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'Raymonda Divertimento' fue una de las coreografías más aplaudidas. :: cnd
Una gala memorable
CRÍTICA DE DANZA

Una gala memorable

A la celebración del 35 aniversario de la Compañía Nacional de Danza no asistió Nacho Duato

MARGARITA MUÑOZ ZIELINSKI

Lunes, 20 de octubre 2014, 01:07

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Recuperación y reconciliación con el pasado, de cara a construir un futuro sólido. Tender puentes de colaboración con el colectivo de la danza en nuestro país. Estas son algunas de las frases con las que el cartagenero José Carlos Martínez manifiesta en el programa de la Gala del 35 aniversario de la Compañía Nacional de Danza (CND) la intención de su contenido.

Para los que hemos tenido (por años y profesión) la oportunidad de haber conocido la trayectoria de la compañía desde su creación, allá por finales de los setenta del pasado siglo XX, es toda una experiencia que en cuatro horas de espectáculo, incluidos dos descansos, hayamos podido revisar creaciones de las diferentes etapas en las que Víctor Ullate, María de Ávila, Ray Barra, Maya Plisestskaya, Nacho Duato y nuestro paisano José Carlos Martínez han ido marcado con su dirección el estilo, las coreografías y también no pocas diferencias.

La intención de homenaje a la trayectoria de la CND dedicado a los desaparecidos María de Ávila y Tony Fabre, ya preparaba la carga emocional. Y si de tender puentes de colaboración con el colectivo de danza en nuestro país se trata, ahí estaban Imposible Danza, compañía de bailarines que pertenecieron a la CND, con su interesante propuesta contemporánea '6 minutos de vida', dando paso a tres ejemplos de danza clásica de la CND: Bournonville con su delicado y alegre 'Festival de las Flores en Genzano', Petipa con 'Corsario (Paso a dos)' -con él aquella preciosa Trinidad Sevillano nos descubrió a los catorce añitos la perfección-, y 'Raymonda Divertimento', pieza claramente asentada desde su estreno en 2013 y con la que José Carlos Martínez está luchando por demostrar lo que aquí se puede hacer. En la segunda parte, emotivo 'Cisne', en genero masculino singular, coreografiado por Ricardo Cue en el 2000. Y si se dice que la danza es ingrávida, impresionante demostración con 'Aimles' antes de recordar la obra de Tony Fabre, 'Violon D'Ingres', con los cuerpos de los bailarines transformados en cuerdas de violín, cello o viola. No podían faltar Víctor Ullate, Ballet Comunidad de Madrid, y su precioso 'Bolero', fuerte, reflejado el maestro en su magnífico hijo Josué Ullate; y el Ballet Nacional de España (BNE), con los 'Ritmos de Alberto Lorca', con la intervención del propio Antonio Najarro. La ausencia de Nacho Duato no fue excusa para no reconocer su obra en audiovisual, antes de cerrar la noche y la gala bailando todos con la CND y el fantástico 'Minus 16'.

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