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«A Podemos tendríamos que haberlo inventado antes»

«A Podemos tendríamos que haberlo inventado antes»

escritora

Antonio Arco

Miércoles, 4 de marzo 2015, 01:36

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Pregunta, de sopetón, Rosa Regàs:

-¿Ya tenéis habas en Murcia?

-¿Disculpe?

-¡Habas, oh, qué maravilla! Las habas más buenas de toda mi vida las comí en Cieza, por casualidad. Estaban cocinadas con cebolla, ¡27 habas! No me he olvidado de ellas. Las habas son la cosa más maravillosa del mundo.

-Y con bacalao, ni le cuento. [Hablamos de comida durante veinte felices minutos]

-¡Por favor, qué ricas!

Rosa Regàs (Barcelona, 1933), escritora, viajera, madre de cinco hijos, mujer libre y valiente, molesta como una tormenta de arena para sus 'enemigos', y amante de dar la cara y de llamar a las cosas por su nombre, estará hoy y mañana en Cartagena para participar, invitada por la Concejalía de Juventud, en las actividades del Proyecto Mandarache 2015, una decidida apuesta por la lectura entre los jóvenes que incluye la concesión, por votación popular, del Premio Mandarache, del que ella es finalista con 'Música de cámara' (Seix Barral). A las 11.00 horas, mantendrá hoy un encuentro con al menos 600 estudiantes de Secundaria en el Paraninfo de la Universidad Politécnica (UPCT); y a las 20.00 horas, en Cajamurcia, se encontrará con sus lectores.

-¿De qué no tiene la sensación?

-De tener la edad que tengo, por ejemplo; tampoco la tenía con 40 años, ni con 30 años... Siempre he estado con gentes de edades muy distintas a la mía y me he sentido siempre bien. Y nunca me he dejado llevar por la edad que iba cumpliendo, pensando en qué cosas podía y no podía hacer ya.

-¿Qué recomienda?

-Tener la mente ocupada en cosas interesantes, no dejar que nos abandone nunca la curiosidad, y procurar hacer siempre nuestro trabajo del modo más perfecto posible. Recuerdo que el director del Museo Nacional de Damasco, tras visitarlo junto a él, se despidió de mí diciéndome: 'Adiós, y que sea muy feliz con su trabajo'. Yo le di las gracias, pero me quedé sorprendida porque como era musulmán, y más bien las religiones siempre consideran que el trabajo es un castigo. Pero él me dijo que no, que el trabajo es un regalo que nos hacen los dioses para que no nos volvamos locos.

-¿Qué ha procurado hacer siempre?

-No creerme eso de que las cosas son así y no se pueden cambiar. He luchado mucho intentando hacer cambios a mejor, en mi vida y en mi entorno. Conozco la renuncia, conozco el riesgo, conozco lo que supone cambiar, e incluso empezar de cero. Lo hice ya cumplidos los 50 años: vendí la editorial, me separé de mi marido, me fui a vivir sola al extranjero y empecé de cero.

-¿Por qué cree que han seleccionado 'Música de cámara' para el Premio Mandarache?

-No tengo ni idea, pero me hace mucha ilusión que esta novela guste a los jóvenes. Es una historia de amor con un final abierto, una historia sobre el aprendizaje para amar, porque no se puede amar de cualquier manera. Yo apuesto por una forma de amarse que nos hace mejores, y que amplía nuestra capacidad de disfrutar, de gozar y de compartir. No se trata de encerrarte en la otra persona y que el mundo se reduzca a ella; al contrario, tienes que abrirte más a todo para poder compartir más.

Éxito y dinero

-¿Qué les va a decir a los jóvenes?

-Por ejemplo: el éxito y el dinero, que tanto les venden en la televisión, no sirven para nada. Otra cosa: la economía nos hace más ricos, pero un país no progresa solo por la economía; lo que hace progresar a un país es la cultura, y lo que nos hace progresar como seres humanos, también. Es muy importante leer, y ver teatro, y hablar con los amigos de problemas políticos o sociales o jurídicos; el conocimiento es lo único que hace que nuestra mente esté siempre por encima de todas nuestras carencias físicas y podamos llegar a viejos tan felices, aunque nos duela una pierna o el estómago. Nuestra mente, si la mantenemos activa, no envejecerá.

-¿Quién le dio buenos consejos?

-Mire, en el colegio de monjas donde yo estudié había un sacerdote, que era el director, que nos dio una educación religiosa muy amplia e interesante, una historia de las religiones y su conexión no solo con las necesidades de las personas, sino también de los pueblos. Una de las frases que nos dijo, ¡a mujeres y en los años 40, que tiene su mérito!, fue: «No hay libertad sin libertad económica». Pero nos dijo también otra cosa de la que no me olvido...

-... como de las habas de Cieza.

-[Risas] Sí. Me dijo: 'Si buscas una mano que te ayude, la encontrarás al final de tu brazo'. Esto no quiere decir que algún día no haya podido más y haya llamado a alguien para darle la turra; pero, en general, tengo claro que el primer consuelo tiene que encontrarse en uno mismo, para lo cual no debemos tenerle miedo a conocernos de verdad. Si nos enfrentamos a nuestro dolor, a nuestro temor, a nuestra angustia, aprenderemos a conocernos, mientras que si nos tenemos que esperar a que venga el psicólogo o la mamá o el hijo a contarnos qué es lo que nos pasa, entonces no adelantaremos nada.

-¿Qué piensa de Podemos?

-Pienso que a Podemos tendríamos que haberlo inventado antes, porque no era posible continuar como estábamos, hasta el cuello de corrupción. Pero yo el mérito del cambio político que se está produciendo se lo agradezco al 15-M, que fue el movimiento que nos hizo tomar conciencia de lo que nos estaban haciendo los gobernantes y los poderosos, lo que nos llevó a empezar a protestar y a ir tomando conciencia de nuestro poder como ciudadanos; tenemos poder y tenemos deberes, no lo olvidemos.

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