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El actor lumbrerense Ginés García Millán.
«Somos un equipazo»

«Somos un equipazo»

actor

Rosa Martínez

Viernes, 23 de enero 2015, 01:17

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«Hay que hacer todo lo posible para que no nos quiten la alegría». Porque la alegría, afirma rotundo Ginés García Millán (Puerto Lumbreras, 1964), actor, «es un arma cargada de futuro». Lo ha comprobado en su piel, dispuesto a ofrecer siempre una sonrisa encantadora que pocas veces consigue apartar del rostro; pese a que le ha tocado, y mucho, interpretar, a lo largo de su trayectoria, el papel de 'malo' -ahí están los personajes de Juan Pacheco, en 'Isabel'; Bernardo Sánchez, en 'Herederos'; y Alonso de Castro en 'La Señora'; todas ficciones de TVE en las que García Millán ha destacado por su trabajo-. Esta noche se sube al escenario del Teatro Villa de Molina con 'Jugadores', una comedia negra firmada por Pau Miró que está cosechando buenas críticas en su versión en castellano -se estrenó en 2011 en catalán, en el Teatro Lliure de Barcelona, y en 2013 se tradujo al italiano para su representación en Nápoles-. Ayer estuvo en el Teatro Guerra de Lorca y mañana visitará el Teatro Capitol de Cieza. El domingo viajará a Cartagena. Estará acompañado por los actores Miguel Rellán ('¡Ay, Carmela!', 'Amanece que no es poco'), Luis Bermejo ('Magical girl', 'Días de fútbol'), y Jesús Castejón ('Siete mesas de billar francés', 'De qué se ríen las mujeres').

  • Molina de Segura.

  • Hoy, a las 21.00 h., en el Teatro Villa. 18 euros.

  • Cieza.

  • Mañana sábado, a las 21.00 horas, en el Teatro Capitol. 12 y 15 euros.

  • Cartagena.

  • El domingo, a las 19.30 horas, en el Nuevo Teatro Circo. 22 y 18 euros.

-¿Qué pensó cuando leyó por primera vez el guión?

-Que tenía delante un dramón. Pero no. Es una comedia negra que tiene muchísimo sentido del humor, que tiene unos diálogos muy bien estructurados, muy interesantes, y que es un buen texto, porque los buenos textos tienen que servir de espejo para vernos reflejados en nuestras miserias.

-¿Qué cuenta?

-Son cuatro personajes pasados de los 50 que hacen lo que pueden por sobrevivir. Aparentemente son cuatro perdedores que se juntan en la casa de uno de ellos para jugar a las cartas. Ahí están permitidas sus miserias, sus fracasos, y aprenden a compartir su soledad. Son personas que han pasado por un momento crítico en sus vidas del que no se han recuperado, y hacen lo que pueden por salir adelante. Pero nunca tiran la toalla, porque siempre están dispuestos a ganar.

-Imagine a alguien a quien la vida le sonríe, le va bien personal y emocionalmente. ¿Está uno libre de caer en ese pozo de desánimo?

-Los tiempos cambian muy deprisa. Hay mucha gente que ha perdido su trabajo, y es muy difícil para una persona que se queda sin empleo a los 50 encontrar otro trabajo y hacerse un hueco; le han quitado un poco el suelo de debajo de los pies. La obra habla de todo eso, pero con sentido del humor y desde un punto de vista que hace que saques la sonrisa, que puedas verlo de una manera un poco más ligera. El público se va a divertir con nuestras miserias y con nuestras cosas más terribles. Alguien lo ha definido como una mezcla entre 'Los lunes al sol' (de Fernando León de Aranoa) y 'Atraco a las tres' (de José María Forqué), y creo que es una definición perfecta.

-A usted, ¿le asusta el futuro?

-A cualquiera le asusta. No son tiempos demasiado buenos, estamos soportando muchísimas cosas y mucha gente lo está pasando muy mal. Nunca sabes lo que la vida te va a deparar; nadie está libre ni del éxito ni del fracaso. Son cosas que, como la alegría y el dolor, vienen con la vida.

-Cuando uno no tiene nada, ¿el único camino es arriesgarse?

-Totalmente. Estos personajes no se resignan a perder, a ser siempre perdedores, y por eso siempre van a tener un as en la manga; van a pelear y se van a arriesgar. La vida es riesgo y es juego, y en ella hay que jugar y apostar.

-¿Usted ha arriesgado mucho?

-Me considero jugador en la vida, que ha arriesgado y ha apostado. Estoy satisfecho de haber tomado las decisiones que tomé, algunas equivocadas y otras acertadas, como todo el mundo, pero creo que he peleado por hacer lo que quería.

-Dice Pau Miró al describir el argumento de 'Jugadores': «El mundo ha cambiado y no lo entienden». ¿Qué no entiende usted?

-Uno siempre quisiera que las cosas fueran mejor, que la gente pudiese tener mejor calidad de vida, y que ésta pudiera estar en un mundo mucho más comprensivo. Pero parece que damos pasos hacia atrás. Con tantos medios y con tanta tecnología, que también son estupendos, quizá el ser humano se siente más solo.

-¿También más triste?

-Sí, pero hay que hacer todo lo posible para que no nos quiten la alegría. La alegría, como decía el poema [de Gabriel Celaya] de la poesía, es un arma de futuro. Hay que pelear por ella y también por honrar la vida. Es nuestra responsabilidad honrar la vida y defender lo que tenemos y lo que somos.

-Al contrario de lo que les sucede a los protagonistas de su obra, al montaje le está yendo bastante bien. Tienen ustedes muy buenas críticas. ¿Contento?

-Sí. La respuesta del público es estupenda. Los teatros están llenos y la gente se divierte con la función. Eso está muy bien, porque sentir la emoción del público es maravilloso. La verdad es que somos un equipazo y estamos muy satisfechos de lo que estamos haciendo.

-¿De qué está disfrutando especialmente?

-Hacía tiempo que no estaba en el teatro con una comedia. Me encanta el texto y me encanta el personaje: tiene muchas aristas, en algún momento puede ser un poco gruñón pero también tiene mucha ternura. Me está dando muchas alegrías.

-¿Qué tal con sus compañeros?

-Disfruto mucho viéndoles trabajar. Cuando una función se hace bien y hay buen ambiente entre los actores, es una maravilla. Nos entendemos muy bien y cuando no tenemos función nos echamos de menos, estamos deseando vernos.

-Lorca, Molina, Cieza, Cartagena...

-¡Y en febrero, en el Teatro Circo Murcia! Ahora mismo -por ayer- estoy en mi pueblo, en Puerto Lumbreras, he venido a ver a mi familia y ya, esta tarde -también por ayer-, iré a Lorca. Va a ser un encuentro con mucha gente querida. Me encantaría que vinieran a verme al teatro, poder darles un abrazo y celebrar la vida con ellos. Celebrar que estamos aquí, que estamos vivos y que estamos haciendo lo que queremos.

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