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La pequeña Sualia, en brazos de su padre.
La ciezana de Cabo Verde

La ciezana de Cabo Verde

Un vecino se ve envuelto en un laberinto burocrático para obtener la nacionalidad española para su hija y traérsela de África

ANTONIO GÓMEZ

Jueves, 8 de octubre 2015, 01:40

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Antonio Javier Gómez Moreno y su madre, Pilar, están pasando un infierno para que Suaila Pilar, una pequeña de dos años nacida en Cabo Verde, fruto de una relación con su pareja, nacida y residente en el archipiélago africano, sea reconocida como española y poder traerla a Cieza. El Ayuntamiento ha salido en defensa de esta familia y el pasado lunes aprobó una declaración institucional de los cinco grupos municipales que respaldan la petición de inscripción para la niña en el Registro Civil Consular Español.

Suaila Pilar nació en la República de Cabo Verde el 25 de mayo de 2013, y fue inscrita en el registro civil de la ciudad de Mindelo. Su padre, Antonio Javier Gómez, ciezano de 21 años, acudió al consulado español de esta ciudad, capital de la isla de San Vicente, y expresó el deseo de que su hija, cuya madre es caboverdiana, compartiera la doble nacionalidad portuguesa y española, con la pretensión de traerse un día a la niña a Cieza.

Los funcionarios le informaron que primero debía registrar a la menor como caboverdiana y, posteriormente, esa documentación se enviaría al Registro Civil español. Según Pilar Moreno, cuando su hijo acudió de nuevo al consulado con el primer trámite cursado, «la misma funcionaria cambió la versión de lo sucedido. Dijo que debía haberla registrado primero como española. Aún así, mi hijo la registró como hija suya y de su pareja».

Posteriormente, Antonio Javier recibió instrucciones de que tenía que ir a Praia, capital del Cabo Verde, para continuar con la tramitación, viaje que se demoró dos años debido a la dificultad económica de ambos jóvenes y la necesidad de reunir suficiente dinero, de lo que tuvo que ocuparse Pilar.

Además, ella ha mantenido a la joven familia durante este tiempo mediante transferencias, pese a estar sin trabajo, divorciada y sin recibir pensión por parte de su expareja, un murciano de Espinardo con el que, precisamente, viajó a Cabo Verde por cuestiones laborales, momento en el que su hijo Antonio Javier conoció a la madre de su hija.

La depresión de la abuela

La prolija documentación exigida en Praia a su hijo sumió a Pilar en un laberinto burocrático entre Murcia y Madrid, que acentuó todavía más la depresión que esta mujer sufre desde hace meses, a partir de que se dictara la primera resolución denegándole la nacionalidad española a su nieta, lo que la llevó a telefonear personalmente a la funcionaria. La respuesta que recibió: «Esto no es asunto suyo, sino de su hijo».

Antonio Javier, tras pasar tres años en Cabo Verde, regresó hace unos días con el fin de encontrar ayuda para su caso y un trabajo que le procure una mínima capacidad económica con la que afrontar la tarea de traerse a su hija y, posteriormente, a su pareja.

Según Pilar, la Administración ha dudado incluso de su paternidad; «creemos que ese es principal problema para que le concedan la nacionalidad a mi nieta, pero mi hijo está dispuesto a hacerse una prueba para demostrarla si es necesario».

Entre la abundante documentación que se le solicitó en el registro consular, también se le pidió a Antonio Javier la cartilla de la embarazada, «algo que no se puede entender, debido a que éste no es un documento oficial y, por lo tanto, no tiene acceso en un registro civil», afirma Cristina, la abogada de Pilar.

Esa cartilla está considerada por las autoridades un documento auténtico y legítimo, además de suficiente, para conceder la inscripción. Sin embargo, los argumentos de la Embajada para rechazar el registro de Suaila consisten en que la tinta utilizada para escribir la fecha del parto es distinta a la que se usó a la hora de reflejar los parámetros médicos. La letrada sostiene que las sospechas que esa circunstancia provoca en las autoridades son «absurdas, porque el médico que hace el seguimiento no tiene por qué utilizar todos los días el mismo bolígrafo».

La familia presentó un recurso en Madrid ante la Dirección General de los Registros y del Notariado, alegando que se priva a la niña de los derechos que debe tener la hija de un ciudadano español. En concreto, advierte de que «vulnera el 'favor filii', el principio de interés superior del menor, así como un artículo del Código Civil que defiende que, incluso aunque la niña no fuera hija biológica de Antonio Javier, desde que él la reconoce como propia ya la puede inscribir en el Registro Civil». Desde Notarías explican que el recurso puede tardar en resolverse entre 3 y 5 años.

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