Borrar
Ediles de los cinco grupos políticos, ayer, durante la tradición del brindis, recuperada por Ballesta, que manifestó sus ansias por celebrar la Navidad. Vicente Vicéns / AGM
Un Pleno con chinchín y turrón

Un Pleno con chinchín y turrón

La última sesión del año fue de las más toscas que se recuerdan, con tono poco navideño y broncos debates sobre la política urbanística y de personal

Manuel Madrid

Murcia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 22 de diciembre 2017, 08:18

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Pleno de la Corporación despidió ayer este año político con chinchín. Hojaldradas, tortas, mantecados, turrón y cava para enjuagar las bocas de los ediles en una de las sesiones más toscas del mandato. Parece que la Navidad no llega a las puertas de La Glorieta. Hasta Margarita Guerrero (Cambiemos Murcia) puso cara piadosa para llamar la atención: «¡Estamos espantando el espíritu navideño!».

Roque Ortiz (PP) utiliza ya la expresión «robaperas» para todo. Ayer la tomó con Mario Gómez (Cs), al que calificó de «salvapatrias», por proponer la nivelación del nivel freático y su aprovechamiento para riego, moción que acabó aprobándose: «La Real Academia lo ha fotografiado. Chusmear políticamente, posverdad que tanto le gusta, postureo político... Eso es usted». A Ortiz también se le fueron los demonios con Ángeles Moreno Micol (Ahora Murcia), que pidió un informe sobre las deficiencias en la seguridad vial en el entorno del Rincón de Villanueva, en Beniaján, y el edil del pañuelo al cuello le dijo que todo quedará resuelto cuando acabe el entronque con la autovía del Reguerón y la avenida de Levante. «Si la gente se salta un Stop también es culpa del equipo de gobierno. ¡Pues que me lo tenga el Señor en cuenta cuando me muera!». Micol tuvo su intervención estelar con el caso Nueva Condomina. El expediente de reconocimiento de los incumplimientos del convenio en lo relativo al campo de golf quedó sobre la mesa: 1.000 folios, 20 millones de euros en obras de urbanización, una década sin respuesta y funcionarios bajo sospecha interviniendo en la tramitación. Un cóctel molotov, según la edil de Podemos, que no puede despacharse de tapadillo y exige, según dijo, que incluso forme una pieza separada en el 'caso Umbra'. Micol se sintió herida por las palabras de Antonio Navarro, que cree que en este caso la oposición solo quiere baladronear.

Begoña García Retegui (PSOE) acabó poniendo de los nervios al alcalde. Los turnos de intervención no había manera de cumplirlos. Fue por las mociones de urgencia relacionadas con las cesiones ilegales de trabajadores. Salió a colación el tema de la plantilla del Gaya, clamando Retegui que debía caérsele al gobierno local la cara de vergüenza por tener a seis trabajadores 11 meses sin cobrar. José Guillén (PP) le respondió que es un patronato y que en este caso no es tan fácil conseguir lo que se pretende. Guillén pidió perdón a los exempleados de Estadística, y dijo que no serán readmitidos si no hay sentencia firme que obligue a ello, y aclaró que no se puede entrar a la Administración por la puerta de atrás «sino con oposiciones». Eduardo Martínez-Oliva (PP) se afanó en aclarar que no cabe la subrogación de la plantilla de Electromur en el próximo contrato. Quedó sobre la mesa estudiar la posibilidad, pero ya dijo que los servicios municipales mantienen su postura.

Javier Trigueros, no adscrito, tuvo sus minutos de gloria. Aprovechó sus intervenciones para desear feliz Navidad, para acordarse de los guardias civiles asesinados, para celebrar el biruji del invierno y las elecciones en Cataluña, y también para reprochar a Carlos Peñafiel (Cs) que quisiera despojarle de sus atribuciones, y se alegró de que el Tribunal Constitucional haya anulado la ley antitránsfugas de Rodríguez Zapatero.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios