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Joan Carreras y Andreu Benito, en 'El policía de las ratas'.
Rata lo serás tú
CRÍTICA DE TEATRO

Rata lo serás tú

El Teatro Circo Murcia (TCM) se apunta otro gran acierto programando en su sala pequeña 'El polícia de las ratas', un texto de Roberto Bolaño dirigido por Àlex Rigola

Antonio Arco

Lunes, 22 de diciembre 2014, 09:53

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Imagínenselas si no están desayunando, de aperitivos varios, comiendo, merendando, cenando o tomando el té verde de las cinco en punto: dos ratas macho vivas bien alimentadas, y otra muerta, están muy cerca de ustedes. Les cuentan una historia, prácticamente, al oído. Digamos que le susurran la historia sin prisas, amorosamente, de tal modo que pueden seguir el ritmo de la respiración y, casi, el sonar de los latidos de los corazones de ambas; incluso pueden contemplar sus ojos humedecidos. Las ratas les miran a la cara, sonríen, a veces lloran, les abren sus corazones, sus pensamientos, sus temores. Las ratas les cuentan una historia de ratas, de alcantarillas irrespirables, de escapadas constantes a toda velocidad, de mucha basura que se pudre, de oscuridad y de depredadores que les dan caza y se las comen. Estas ratas, trabajadoras infatigables, bien organizadas en sus colectividades y eternas supervivientes, tienen una regla de oro, un mandamiento principal: una rata no mata a otra rata.

¿Y saben qué pasa estando tan próximos a estas ratas? Que resultan muy humanas, que interesa mucho lo que cuentan, que a veces despiertan ternura y, otras, compasión. Pasa con estas ratas que te identificas con ellas a menudo, y pasa que ese mandamiento principal de 'rata no mata rata', que ellas parecen cumplir a rajatabla, es ya impensable hacerlo nuestro, de los 'reyes de la Creación', ni siquiera estando más bebidos de alcohol de quemar que el cíclope Polifemo.

El relato de 'El policía de las ratas', del admirado y añorado Roberto Bolaño, es un 'thriller' cargado de poesía y de sutilezas, una historia negra y detectivesca que trata sobre aquellos que son diferentes, la ley y el orden, la importancia del arte y la necesidad de seres que se conmuevan ante el dolor de sus semejantes. Estamos ante una historia conmovedora, que va creciendo en dramatismo con una precisión perfecta y que rinde homenaje al popular relato de Kafka 'Josefina la Cantora', que Bolaño convierte en tía del personaje Pepe el Tiras, un policía al que da vida, con su maestría de muy altos vuelos habitual, el grandísimo Joan Carreras, centrado la mayor parte del tiempo en montajes en catalán que solo se ven en Cataluña; una puñeta.

Hoy en día, vistos como somos vistos, y tratados, como una especie de masa controlada y lo suficientemente vigilada como para que no resulte muy complicado manipularnos, sigue siendo muy necesario luchar por tener un espacio para el desarrollo individual y sus posibilidades creativas y de desarrollo de la solidaridad, algo que, incluso en ocasiones, se llega a ver como extraño, raro, como un obstáculo para los poderes dominantes; dominantes, pero no tontos.

Del texto de Bolaño, Rigola solo ha cambiado un 5%, más o menos, y lo ha hecho para que la función no sea un monólogo y sí un minimalista, desnudo y cautivador duelo escénico entre el ya citado Pepe el Tira y su antagonista, también interpretado magníficamente por Andreu Benito -el policía veterano-, que le da la réplica y hace posible este diálogo íntimo, rico en ideas y que se escucha como lo haríamos junto al fuego en una noche de luna llena: sin parpadear ante unos contadores de historias capaces de convertir cada palabra -servida en un español esplendoroso-, en una emoción, un dolor, una pena, un destello de rabia, una lágrima, un suspiro o en la imagen de los días venideros...

Pepe el Tiras investiga unos crímenes salvajes de jóvenes ratas, incluso de bebés, y va llegando a la conclusión de que el asesino es, como sus víctimas, una rata. Una rata matando a otras ratas, saltándose la ley, lo aprendido de generación en generación; una rata que asesina a jóvenes ratas hermosas, que deja morir de hambre a ratas recién nacidas... Una rata que se conforma, ¡y eso sí que es caer bajo en la escala animal!, como una persona. 'El policía de las ratas', que se estrenó en la última Bienal de Venecia, se representó en la sala pequeña del TCM, lo que creó la atmósfera necesaria para disfrutar de este maduro y sencillísimo montaje, alejado de toda espectacularidad, que va empapando, como una invisible y fina lluvia, el alma del espectador, que milagrosamante atento a las palabras, sin adornos ni distracciones, milagrosamente cae rendido ante ellas y su misterio.

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