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Fina, enfrente, de blanco, reza junto a sus compañeras. :: F. G. L.
Las últimas rezadoras a las flores

Las últimas rezadoras a las flores

Treinta vecinas mantienen vivo un rito del mes de mayo que podría desaparecer si nadie recoge el testigo

FERNANDO G. LOZANO

Domingo, 29 de mayo 2016, 01:02

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En los pueblos, muchas costumbres populares perduran en el tiempo gracias al empeño desinteresado de sus vecinos. En Ceutí, Josefa García, conocida como Fina 'La Carrilla', mantiene la tradición de rezar a las flores de mayo, un ritual religioso heredado de su suegra, Dolores Aledo, hace más de medio siglo, en el que participan más de una treintena de mujeres, y que podría desaparecer pronto si nadie recoge el testigo.

En el número 9 de la calle Nueva, el salón de una vieja casa de dos plantas cedida a Fina, se transforma en un improvisado santuario. Aquí, y durante las 31 tardes que tiene el mes, se le reza a las flores. Y es que cuenta que cuando se casó «me fui a vivir a la casa de mi suegra y al morir ella, pocos años después, como no había quien siguiera con la tradición de las flores, la continué yo». Desde entonces, y mientras que «la salud me lo permita», asegura que «seguiré organizando los rezos con la misma pasión y devoción».

Pero lo cierto es que este ritual parece que está llamado a desaparecer si nadie del pueblo recoge el testigo, lo que convertiría a Josefa en la última rezadora a las flores de mayo. La liturgia, explica, «comienza a las siete de la tarde y durante una hora, más o menos, le rezamos distintas oraciones a la Virgen». «Cada día tiene su correspondiente oración que sacó del libro del mes de mayo», explica esta mujer menuda y muy conocida en Ceutí por haber sido también, durante 22 años, maestra de corte y confección en los cursos de la Universidad Popular.

Para Fina, estas tardes de rezos es una forma de vivir, entender y transmitir su fe en la religión católica, pero también «para pasar buenos ratos con el resto de mis vecinas y amigas». Además, «organizamos otros actos religiosos y festivos». «El día 13 de mayo, festejamos el día de la Virgen de Fátima y le cantamos coplas», dice risueña. Igualmente, «vamos al santuario de la Fuensanta a rezarle cuando nos toca y el último día del mes viene la rondalla de Ceutí, montamos el altar en la calle y le cantamos a la Virgen. Después nos convidamos con dulces típicos y sidra», detalla.

Junto a 'La Carrilla', que está a punto de cumplir los 85 años, rezan amigas y vecinas que se acercan o sobrepasan los 80 años, «y como algunas vienen en sillas de ruedas llego un poco antes para que tengan tiempo suficiente de colocarse de forma tranquila en el salón», apunta . No obstante, también las hay más jóvenes, aunque a decir verdad son las menos, como Francisca Perea, de 58 años, y que lleva asistiendo a los rezos más de tres lustros.

A las siete en punto, Josefa se levanta de su silla y tras dar las gracias a la Virgen, lee la oración del día. Ella, junto a su hermana, se sienta en uno de los costados de la mesa que sirve de altar y que está cubierta por varios tapetes blancos bordados a mano y sobre los que destaca la Virgen de Fátima entre ramos de flores naturales compradas por las asistentes.

La imagen no es muy grande pero Josefa explica que se enamoró en cuanto la vio «por lo guapa y la bondad que transmitía su cara».

En los años de su suegra, la Virgen la prestaba Fuensanta 'del Carretero', «pero la de ahora la compré para no tener que estar trayéndola todas las tardes». A esta misma imagen, que también preside el altar del día del Corpus, Fina se encomienda para que le conceda el deseo de «seguir con la tradición después de que yo falte». Y es que a 'La Carrilla' no le gustaría convertirse en la última rezadora a las flores de Ceutí.

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