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El creador neoyorquino John Strasberg comenta con sus alumnos una escena, ayer, en el Centro Párraga de Murcia.
«Si vuelvo es porque creo en este proyecto»

«Si vuelvo es porque creo en este proyecto»

El actor y productor neoyorquino John Strasberg imparte en Murcia, por tercer año consecutivo, un taller de interpretación

Rosa Martínez

Martes, 30 de junio 2015, 12:33

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Es su tercera visita a Murcia. A Murcia y al Centro Párraga, en concreto, donde hasta el 3 de julio próximo imparte un taller intensivo de interpretación. John Strasberg (Nueva York, 1941) sonríe cuando le preguntan qué le hace repetir. Mira entonces a su izquierda y a su derecha, y encuentra a Karen Matute y a Vicente Rodado, directores del Estudio de Interpretación Tea-Tres de Murcia: «Ellos -dice risueño- son muy simpáticos».

Ambos son los promotores del curso que el actor, productor y director neoyorquino inauguró ayer por tercer año consecutivo en el centro murciano. En él participan una veintena de alumnos, la mayoría procedentes de la Región, pero también de otras ciudades españolas como Madrid, Valencia y Alicante, e incluso de otros países, como Alemania, subraya Matute. Es un esfuerzo «muy duro» el que realiza el estudio, dice Matute, para ofertar este taller, en el que tanto ella como Rodado creen, porque explican, ayuda a la «especialización del actor»; a los intérpretes, añaden, «hay que enseñarles con buenos maestros». Strasberg también lo cree. Vino a Murcia porque, reconoce, «entendí que tanto Karen como Vicente querían hacer aquí algo bastante especial», y en esa línea, añade, «pienso que mi presencia puede ayudar»: «Si vuelvo es porque quieren que lo haga y porque creo en el proyecto que hacen», afirma el creador.

No esconde que tiene, asegura, montones de oportunidades para trabajar en muchos otros lugares. «Mi calendario es horrible», confiesa risueño. Habla en castellano -en España ha producido, entre otros montajes, 'Asamblea de mujeres', de Aristófanes, obra que estrenó en Mérida en 1999 con Esperanza Roy y José Carrión como protagonistas; y 'Cyrano de Bergerac', del dramaturgo francés Edmond Rostand, que llevó a escena en 2007 compartiendo proyecto con Carrión- y ríe mucho. Desprende simpatía: «Hace muchos años que elegí abordar proyectos que pudiera terminar en solo un año. No he querido comprometer mi vida más allá de ese tiempo porque nunca sabes si te va a salir otra cosa que te guste más, y a la que entonces tengas que renunciar. Podría haberlo hecho, porque tenía ofertas para ocupar mi calendario durante esos cinco años, pero prefiero ir de uno en uno». «Hace tres no sabía que iba a volver aquí», apunta.

Aprendizaje

El taller está dividido en dos modalidades: una o dos semanas. Cada alumno elige el tiempo de su formación. La dinámica se repite. Antes de llegar a clase, los intérpretes tienen en sus manos los textos que van a trabajar durante el día. Los llevan a escena en parejas; sin ensayos previos y ante profesor y compañeros. Strasberg les dirige, les guía y comparte con ellos sus impresiones; qué corregir y a qué darle un enfoque diferente, un modo distinto de abordar gestos y palabras. «Cada uno toma lo que quiere», reconoce el creador; «el aprendizaje -insiste- depende de la persona».

«Cuando enseño, y esto mi padre lo hacía igual -Strasberg es hijo del destacado productor, actor y profesor teatral Lee Strasberg, reconocido también por su trabajo al frente de la asociación Actors Studio de Nueva York a lo largo de más de tres décadas-, no distingo entre quienes están empezando y quienes tienen ya una amplia trayectoria. Trabajo con todos juntos. Nunca sabes quién va a destacar, quién va a tener la capacidad y el valor de navegar por esta profesión».

Se define pragmático; sus clases englobadas bajo lo que llama 'proceso creativo orgánico' -con ellas pretende que el actor haga suya la escena- parten de la experiencia personal: «La mitad de mi oficio es quién soy», señala. Y esa reflexión acerca del trabajo propio y sobre el individuo es lo que trata de trasladar a sus alumnos. «Habrá quienes salgan y al poco tiempo hayan olvidado todo lo que les he dicho pero otros van a reflexionar, van a empezar a tener dudas y van a comenzar a hacerse preguntas. Hay un tipo de duda que es buena y es la que hace que uno se plantee si realmente está haciendo lo que quiere, que sienta la necesidad de afinar en el detalle. Yo voy a enseñar a los que quieran aprender», apunta.

Tres años en Murcia le han permitido comprobar que «aquí hay gente muy preparada». Le gustaría que algunos de sus alumnos repitieran experiencia. Es la forma, dice, de ver su evolución y si realmente han aprendido, pero es consciente, reconoce, de que «es una época difícil, porque hay problemas de trabajo y de dinero»; si se está estudiando, precisa, no se tiene dinero para este tipo de formación, y si se trabaja, «no se tiene tiempo». «El gran problema aquí y en otros lugares -añade- es que hay gente que no sabe nada y a la que se le está pagando, mientras que otros jóvenes que realmente sí saben, y además quieren seguir aprendiendo, se encuentran en un ambiente más difícil. Eso es muy doloroso».

Si está en Murcia, sin embargo, es porque, afirma, «creo que puedo enseñar algo». Para Strasberg no hay obstáculos que no se puedan superar con esfuerzo. La clave, dice, es «no rendirse». «Si uno quiere tener éxito debe ser tenaz y tener el suficiente amor y deseo para seguir adelante. Eso es lo que hace que la vida valga la pena. Al final, todas las grandes obras empiezan con un sueño y el gran oficio del actor es poder soñar de pie».

«Para toda la vida»

Su método de enseñanza, distinto, matiza, del que se puede mostrar en las escuelas, y centrado en «el ser humano» -ésa es la clave de todo el proceso, reconoce-, otorga al alumno un aprendizaje «para toda la vida», dentro y fuera del escenario. Y también en distintos puntos del planeta. Strasberg ofrece charlas y cursos formativos en diversos centros de Nueva York, Londres, París, Barcelona y Madrid, entre otros lugares. A Murcia no sabe si volverá de nuevo el próximo año, aunque no lo descarta: «Si puedo, me gustaría», reconoce. Dependerá de su agenda. Ésta está llena de proyectos que atender, vuelve a insistir. Entre ellos, una película que rodó el pasado año y que tiene pendiente montar. Está inspirada en 'Las manzanas de Los Adams', obra escrita por el propio Strasberg y que el creador desarrolló a su vez con la vista puesta en la pieza de Chéjov 'El jardín de los cerezos'.

Strasberg estará en Murcia hasta el próximo día 3. Su visita a la Región se ciñe al programa del curso: «No me da tiempo para más», expone. No obstante, sus dos visitas anteriores le han permitido hacer alguna que otra escapada a Cabo de Palos y a Cartagena, y también conocer la ciudad de Murcia. Le sigue fascinando el tinto de verano. A él alude nada más empezar su conversación con 'La Verdad'. Si vuelve, bromea, es también por el vino.

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