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Juan Soto Ivars y la ilustradora María Serrano, autores de '¡Prohibida la ducha!'.
«Tengo con las duchas un romance»

«Tengo con las duchas un romance»

Juan Soto Ivars Escritor. Presenta hoy en Murcia su novela infantil y juvenil '¡Prohibida la ducha!', ilustrada por María Serrano y publicada por la editorial Siruela

Antonio Arco

Jueves, 4 de junio 2015, 12:45

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Los gemelos pelirrojos Juan y Paco, provistos de grandes dientes que les dan el aspecto de ardillas, le tienen más miedo al jabón que a la bomba atómica. Si los quiere conocer, sepan que habitan en '¡Prohibida la ducha!', la primera novela infantil y juvenil que ha escrito Juan Soto Ivars (Águilas, 1985) y que, con las espléndidas ilustraciones de María Serrano (Murcia, 1984), ha editado Siruela. La novela se presenta hoy en Murcia: a las 19.30 horas, en la librería Educania. Puede Juan Soto Ivars parecer un lobo estepario convertido al budismo, un cordero psicópata, un proyectil directo a toda moral, un pirata sin pata de palo, un loro, un drama de Ingmar Bergman, un chiste levantino, un mercader de Venecia, un pastor sin rebaño, una canción sin autor, un 'pagafantas' de pueblo o una voz que clama en el desierto. Pero no es nada de eso y es todo eso y más. Fan total de «los sillones cómodos y las barras de bar», desde su cabellera a los pies delcalzos es un romántico bebedor envuelto en humo. «Estar enamorado es mi estado natural», dice. Lleva unos días de locura, sin tiempo ni para peinarse, y él sin peinarse no es nadie, no da pie con bola, vive sin vivir en él y se queda como sin fuerzas, como fuera de sí.

  • Quién Juan Soto Ivars.

  • Qué Publica en Siruela '¡Prohibida la ducha!', con ilustraciones de María Serrano.

  • Presentación Hoy, a las 19.30 horas, en la librería Educania.[Calle Sociedad, número 10. Murcia]

-¿Qué le pasa a usted con las duchas?

-Ahora mismo tengo con las duchas un romance, nos vemos todos los días, pero cuando era pequeño no me metían mis padres en la ducha ni con agua a presión. Por eso escribí esta novela para los niños marranos y divertidos, para contarles que un mundo sin ducha puede ser un auténtico problema.

-¿Para qué más escribió esta novela gamberra?

-Mi intención es demostrar a los chavales que leer es muy divertido. A veces les veo con unas lecturas aburridísimas, y luego no me extraña que prefieran jugar a la consola o darle patadas a un bote. Así que mi intención es enganchar a los futuros lectores a este vicio de los libros. Les hago reír, y ya se pondrán serios cuando sean mayores y lean a [William] Faulkner.

-¿Qué tiene usted aún de niño?

-Tengo muchas cosas de niño. Me gusta hacer bromas a la gente y a veces no sé muy bien de dónde salen ciertas ideas que tengo, como les pasa a los niños, que son geniales en la improvisación y te dan unas respuestas que te quedas con un ojo para cada lado.

-¿Qué les garantiza a los lectores de esta novela?

-Que no van a aburrirse ni un minuto y que van a terminar con ganas de leerse otro libro. Y es posible que alguno le encuentre la gracia a eso de meterse en la ducha, con la pereza que da. Pero esto último no está garantizado.

-¿Y a sus padres?

-A sus padres creo que les va a hacer gracia también, porque en este libro hay algunas bromas que los niños no pillarán pero que harán reír a los mayores. Y le digo también que es muy importante que los niños vean leer a sus padres si queremos que los niños se conviertan en lectores. La lectura jamás puede ser un castigo.

Mundo paralelo

'¡Prohibida la ducha!' cuenta cómo, «desde que era niño, al inventor Edward Lacoste todos le decían que se duchase, se lavase los dientes y ordenase su laboratorio, así que creó Péstor, un mundo paralelo donde las normas de higiene funcionaban al revés, y se fue a vivir allí. Pero cometió un error: dejó abierto su laboratorio en la Tierra, y ahora los gemelos y sus amigos se han teletransportado por error a Péstor. ¡Hay que devolverlos a casa! Sin embargo, este país paralelo ha ejercido una poderosa fascinación sobre cada uno de los niños. Mar, la forzuda, se ha dedicado al circo. Pablo, el cerebrito, ha ocupado una espectacular fábrica de robots. Miguel, el deportista, se ha convertido en un aventurero en busca de un fruto mágico que cure a su padre. Uma, la redicha, ha encontrado a unos nuevos amigos, refinados y amables, que ocultan intenciones de lo más oscuras. ¿Podrán Juan y Paco reunir a sus amigos y convencerles para volver al mundo al que pertenecen?».

-Publica '¡Prohibida la ducha!' tras 'Ajedrez para un detective novato'. ¿Qué es lo mejor que le han dicho los lectores de esta última?

-Que es a la novela negra lo que 'La vida de Brian' a las películas de romanos. Todavía me escribe gente contándome que se ha reído mucho. Cuando uno se pone a contar chistes con los amigos, qué otra cosa puede hacerle feliz.

-¿Y tenían razón?

-Ellos sabrán. A ver, tengo que ser sincero: yo mismo me reía escribiendo las desventuras de esos detectives, rodeados de ninfómanas y casos truculentos, ridiculizados por la vida como lo estamos usted y yo.

-Habla usted en ella de una España corrupta, pobre y criminal, ¿en esas estamos?

-Noooo, al contrario. Mi novela es ficción. España es un país con un grado de desarrollo altísimo. [Sonríe.] Tenemos una clase política digna de elogio [sonríe más], una situación económica ejemplar. [Sigue sonriendo.] ¡Y hace un sol más bonico de noche...!

-¿Quién es usted?

-Señoras y señores: soy murciano, y llevo el nombre de mi pueblo, Águilas, allá donde voy. Los escritores somos mendigos. Llevamos nuestra obra allá donde la quieren leer, llamamos a las puertas con nuestras manos leprosas, dejando una marca en el mejor de los casos.

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