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LA COLUMNA GASTRONÓMICA

Los genes no predestinan

PPLL

Martes, 3 de febrero 2015, 13:32

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Durante mucho tiempo se creía que nuestro componente genético se debía a la secuencia de nucleótidos en el ADN; es decir, se pensaba que si poseemos un alelo de un gen que marca para una determinada enfermedad, irremediablemente deberíamos padecer dicha enfermedad.

Sin embargo, hoy en día se conoce que el poder abrumador que creíamos que poseían los genes no es tan trascendental; en nuestro genoma pueden existir alelos que codifican enfermedades que puede que no se lleguen a expresar en ningún momento de la vida, o que solo se expresen ante circunstancias particulares. Así, los genes estarían sujetos a interruptores que los encienden y apagan alterando el fenotipo de la persona. El estudio de estos interruptores génicos se denomina Epigenética. En este sentido y en contra de lo que inicialmente se creía, la investigación actual demuestra que no estamos predeterminados por nuestro genoma. Sino que las acciones que llevemos a cabo en nuestras vidas, es decir, lo que comemos, cómo dormimos, si hacemos ejercicio o incluso cómo usamos nuestra mente, pueden cambiar nuestro epigenoma, pueden cambiar nuestros genes y en definitiva pueden cambiar nuestro destino.

Esta idea optimista de la herencia presenta una gran importancia ya que estos cambios no están restringidos a nosotros, sino que parece ser que podrían pasar a nuestros hijos. En otras palabras, la epigenética no cambia el ADN, pero decide cuánto o si algunos genes se expresan o no en diferentes células de nuestro cuerpo.

¡Podemos modificar nuestros genes comiendo bien! Según un estudio realizado por nuestro grupo, el grado de metilación del ADN del gen 'reloj' Clock aumenta con la obesidad. Este gen 'reloj' pone en hora a nuestro organismo. Cuando el gen Clock no se expresa bien, hay mayor tendencia a la obesidad, a presentar peor calidad del sueño y a acumular más grasa en la cintura. Nuestros resultados mostraron además que quienes picaban con frecuencia, comían rápido, o comían cuando estaban aburridos, metilaban el gen Clock, hasta ¡doce veces más!, lo que dificultaba la expresión del gen y por tanto su funcionamiento. Pero, ¿sabéis lo mejor? Esta metilación es reversible. Si durante un tiempo dejamos de picar entre horas, no comemos cuando estemos aburridos o comemos más despacio, 'desmetilaremos' el gen Clock, y esto nos ayudará a estar más delgados, dormir mejor y, en definitiva, a estar más sanos.

No comas cuando estés aburrido, estarás metilando el gen Clock, je, je.

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