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El escritor Francisco González Ledesma.
Balada triste por Silver Kane

Balada triste por Silver Kane

Francisco González Ledesma, pionero de la novela negra en España, muere a los 87 años. Publicó bajo seudónimo cientos de novelas del Oeste, hizo popular a su desencantado comisario Ricardo Méndez y recibió el premio Planeta en 1984

MIGUEL LORENCI

Martes, 3 de marzo 2015, 02:05

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Una triste balada resonó en el mundo de las letras para despedir a Silver Kane. La misma que en el mundo del periodismo se dolía por la pérdida de Francisco González Ledesma, identidad real de Kane. El periodista, abogado y escritor barcelonés, precursor de la novela negra en España, esforzado autor de narraciones del Oeste bajo el seudónimo de Kane y creador del comisario Ricardo Méndez, falleció ayer en su ciudad a punto de cumplir 88 años. Ganador del Planeta en 1984, fue, además de narrador infatigable, un aguerrido periodista y un letrado fugaz. Colegas de todos sus oficios le despidieron como un grande.

La nebulosa se apoderó en los últimos meses de la mente de González Ledesma (Barcelona, 1927), Paco para los suyos, que se mantuvo a salvo de los embates de la desmemoria hasta hace tres años, cuando publicó 'Peores maneras de morir', última novela de su desencantado detective Méndez.

Fue un mercenario de la novela popular antes de ser reconocido como uno de los padres del género negro ibérico. Con él estuvieron y están en deuda autores como Manuel Vázquez Montalbán, Andreu Martín o Lorenzo Silva. Cursó Derecho en la Ciudad Condal, pero mientras estudiaba un contrato leonino le ligaba a la editorial Bruguera, para la que escribió centenares de novelas del Oeste bajo el rotundo seudónimo de Silver Kane.

'Sombras viejas' fue la primera ficción publicada con su nombre en 1948. Tenía 21 años y mereció el Premio Internacional de Novela, con Somerset Maugham y Walter Starkie en el jurado. También se llevó un mazazo de la censura, que prohibió su publicación. Sería el primero de sus encontronazos con los censores franquistas, que veían pecado, traición y rojerío en sus relatos. «Situé la acción en un barrio pobre de Barcelona y por ese detalle me tildaron de rojo», explicaba. «Mientras viva el Caudillo, usted jamás publicará nada en este país», oiría de los censores franquistas.

El folletín de cuatreros y bandidos fue su refugio, su bálsamo y su medio de vida. «Bruguera ganó mucho dinero conmigo, y yo me embolsé mis buenos cuartos; había meses que se llegaron a vender 60.000 ejemplares de mis novelas», contaba el autor, que también escribió guiones para la revista 'Pulgarcito' y que resucitó a Silver Kane con 'La dama y el recuerdo' en 2010. Se refugió también tras los seudónimos de Enrique Moriel, personaje de sus primeras novelas, o Rosa Alcázar, bajo el que facturó algunas novelas románticas.

Su carrera ganó altura en 1984. Un año después de publicar 'Expediente Barcelona', donde aparece el comisario Ricardo Méndez, se le concedió el premio Planeta por 'Crónica sentimental en rojo'. Gracias a su personaje más legendario, el 'noir' español ganó credibilidad y creció como género, y la popularidad de González Ledesma superó nuestras fronteras.

Sumó galardones, hasta obtener en 2007 con 'Una novela de barrio' el I Premio Internacional RBA. Con 125.000 euros, es el mejor dotado del mundo para la novela negra.

El primer embate de la enfermedad llegó en 2012 con un ictus del que se recuperó y tras el cual escribió 'Peores maneras de morir'. Era la novela número once de la saga y muestra a un Méndez crepuscular, muy castigado por la vida y atrapado en una Barcelona que no reconoce. En 2014 se publicó 'El adoquín azul', novela corta sobre una víctima de la franquista brigada político-social.

A lo largo de los 25 años en los que mantuvo sus citas con el lector, el comisario Méndez se acomodó a la realidad del país. Aparecía en el magín de su creador en plena Transición, en 1983, cuando «España era una inmensa novela negra».«Es sobre todo humano: detiene a un comunista pero se preocupa por su familia», decía el escritor de su atípico policía. Un personaje al que trasladó todas las experiencia de su infancia en los barrios populares de Barcelona. «Era un niño muy pobre, que vivía en un barrio pobre y de padres rojos», decía el autor de 'Tiempo de venganza'. «Pero a pesar de la pobreza, la represión y el miedo, tuve la suerte de poder escribir, que es lo que más me gusta, aprendí la técnica y pude conocer mejor la realidad social y política de España», reconocía.

Tenía el periodismo por «una gran academia de cinismo», pero lo ejerció con pasión, respeto y eficiencia. Padre de los periodistas Enric y Vicky González, fundador del Grupo Democrático de Periodistas, en 1964 entró a trabajar en 'El Correo Catalán. En 1971 se fue a 'La Vanguardia', donde trabajó 30 años. Compaginó siempre el periodismo con la literatura alumbrando obras como 'Los Napoleones', 'Historia de Dios en una esquina', 'Las calles de nuestros padres', 'La dama de Cachemira' -premio a la mejor novela extranjera en Francia- y 'El pecado o algo parecido' -premio Internacional Dashiell Hammet-.

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