígenes se remontan al siglo II a. C., comprende también un ninfeo -lugar sagrado dedicado a las ninfas- y dos capillas a ambos lados del canal por el que manaban las aguas termales. En una segunda etapa, en torno al siglo IV de la era actual, se construiría una segunda piscina, más pequeña, y una bañera. De época romana, también hay documentada, aunque sin excavar, una hospedería destinada al descanso y alojamiento de quienes visitaban el lugar. Está situada a varios metros del conjunto termal y fue localizada en los primeros 90 por el arqueólogo de la Universidad de Murcia Antonino González. Su hallazgo dio pie, años después, a las excavaciones de Matilla.

Los Baños se encuentran, explica el profesor, alejados de cualquier población. Las ciudades más cercanas en época romana eran Elche y Cartagena, y el viaje hasta Fortuna era largo. La construcción, «monumental», de este espacio en un lugar tan alejado «nos hace suponer que las aguas eran muy conocidas y visitadas por un gran número de personas», argumenta Matilla, quien añade que «realizar una obra de este tamaño era muy costoso».

Con el declive del Imperio Romano, el flujo de peregrinación a las termas fue disminuyendo, aunque nunca dejaron de utilizarse, mantiene el profesor. En torno a los siglos XI y XII, se registran nuevas construcciones de origen musulmán. Se erige así, aprovechando el antiguo canal romano por el que discurre el manantial, una pequeña estancia habilitada para el baño y una nueva hospedería, de la que se han documentado dos salas. No serán las únicas actuaciones sobre el yacimiento, que en siglo XV, sigue narrando Matilla, vuelve a registrar una importante modificación. En esta época, detalla, se rebaja el suelo de la piscina principal y se reducen sus dimensiones dejando una especie de «baño precario» que podría semejarse a una «charca». Dos siglos después se vuelve a invertir en el balneario con la elevación de varias edificaciones hosteleras, una de las cuales, la más reciente, sigue en pie. Actualmente también en manos privadas, se ubica a unos escasos veinte metros del yacimiento.

En el XIX, recuerda Matilla, el agua dejó de brotar y las instalaciones del viejo balneario fueron abandonadas. Precisamente, esta circunstancia es la que ha permitido conservar la huella de las distintas civilizaciones que aprovecharon las aguas de Fortuna. La práctica totalidad de los actuales balnearios, señala el arqueólogo, se levantan sobre el lugar que ocuparon las antiguas infraestructuras, y en muchos casos, «estas han desaparecido».

Prioridades

Las actuaciones que, una vez firmado el convenio de colaboración entre Ayuntamiento y los propietarios de los terrenos, deberían marcar la agenda de prioridades del yacimiento pasarían, apunta Matilla, por la consolidación de los elementos arquitectónicos más sensibles al deterioro y la erosión, así como la colocación de algunos de los sillares en su lugar original. Para ello, señala el arqueólogo, primero habrá que buscar financiación. Las campañas desarrolladas a lo largo de los poco más de diez años en los que se excavó el yacimiento de Los Baños contaron con fondos tanto de la Comunidad como del Consistorio y la Universidad de Murcia, afirma el profesor. La intención del alcalde de Fortuna, José Enrique Gil, es que la inversión siga siendo pública, por lo que, explica, el Ayuntamiento tiene previsto «estudiar las distintas ayudas» que puedan ofrecer las administraciones para solicitar su concesión.

Entre las primeras actuaciones a realizar, cita también Gil, la instalación de «un cerramiento» con el fin de proteger el conjunto arqueológico, que hace dos años, recuerda, sufrió daños por vandalismo. «El objetivo es mejorar el yacimiento para convertirlo en un reclamo turístico; hacerlo atractivo para el público y que este pueda ir viendo cómo se va rehabilitando poco a poco», apunta Gil, quien señala también que, entre los proyectos pendientes que pretende impulsar el Consistorio, está la construcción de un carril bici que una el municipio de Fortuna con la pedanía de Los Baños y pueda así servir de «hilo conductor de la oferta turística». El proyecto, afirma el alcalde, se incluyó en los presupuestos de la Comunidad en 2016 pero no llegó a ejecutarse. La idea ahora es que pueda «retomarse en el futuro».

Aunque no de forma regular, el Ayuntamiento de Fortuna organiza, dirigidas por Matilla, visitas guiadas al antiguo balneario romano, y también desde la Universidad de Murcia se han promovido en varias ocasiones algunas visitas, confirma el profesor. Pero, por el momento, se trata de actividades puntuales, a la espera de que el enclave vuelva a ser un lugar de peregrinaje, como antaño fueron sus termas.

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