«Cuando localizamos el rótulo 'M. C.' se nos paró el corazón»

Cómo se desarrolló la búsqueda de los restos óseos de Miguel de Cervantes, las dificultades con las que se toparon antropólogos, arqueólogos e historiadores en el interior de la cripta del Convento de las Trinitarias en Madrid y la emoción de saberse tras la pista, cercana, de los huesos del escritor español más universal ocuparon ayer la conferencia que en el Aula de Cultura de Cajamurcia, en Murcia, ofreció el profesor y médico forense guipuzcoano Francisco Etxeberria, responsable de la investigación que el pasado mes de marzo localizó la tumba del autor de 'El Quijote'.

El hallazgo, imposible de determinar al cien por cien porque no hay una prueba genética -aunque «todo indica que está ahí. No encontramos un solo elemento discrepante», sostiene Etxeberria-, fue el eje central de la ponencia 'Los restos arqueológicos de Cervantes', en la que el experto explicó «el trabajo que realizamos en una cripta donde la oscuridad era total» y en la que hallaron una realidad diferente a la que esperaban. «Creíamos -explica Etxeberria- que, al ser un convento de clausura, nos encontraríamos con unos pocos esqueletos, pero no fue así. El suelo estaba repleto de restos, más de 400», lo que dificultó, relata, las tareas de excavación. «Cuando uno entra en la cripta y ve los nichos puede soñar con que es ahí donde estaba él, pero además de la pared, el suelo estaba repleto de enterramientos», recuerda el experto, para quien la investigación no ha estado exenta de emociones: «Uno se acuerda de cuando era niño y le hablaron de Cervantes. Te acuerdas de tu propia historia. Fue muy emocionante localizar el rótulo 'M. C.', se nos paró el corazón».

Para Etxeberria, hallar los restos de Miguel de Cervantes, un proyecto en el que se invirtió 114.000 euros, era fundamental: «Su figura es tan relevante -mantiene- que todo lo que tenga que ver con él importa». Y añade: «Ahora uno puede pasar por la puerta del Convento de las Trinitarias y pararse en su fachada consciente de que ahí está el autor». El profesor está convencido de que entre los restos localizados en la cripta reposan los huesos de Miguel de Cervantes, pese a que no se pueda «confirmar matemáticamente» debido a las dificultades que plantea el hecho de que la cripta albergara tantos cuerpos, en un espacio, además, muy reducido, semejante al «hueco de un ascensor», afirma Etxeberria.

El experto, que ayer estuvo acompañado por el catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Murcia Aurelio Luna, no descarta que se puedan iniciar nuevas investigaciones sobre los últimos días del autor. De hecho, afirmó que su equipo sigue trabajando, aunque sin recursos, en el análisis de los materiales hallados bajo el suelo de las Trinitarias. Asimismo, espera que en los próximos meses vea la luz un trabajo editorial sobre las excavaciones.