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El Museo del Prado presenta "La custodia de la iglesia de San Ignacio de Bogotá", conocida como "La Lechuga".
El fulgor de 'La Lechuga' asombra en el Prado

El fulgor de 'La Lechuga' asombra en el Prado

La custodia barroca, con más de 1.700 gemas engarzadas sobre cinco kilos de oro, sale por prima vez de Colombia

Miguel Lorenci

Lunes, 2 de marzo 2015, 20:53

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El fulgor de sus 1.700 piedras preciosas engarzadas sobre cinco kilos de oro delicadamente labrado hipnotizará a los visitantes del Museo del Prado. 'La Lechuga', la obra más icónica del Barroco americano, una custodia elaborada a principios del siglo XVII para la Iglesia de San Ignacio de Bogotá, sale por primera vez de Colombia para recalar en el gran museo español y maravillar a sus visitantes durante solo dos meses.

El brillante verdor de sus 1.485 esmeraldas dio nombre a esta impagable joya barroca, encargada por los jesuitas y hoy propiedad del colombiano Banco de la República. «El asombro y la emoción que genera se impone al del esplendor de su riqueza», apuntan desde el Prado. La seguridad en su viaje ha sido, es y será extrema. Su desembalaje e instalación fue grabado al segundo por cámaras de video.

Fue José Galaz, un orfebre español de quien apenas conocemos su nombre, el encargado de realizar esta simbólica pieza en la que trabajó entre 1700 y 1707. Sobre su estructura de oro de 18 quilates ricamente cincelado engarzó 1.485 esmeraldas, 168 amatistas sin tallar, 62 perlas del Caribe, 28 diamantes, 13 rubíes y 1 zafiro. Los preciosos materiales proceden de territorio colombiano, aquella Nueva Granada con minas de oro en Antioquia, montañas preñadas de esmeraldas y perlas recolectadas en el Caribe por los indígenas.

«Es un milagro que la pieza esté entera» admite Javier Portús, conservador del Prado y comisario de la exposición. Y es que 'La Lechuga' estuvo en paradero desconocido durante casi dos siglos en un país que registró tres expulsiones de jesuitas y varia guerras. La primera expulsión y expropiación coincidió con la dictada por Carlos III en 176; José Hilario López dispuso la segunda en 1850, y Tomás Cipriano de Mosquera la tercera en 1861.

Lo habitual para muchas piezas de arte sacro fue su desmantelamiento para venderlas por piezas en el mercado negro. O su decomiso y fundición para sufragar las guerras que castigaron Colombia. De modo que es milagrosa la plena recuperación de una pieza que según Portús «usó, paradójicamente, las piedras preciosas para desmaterializar la obra».

El conservador destaca el valor simbólico de la custodia que recurre a elementos como el sol, el vino y los ángeles. Su viril, la parte superior que alberga la hostia, emula un sol decorado con 22 rayos acabados en pequeños soles adornados con esmeraldas, y 20 rayos menores remataos con perlas barrocas. Una cruz de esmeraldas corona el sol decorado con hojas de vid y pequeños racimos de uvas, símbolos de Cristo y la eucaristía.

Un ángel polícromo con las alas extendidas sostiene el sol, lo que según Portús «aporta un extraordinario movimiento a una estructura por lo general muy estática». La peana se adorna con hojas de acanto, de vid y uvas, además de figuras zoomorfas y querubines.

«Además de ser una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica, es el testimonio de lo que sucedió durante el Barroco y de cómo este estilo encontró nuevas dimensiones en un territorio rico en oro y esmeraldas» concluyó Portús.

'La Lechuga' estará en la sala 18-A del edificio Villanueva hasta el 31 de mayo, rodeada de grandes telas de maestros del barroco español, como Claudio Coello, Herrera el Mozo, Francisco Collantes y José Antolínez. «Son pinturas dinámicas, coloristas y arrebatadas en las que, como en 'La Lechuga', riqueza, cromatismo y esplendor se ponen al servicio del culto católico», según Portús.

«Es un sueño tener aquí esta obra excepcional que nos permite viajar a ese El Dorado que fue la América precolombina» aseguró Miguel Zugaza, director del Prado. Reconoce que con su exhibición aquí se contrae una deuda con Colombia que «trataremos de saldar pronto». «En 2019 Colombia celebrará el segundo centenario de su independencia y el Museo del Prado el de su apertura al público, de modo que la efeméride que nos dará la oportunidad de colaborar» anticipó Zugaza.

La única obra conocida de José Galaz es propiedad del Banco de la República de Colombia, que atesora más de 5.000 obras de arte en su colección. La entidad pagó por ella 500 millones de pesos en 1985 a la Compañía de Jesús. Hoy su valoración supera los 4.900 millones, algo más de dos millones de euros.

Llega a España como uno de los hitos del desembarco del arte y la cultura colombiana al calor del recién clausurado ARCO. El presidente colombiano Juan Manuel Santos inaugurará oficialmente su exposición junto a Mariano Rajoy y el ministro José Ignacio Wert. Su exhibición se incluye en el programa 'La obra invitada' que patrocina por la Fundación Amigos del Museo del Prado que cuenta con más de 27.000 socios.

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