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Joe Sacco posa ante un memorial de los caídos en la batalla de Somme, en el norte de Francia
Joe Sacco, las nuevas fronteras del periodismo en cómic

Joe Sacco, las nuevas fronteras del periodismo en cómic

Tras publicar un web-cómic, el reportero-dibujante estadounidense monta un friso de 130 metros en el metro de París

Miguel Salvatierra

Sábado, 28 de junio 2014, 07:18

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Hace tiempo que Joe Sacco ha convertido sus comics en una de las mejores formas de hacer periodismo. Tras sus libros y trabajos hay una concienzuda labor sobre el terreno, notas, fotografías, entrevistas Palestina, los campos de refugiados de Malta, Srebrenica, la India son algunos de los lugares conflictivos y escenarios del dolor humano que Sacco ha retratado y reflejado a través de sus viñetas. Un formato, que a la vista de sus resultados no tiene nada que envidiar a los del reportaje clásico al uso. Su estilo narrativo y su fuerza visual convierten a sus libros en poderosos testimonios de denuncia.

En el muy recomendable Reportajes (Mondadori), publicado en España hace dos años y en el que recopila piezas cortas hechas para revistas y libros antológicos, Sacco se ve obligado a escribir a modo de introducción un breve texto titulado ¿Un manifiesto? en el que expone sus motivaciones y forma de entender el periodismo en cómic. En él se alude al sanctasanctórum de periodismo: la objetividad. Sacco se aplica las obligaciones básicas del oficio: informar con precisión, citar adecuadamente y comprobar afirmaciones.

Sin embargo, también acepta de pleno las implicaciones del reportaje subjetivo y las pone de manifiesto, siendo él mismo un 'personaje' de su propia obra y mostrando sus intercambios personales a lo largo de la realización del reportaje. Como él mismo indica: Al admitir que estoy presente en la escena, mi intención es indicarle al lector que le periodismo es un proceso con grietas e imperfecciones en el que se ve implicado un ser humano, no una fría ciencia llevada a cabo por un robot.

Hay otra cuestión clara en el concepto de periodismo de Sacco: Me preocupo sobre todo de aquellos cuya voz rara vez es escuchada, y no creo que sea mi responsabilidad amoldar su opinión a las bien elaboradas disculpas de los poderosos. En contra de la adhesión al principio de ecuanimidad preconizado por las escuelas norteamericanas de periodismo, sus comics optan por poner en práctica otro principio que guió al periodista británico Robert Fisk: Los periodistas deberían ser neutrales y objetivos a favor de los que sufren.

En sus últimas obras, Sacco ha ido abriendo nuevas fronteras y formatos a sus historias en viñetas. El año pasado volvió a Srebrenica para conocer el testimonio de aquellos que vivieron en 1995 uno de los episodios de genocidio más terribles de la historia. Su experiencia la reflejó en el primer comic digital e interactivo de su carrera. Este año, coincidiendo con el centenario de la I Guerra Mundial, ha realizado la Gran Guerra, un libro en el que viaja al pasado para narrar en una sola ilustración de siete metros y medio el primer día de la batalla de Somme, una de las más cruentas de la historia. Se calcula que durante el 1 de julio de 1916 murieron unos 20.000 soldados británicos (10.000 sólo durante la primera hora) y otros 40.000 resultaron heridos (por unos 8.000 alemanes).

Este verano, todo aquel que pase por la estación de metro parisina de Montparnasse-Bienvenüe podrá admirar un fresco de Gran Guerra. En esta ocasión, los siete metros y medio del libro se han transformado en 130 metros dispuestos a lo largo de un pasillo subterráneo. Una forma magnífica de mostrar la locura y la barbarie de la guerra, llena de detalles personalizados y detallados, como una gran película en blanco y negro que recuerda también a los tapices medievales.

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