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La obra 'Calvario' el día en que fue requisada de la casa de Benito Amor.
El sastre de Bullas justifica ante el juez el origen lícito de cientos de obras de arte

El sastre de Bullas justifica ante el juez el origen lícito de cientos de obras de arte

Benito Amor aporta facturas y recibos, mientras las monjas de Tordesillas declaran que le regalaron diversas piezas

Antonio Botías

Lunes, 8 de agosto 2016, 11:22

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Benito Amor, el sastre y coleccionista de Bullas que fue detenido por atesorar obras de arte supuestamente robadas entre las miles de piezas que conforman su colección, ha aportado al Juzgado de Instrucción nº 1 de Mula que instruye el caso un centenar de facturas que prueban la propiedad de los objetos de más valor que desde 1968 hasta 2008 fue adquiriendo a particulares, galerías de arte, casas de subasta e incluso a través de encargos directos a pintores.

A estos documentos, a los que ha tenido acceso 'La Verdad', se añaden otros que justifican gran parte de la colección, concretamente la procedente de la herencia de una sobrina de Calasparra. Esta familiar heredó en su día el patrimonio del sacerdote José López de Toro, académico y bibliotecario perpetuo de la Real Academia de la Historia, subdirector de la Biblioteca Nacional y gran amigo del duque de Alba.

Entre los papeles entregados al juez figura el que demuestra el origen de una de las piezas más valiosas: un libro de salmos datado entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV de procedencia supuestamente ilícita. Sin embargo, esta joya fue comprada por el sastre el 10 de marzo de 1997 al abogado sevillano Fernando de Artache. El recibo de la compra, firmado por el vendedor, establece que el sastre desembolsó 450.000 pesetas por el libro que perteneció «a la colección de mi bisabuelo don Vicente Lloréns y Asensio».

Otra de las piezas es el cuadro 'La soledad de la Virgen', espectacular óleo que reclama el párroco de Bullas. Pero Benito aporta documento de compra a un anticuario de Águilas, Jesús Gorreta, en 1989. A Gorreta, según otro recibo que consta en la instrucción, se lo vendió el anterior propietario en 1989 por 400.000 pesetas. Benito pagaría por la obra en 1995 hasta 725.000 pesetas.

Las facturas y recibos de los tesoros de Benito tienen la más variada procedencia. Así, un gran número de ellas corresponden a compras realizadas en la casa de subastas Yelmo, de Cartagena, o en Bronces Riopar, donde adquirió, entre innumerables piezas, una campana que supuestamente pertenecía a la parroquia. También esta empresa restauró una corona encontrada en el domicilio del sastre por la Guardia Civil que presuntamente podría ser de la patrona de Bullas. No es así. Al parecer, Benito la adquirió a la familia Jaén de Calasparra. Junto a estos documentos, otros muchos están firmados por particulares. Durante años, el sastre invirtió millones de pesetas en acrecentar su colección. E incluso recibió donaciones, como la de la familia Bermúdez y la de su sobrina, destinadas a la Fundación Benito Amor y que mayoritariamente forman parte de los fondos de la misma desde el año 2009.

Otro de los extremos investigados es el supuesto expolio del ajuar de la Cofradía de los Dolores, 'Los Negros', y de la que Benito fue presidente durante diez años. El sastre defiende su gestión aportando un documento fechado el 18 de marzo de 2008, cuando renunció al cargo y a la camarería de la Virgen, donde consta un inventario de todos los objetos que entregó a la nueva presidenta, firmado por ella y por el entonces párroco. El mismo día, Benito hizo donación de una talla de la Virgen de la Esperanza «y su ajuar, así como la corona, pendientes y broche». También donó un estandarte de la Virgen de la Soledad en terciopelo bordado en oro y una pulsera con monedas de oro.

Entre las piezas cuya procedencia ha justificado Benito se encuentra un 'lignum crucis' (astilla de la Cruz de Cristo), que da nombre a la operación desarrollada por la Guardia Civil. El pasado 5 de mayo, según consta en autos, la exconcejal del Ayuntamiento de Bullas Francisca Caballero aseguró al juez que la pieza pertenecía a las carmelitas descalzas de Tordesillas (Valladolid), quienes le habían entregado a Benito el 'lignum' para que lo depositara en la parroquia de Bullas junto a otras obras. Se trataba, según su declaración, «de un cuadro del arzobispo, un 'lignum crucis'» y otro objeto que no recordaba.

Mejor memoria demostró ante la Guardia Civil un mes antes Lope Fernando, un seminarista de Bullas que denunció cómo las religiosas le confesaron la entrega a Benito de «'un lignum cruci, un báculo, mitra, y una capa magna, así como un cuadro grande del retrato de don Antonio García». Este retrato del que fuera arzobispo de Valladolid, familiar de Benito, también fue requisado. El seminarista insistió en que «esto lo donaron a la parroquia, se lo dieron a Benito para que lo llevara a la parroquia de Bullas». También indicó que, a través de personas de su entorno relacionadas con la iglesia, conocía la existencia de una caja fuerte, por una ayuda que Benito le pidió «bajo secreto de confesión».

La tercera denuncia vino de parte del párroco Juan José Noguera, quien declaró ante el juez el 5 de mayo cómo «fueron las monjas quienes me comentaron los bienes que habían donado y que eran más cosas además del cuadro y del 'lignum crucis'». Noguera reconoció que había intentado que las monjas le dieran «constancia por escrito de la donación, pero no lo conseguí». La denuncia del párroco hizo personarse al Obispado de Cartagena como acusación particular.

Un óleo para la parroquia

Estos tres testimonios han obligado a las religiosas a prestar declaración en el juzgado. Y su testimonio es demoledor: exculpan a Benito de todos los supuestos hurtos. Ya el 23 de febrero, Sara Alonso-Pimentel, expriora del convento de Tordesillas (la comunidad se trasladó después a Medina del Campo), reconoció a la Guardia Civil que no había entregado al sastre ningún 'lignum crucis'. Pero que sí le había regalado algunas imágenes, entre ellas una Santa Teresa. Sin embargo, advirtió de que el retrato del arzobispo se lo habían entregado para que lo depositara en la parroquia, tal y como le propuso el sastre.

En otra carta posterior, la expriora recordó haberle entregado también una imagen de San Francisco de Paula. «Mi intención era regalársela, pero él nos dio un donativo», aseguró. Además, en 2010 pidió a Benito que les limpiara un desván del convento y le dijo que, «si encuentras algo, puedes quedártelo». Lo que encontró, según el testimonio de la religiosa, fue «un misal de altar antiguo y una caja con pequeños restos de dos altares laterales». Ya en sede judicial, la monja reiteró estos extremos el pasado 18 de julio. E incluso aseguró al juez que jamás le habían regalado a Benito un cáliz (otra de las piezas en discordia), sino que «fue él quien nos lo regaló a nosotras». Además, demostraron que el 'lignum' que poseen y que perteneció al arzobispo Antonio García es distinto al requisado. «No es el que tenemos nosotras ni le conocemos, el nuestro es más sencillo», mantienen.

La pieza fue confeccionada por Benito. Consta de un relicario de San Carlos Borromeo que compró en los años 80, según declaró ante el juez. A él añadió una astilla «con valor sentimental para mi familia». «En el interior figura un cartelito escrito en castellano moderno. Es evidente que lo coloqué yo y no en tiempos de San Carlos», lamentó Benito, quien destacó la incongruencia histórico-lingüística del texto. También reclama el párroco «un cuadro de San Ildefonso» en poder del sastre, al menos, desde el año 1971, cuando pagó 40.000 pesetas por su restauración, como lo prueba otra de las facturas. El cuadro perteneció al asilo de San Ildefonso y sus monjas, según Benito, se lo regalaron. El propietario, Blas Marsilla, quien lo había colgado en el asilo, «me entregó su filiación al verlo restaurado», asegura el sastre.

¿Quién denuncia a Benito?

La denuncia contra Benito, según el sumario, la encabezan el párroco de Bullas y varios particulares que reclaman obras que supuestamente les pertenecen. A ellos se sumaron otros que, tras publicar los hechos en 'La Verdad', creyeron reconocer otras piezas robadas. Además, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Cehegín decidió, el 4 de abril, comisionar a dos funcionarios para examinar la documentación decomisada a Benito ante «la posible existencia de documentos municipales».

De igual forma, desde el Ayuntamiento de Caravaca, el jefe de Cultura, Marín Ruiz de Assín, aseguró a la Guardia Civil que los tomos intervenidos en los que figura «la inscripción de Caravaca de la Cruz con diferentes años son propiedad» del Consistorio. Junto a estos, el Obispado de Cartagena y la Cofradía de la Soledad de Bullas se suman a la denuncia. Ahora corresponde al juez analizar la documentación aportada y decidir qué obras de arte deben volver a la casa museo donde Benito suspira por su regreso.

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