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«En cualquier sitio, a cualquier hora». Varios conductores se someten a la prueba de alcoholemia, el pasado miércoles, en un macrocontrol en la autovía A-30, en Murcia. Vicente Vicéns

Mil conductores murcianos son pillados en autovías tras consumir alcohol o drogas

Más de 43.000 conductores soplaron este año en los macrocontroles desplegados por Tráfico en autovías y vías rápidas. Más de un millar habían bebido o tomado drogas

Alicia Negre

Murcia

Domingo, 10 de diciembre 2017, 08:29

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Aún no ha comenzado a clarear en el horizonte. Una noche cerrada se cierne sobre el asfalto y el termómetro apenas alcanza los cuatro grados. El frío corta la cara. Un batallón de agentes de la Guardia Civil de Tráfico, protegidos de la gélida madrugada con bufandas y gruesos guantes, forma una hilera de la que ningún coche escapa. El imponente control toma la A-30 e interrumpe la marcha de los conductores que, a esa hora, recorren la autovía. Los guardias despliegan prácticamente un trabajo en cadena y los alcoholímetros echan humo. «Tú el primero, tú el segundo...», coordinan a voces. En apenas dos horas cerca de 400 conductores se verán obligados a soplar ante el plantel de agentes. Casi cinco pruebas cada minuto.

Este control, desplegado en la madrugada del pasado día 6, Día de la Constitución, y al que asiste un equipo de ‘La Verdad’, es uno de los macrodispositivos que la Dirección General de Tráfico (DGT) comenzó a implantar, a comienzos de año, en autovías y vías desdobladas en su objetivo de desterrar el consumo de alcohol y drogas de las carreteras. Unos espectaculares despliegues que irremediablemente no pasaron desapercibidos, pero que llamaron especialmente la atención cuando llegó el verano. Los cortes en los accesos a La Manga interrumpieron el regreso a casa de centenares de conductores y dejaron retenciones de varias horas.

Una señal de tráfico y una hilera de conos advierten al conductor, metros antes del control, de la presencia de personas trabajando en la carretera. El automovilista, realmente, no se da cuenta de que afronta un macrodispositivo de Tráfico hasta que ya se encuentra canalizado por un único carril y se topa de frente con los guardias civiles. La sorpresa, evidentemente, es un requisito indispensable si se trata de evitar que los conductores que se han pasado con las copas busquen rutas alternativas y acaben provocando un accidente de tráfico.

Estas vías se han visto exentas tradicionalmente de este tipo de vigilancia. La tasa de siniestros en los que mediaban estas sustancias disparó la alerta de Tráfico

Estos controles son algo más complejos que los que tradicionalmente ha desplegado el Instituto Armado en las carreteras convencionales, en las rotondas cercanas a las zonas de fiesta y en los alrededores de algunas conocidas discotecas. Es más, según explicó la jefa provincial de Tráfico, Virginia Jerez, la DGT deja su despliegue en manos de algunas empresas de mantenimiento y conservación de carreteras subcontratadas que se encargan del montaje de los mismos. «Los trabajadores de estas empresas no conocen el punto donde se va a ubicar el control», explica el comandante jefe del sector de Tráfico de la Guardia Civil en la Región, José Ángel Jurado. «Quedamos con ellos y los trasladamos hasta el lugar del dispositivo».

Jurado insiste en que estos controles entrañan un mayor riesgo para los agentes y que es crucial una adecuada señalización. Aun así, pese a lo llamativo del despliegue, esta madrugada serán varios los conductores que tendrán que ser advertidos a gritos por los agentes al llegar al control a una velocidad excesiva.

Cuatro horas de duración

En los primeros once meses del año, las autovías y autopistas murcianas han sido testigos de 58 de estos macrocontroles. De acuerdo con los datos facilitados a este diario por la Guardia Civil de Tráfico, unos 43.200 automovilistas fueron sometidos a pruebas de alcoholemia en estas actuaciones. En cada una de estas vigilancias, que, dada la complejidad de su montaje, se suelen prolongar entre tres y cuatro horas, acaban soplando centenares de automovilistas.

Tráfico contrata a una empresa de Carreteras para el montaje de estos grandes dispositivos

El dispositivo de este miércoles fue algo más corto de lo habitual –unas dos horas– para evitar que, dada su ubicación –en el conocido nudo de Espinardo– se viese entorpecida la ‘Operación Salida’ del puente. Unos 400 conductores pasaron ante los agentes en esa madrugada y tres acabaron dando positivo. Uno de ellos, un joven suramericano, llegó a triplicar la tasa máxima de alcohol permitida al volante –esto es, 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado–. Sujetando en la mano la citación para un juicio rápido, este jueves, por un delito contra la seguridad vial, el veinteañero se maldecía de su suerte. Su coche quedó aparcado en el arcén de la autovía hasta que un amigo, aterido de frío, se acercó andando hasta la zona para recogerlo. Esa misma mañana, otro grupo de agentes desplegaron dos controles más, de forma simultánea, estos ya de los tradicionales, en la capital murciana (en la rotonda de Isla Grosa y en la salida del barrio de El Carmen).

Más de 60 automovilistas fueron sorprendidos al volante duplicando la tasa máxima de alcohol

Entre los 43.200 conductores que se enfrentaron, en lo que va de año, a estos macrocontroles, cerca de 900 dieron positivo. De ellos, 821 superaron la tasa máxima de alcohol y fueron denunciados al incurrir en una infracción administrativa. Pueden llegar a perder seis puntos del carné y a abonar multas de hasta mil euros. Otros 63 fueron detenidos al sobrepasar los 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, más del doble de lo permitido. El problema, en ese caso, es aún mayor. Los delitos de tráfico, recuerda el capitán del subsector de Tráfico de la Guardia Civil, Agapito Cánovas, se castigan con penas de tres a seis meses de prisión, con multas o trabajos en beneficio de la comunidad y, en todo caso, con la retirada del carné por un plazo de entre uno y cuatro años.

Vías tradicionalmente ‘libres’

Tradicionalmente, las autovías y autopistas han sido un terreno vedado para los controles. Durante años, en el imaginario colectivo ganó fuerza la idea de que si uno se había pasado tomando copas, la mejor opción para evitar ser descubierto era recorrer el camino de vuelta a casa por una de estas vías. La idea de Tráfico de trasladar parte de los controles a estas carreteras surgió, según explica el comandante Jurado, cuando se puso el foco en los accidentes ocurridos en ellas. La tasa de víctimas de estos siniestros que presentaban trazas de alcohol o drogas en sus cuerpos era más elevada que en otro tipo de vías. Un dato que disparó las alertas e impulsó este nuevo tipo de vigilancia. «El mensaje ahora es ‘en cualquier sitio, a cualquier hora’», remarca.

La ingesta de cannabis es la más habitual. «Algunos nos dicen que todas las mañanas fuman un porro»

Transcurridos estos meses, los datos reflejan una tasa de positivos, en estos macrocontroles, que supera levemente el 2%. Efectivamente es una tasa superior a la que se venía registrando últimamente en los controles realizados por la DGT en la Región. De acuerdo con los datos recabados por la Fiscalía, el pasado año la Guardia Civil obligó a soplar a 177.562 conductores murcianos y 2.712 dieron positivo, apenas un 1,5%. La Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020 establece como uno de los indicadores prioritarios bajar del 1% los positivos de alcoholemia en los controles preventivos aleatorios. La aparición de esta elevada tasa en autovías da cuenta de que, en apariencia, los datos extraídos del análisis de la siniestralidad en estas vías no iban muy desencaminados.

Las altas tasas de alcoholemia siguen guardando una estrecha relación con la juventud. El perfil del conductor que da positivo, explica el comandante, es el de una persona de corta edad y su consumo está muy vinculado a los fines de semana. En estos controles también se sorprende a automovilistas de una edad más avanzada cuya prueba destapa una ingesta de alcohol, pero en ocasiones este hecho esconde realmente un problema de adicción.

Nada sorprende ya a los agentes del grupo de Tráfico que, en estos macrocontroles, han asistido a escenas de todo tipo. Recientemente fueron testigos, por ejemplo, del llanto desconsolado de una novia en su noche de bodas después de que su recién estrenado marido diese positivo en uno de estos controles. O de la preocupante actitud de un padre de familia, con sus hijos en el coche, que trataba de justificar su positivo en alcohol y ‘coca’ con el dato de que era su cumpleaños.

En estos controles se persigue no solo el consumo de alcohol al volante, también la ingesta de drogas. De acuerdo con los datos facilitados por el cuerpo, de los 380 conductores a los que se les realizó la prueba ‘antidroga’, un 55% (211) dieron positivo. Al contrario que las de alcoholemia, las pruebas para determinar si un conductor ha consumido drogas son bastante largas, algo molestas y un poco caras. Por este motivo, la Benemérita solo las realiza cuando tiene indicios suficientes para sospechar que el automovilista podría encontrarse bajo los efectos de alguna sustancia y da negativo en alcohol. Ello explica el alto porcentaje de acierto.

«Las aplicaciones de alerta solo ayudan al que va bebido»

En los últimos años la batalla de la Guardia Civil de Tráfico contra los excesos de velocidad y el consumo de alcohol al volante ha tropezado con un nuevo enemigo: las aplicaciones, como Waze o SocialDrive, que avisan de la presencia de controles policiales. «No hacen ningún favor a nadie», lamenta el comandante jefe del sector de Tráfico de la Guardia Civil en la Región, José Ángel Jurado, «salvo al que va bebido». Los agentes, confiesa, consultan habitualmente este tipo de aplicaciones y suelen tomar medidas alternativas cuando se percatan de que el dispositivo aparece en ellas.

Estos controles ‘antidroga’ precisan una muestra de la saliva del automovilista, para la que éste deberá succionar –unos diez minutos– una especie de bastoncillo. Esta muestra se introduce posteriormente en una máquina que, a través de reactivos, señala si el conductor ha tomado alguna sustancia –o varias a la vez–. Según explica el comandante jefe del sector de Tráfico de la Guardia Civil, el consumo de cannabis es el más frecuente, seguido del de cocaína. Si bien el consumo de alcohol está muy localizado en los fines de semana, el de drogas no entiende de días. «Algunos nos dicen que todas las mañanas se fuman un porro», explica un agente.

Repunte de la siniestralidad

El reto de desterrar el alcohol y la droga de las carreteras se torna especialmente crucial en un momento, como el actual, en el que la siniestralidad ha vuelto a repuntar, tras años de continuas mejoras. Las carreteras murcianas se han cobrado, en lo que va de año, la vida de 60 personas –41 en vías interurbanas y 19 en urbanas–, 13 más que en el mismo periodo del pasado año –a estos datos se sumaron esta semana otros dos fallecidos en una colisión en Caravaca de la Cruz–. La jefa provincial de Tráfico mostró su preocupación por este repunte, de un 27%, e hizo un llamamiento a la responsabilidad de los conductores. «No tenemos que sumar ni una víctima más».

El alcohol está presente, como factor concurrente o desencadenante, en un tercio de los accidentes mortales. Su presencia en la conducción, dependiendo de su tasa, multiplica entre 2 y 15 el riesgo de sufrir un accidente, tal y como remarcan desde la jefatura provincial. Los datos recabados el pasado año por el Instituto de Medicina Legal de Murcia no dejan lugar a equívocos. Un 12% de los fallecidos en accidente de tráfico presentaban drogas en su organismo y el 18% habían ingerido alcohol en las horas previas. La batalla contra el alcohol sube de nivel para salvar vidas.

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