Guardias de honor del 'Lignum Crucis'

Más de cinco mil personas se congregaron ayer en la explanada de la basílica de la Vera Cruz para participar en la Misa del Peregrino; más de un millar pertenecían a la Hermandad de Lourdes, llegadas desde diferentes localidades de la Región de Murcia. Durante la ceremonia, antes del ofertorio, dos nuevos componentes entraron a formar parte de la Compañía de Armaos de la Vera Cruz, la guardia de honor de la Sagrada Reliquia. Cientos de personas llegaban a la iglesia de El Salvador para celebrar la estación jubilar antes de subir a la basílica. La gran afluencia obligó a realizar varias estaciones jubilares para iniciar la última parte de la peregrinación hasta la fortaleza, donde se venera la Sagrada Reliquia, de una forma ordenada.

La última estación jubilar se celebró sobre las once y media y en ella participaron los componentes de la Compañía de Armaos, dándose una circunstancia excepcional. Cuatro de estos guardias de honor de la Vera Cruz vestían el traje completo con coraza, escudo, espada y yelmo con la singular teja decorada con flores.

En la explanada, destacaba la presencia de los enfermos de la Hospitalidad de Lourdes, con medio centenar en sillas de ruedas. Un mar de pañuelos azules identificaba a los peregrinos de la hospitalidad.

La misa fue presidida por Luis Emilio Pascual, capellán de la UCAM, que llegó a la ciudad acompañado por un grupo de alumnos y profesores universitarios que han recorrido a pie el Camino de la Cruz desde Murcia. Ayer coincidieron con otros grupos que habían realizado andando su peregrinación, circunstancia cada vez más frecuente en el Año Jubilar.

Tras la homilía, tuvo lugar la bendición de tejas y medallones de los nuevos armaos. El rector de la basílica, Emilio Sánchez, y la hermana mayor, Elisa Giménez-Girón, entregaron a los nuevos componentes de la Compañía sus distintivos, en presencia del capitán de la misma, Juan Carlos Guerrero. Los nuevos guardias de honor de la Vera Cruz, Francisco Javier Fernández Matallana y Jorge Navarrete Marín, recibieron el escudo y la espada de dos de los compañeros que ayer custodiaban la Sagrada Reliquia en la celebración.

En el ofertorio, la musicóloga coreana Sun Hwa Choi, con un atuendo típico de su país, realizó una danza delante del altar que finalizó con la entrega de una réplica de la Cruz, que le entregó una de sus hermanas.

• Temas
• Caravaca de la Cruz