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Salvador Espín, ante el personaje al que da vida para Marvel, dibujado para ‘La Verdad’.
«El humor humaniza a los superhéroes»

«El humor humaniza a los superhéroes»

El ilustrador murciano Salvador Espín da vida a Deadpool, personaje de Marvel que acaba de saltar del cómic a la gran pantalla

Rosa Martínez

Viernes, 4 de marzo 2016, 23:41

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A Salvador Espín (El Esparragal, Murcia, 1982), aguerrido dibujante ya de la factoría Marvel, «ir por ahí pegando tiros» como hace el personaje al que da color desde 2012, Deadpool, o «que te destripen cada dos por tres», detalla Espín de los contratiempos a los que debe hacer frente su controvertido superhéroe, no es algo que le apetezca demasiado: «De niño, sí. Pero ahora no me parece tan divertido», ríe. De lo que está encantado, reconoce, es de haber podido disfrutar de sus aventuras en el cine. El personaje, el «más divertido» de la editorial estadounidense, deja claro el creador murciano, ha saltado del cómic a la gran pantalla después de más de 25 años paseando sus mallas rojas por el papel. Apareció en los 90 -ahí ya enganchó a Espín, aún lejos de cumplir su 'sueño americano'-; entonces lo hizo como villano en la serie 'Nuevos mutantes', también de Marvel, y poco a poco fue adquiriendo popularidad hasta protagonizar su propia colección de viñetas. El pasado día 19 irrumpió en las salas de cine españolas de la mano de Tim Miller -director- y Ryan Reynolds -actor principal- cosechando un gran éxito en la taquilla: 3,5 millones de euros de recaudación en su primer fin de semana. Antes, el día 12, lo hizo en el mercado estadounidense, donde alcanzó los 135 millones de dólares.

«Era previsible. Cuando aparecieron las primeras imágenes del rodaje -en 2014 se filtró un vídeo de prueba con escenas de la película- se vio que el personaje apuntaba maneras y que podía dar mucho juego. La película, además -añade Espín-, es muy buena; conecta mucho con el espectador». El personaje, también. Espín lo ha podido comprobar en 7 Héroes, la tienda de cómics que el creador murciano regenta junto a un amigo en Murcia: «Los productos de Deadpool gustan mucho y son muy demandados», dice.

Pero, ¿quién es Deadpool? Además del superhéroe favorito de Espín -poder dibujarlo, confiesa, fue «otro sueño hecho realidad» (el primero fue dibujar para Marvel)-, el personaje es la apuesta más «gamberra» de la editorial estadounidense. En España se le conoce como Masacre -también con el sobrenombre de 'Mercernario bocazas'- y sus historietas están llenas de diálogos políticamente incorrectos. «Un toque de humor siempre es bueno, incluso en situaciones dramáticas. Hace más humanos a los personajes y, a la vez, engancha más al público», apunta el dibujante.

Con el personaje, Espín comparte precisamente su sentido del humor, «su ironía y las bromas que hace». De hecho, que su trazo salga de un lapicero murciano es, quizá, apunta el creador, por el carácter de comicidad que éste ya imprimía a sus ilustraciones anteriores. Espín comenzó a trabajar para Marvel en 2007. Antes de Deadpool -o Masacre-, ha dado vida a Lobezno -«otro de mis personajes favoritos», señala- y a varios de los protagonistas de la colección 'Nuevos mutantes': «En el tipo de escenas que dibujaba siempre potenciaba elementos que tuvieran que ver con el humor, y dentro de la línea de Marvel, Deadpool es el personaje que tiene más humor. Intuía que podía caer antes o después», reconoce Espín.

El encargo, no obstante, fue «especial». «Empecé a coleccionar cómics cuando iba al instituto y fue siguiendo a Deadpool. Siempre me han gustado los superhéroes -en este caso, más bien antihéroe- que son como ninjas, y cuando vi la primera colección de Masacre, me enganché», dice Espín, a quien su padre acompañaba hasta el quiosco para comprar las historietas. «Después de leer me ponía a dibujar mis propias viñetas, basadas en lo que había ojeado antes». Así comenzó a trazar bocetos de Deadpool, aunque entonces solo como un 'hobby'.

Ahora lo hace a diario, y, a menudo, hasta las cinco de la mañana: «El horario para entregar los encargos es el de Nueva York, y lo cierto es que ya me he acostumbrado a él. Suelo descansar por las mañanas y me pongo a trabajar después de comer. Eso sí, no madrugo. Me han pasado cosas buenas acostándome a las nueve de la mañana, pero levantándome a esa hora no», ríe.

Espín no es, sin embargo, el único dibujante que da vida a Deadpool. La cifra varía dependiendo de cuántos números se publiquen mensualmente sobre el personaje. «De la serie regular -explica el ilustrador murciano- suelen salir dos o tres entregas y luego, hay una miniserie. Cada cómic tiene un dibujante y un guionista diferentes, el único que se mantiene es el editor». Lo habitual, explica, son tres ilustradores. Él ha trabajado tanto en series regulares como en miniseries, y es aquí donde actualmente vuelca su creatividad. «Se trata de una miniserie nueva en la que Deadpool vuelve a su lado mercenario. Se ha empezado a publicar este mes en Estados Unidos y está previsto que de ella se lleve a cabo una segunda parte», relata.

En Angulema

Sobre Deadpool también figura en agenda la publicación, en Europa, apunta Espín, de varios trabajos firmados por el murciano, a los que la película, «que llega en un buen momento», afirma el autor, ha dado un empujón. También está prevista la reedición de algunos ellos en los países en los que ya se habían comercializado, como en Francia e Italia, señala Espín. «Es difícil que te puedas cansar de dibujar a Masacre, yo de hecho no lo hago. Es un personaje muy divertido, que, además, hace un montón de locuras. Cada página es diferente y por eso me gusta».

Todas esas «locuras» le dan a Espín «manga ancha para tomarme algunas licencias en el dibujo» y para trasladar al papel «diferentes estilos que siempre quedan bien», dice. Fuera del cómic, en su día a día, confiesa, no suele embarcarse en grandes aventuras, salvo algún «viaje por trabajo» que aprovecha para conocer nuevos rincones.

Su última escapada fue a Angulema, en el suroeste francés, para participar, el pasado día 2, en el festival internacional de cómic que la ciudad gala acoge desde 1974. «Me invitaron desde [la editorial italiana] Panini para firmar ejemplares de Deadpool. Era la primera vez que iba como autor y fue una experiencia muy buena. En Francia -cuenta Espín-, el cómic es una herramienta importante para la iniciación a la lectura, y se fomenta mucho. Aquí, en España, se apuesta más por los libros infantiles».

El género, no obstante, dice Espín, «goza de buena salud» en la Península: «Los lectores están contentos con lo que se edita y hay público. Quizá habría que trabajar más en potenciarlo como herramienta para iniciación a la lectura. Y para ello es necesario publicitarlo un poco más, como ocurre con otras disciplinas. En los informativos de televisión, por ejemplo, siempre hay espacio para promocionar un nuevo disco o un concierto, pero no para el cómic, salvo que sea para hablar de una película que se acaba de estrenar o de un salón que se está celebrando. El cómic, además, es para todos los públicos, no solo para niños», defiende Espín. Prueba de ello es 'Deadpool', la película de Miller, cuya secuela, dice el dibujante, «va a ser obligada viendo cómo ha funcionado en todo el mundo esta primera entrega»; no está dirigida a público infantil.

Tampoco el Pato Howard, personaje de Marvel al que todavía Espín no ha logrado dar forma en el papel. Es, confiesa, «el único que aún no he dibujado de los que más me gustan», aunque, sonríe, «prefiero a Masacre». Más allá de las viñetas que produce la factoría estadounidense, Espín contempla lanzar en un futuro sus propias historias. A ello dedica parte de su tiempo libre. Pero sus personajes, los que no solamente dibuja, sino que también crea, «son más realistas». «Prefiero hacer historias que no tengan que ver con superpoderes. Lo que me interesa es el proceso de aprendizaje del protagonista, el héroe que toma decisiones que no siempre salen bien, y que va aprendiendo por el camino. Son historias que, creo, tienen más calado», detalla. A esos personajes Espín no quiere darles vida solo en el papel, también busca situarlos en el terreno de la animación audiovisual, y más concretamente en el mundo de los videojuegos, su otra gran pasión. Y en ello está. Eso sí, cuando Deadpool se lo permite.

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