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F. OJADOS
Martes, 23 de septiembre 2014, 11:41
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Es el triunfador de la Feria de Murcia del año pasado. Y vuelve a su plaza a intentar repetir triunfo. Está en plena racha. Autor de la mejor faena de la Feria de Valencia (en julio), sus triunfos en Francia lo han colocado en el puesto de honor de las corridas duras. Hoy en Murcia, sin embargo, tendrá la oportunidad de torear una de las corridas llamadas comerciales, la de Parladé. Desde que debutó en esta plaza siendo un niño han pasado unos cuantos años.
- Le ha costado mucho llegar a torear corridas en ferias de esta categoría.
-En esas edades tempranas lo importante es la formación que se recibe en todos los sentidos, los valores que se te transmiten como un chaval que eres, y que se vaya evolucionando en la plaza. A partir de ahí el camino es largo, de ilusión, de sueños y de constancia, que antes o después dan su recompensa.
- Y entre medias, las cornadas.
- Así se demuestra lo que es esta profesión, lo dura que es y los valores que adoptamos desde que empezamos en esto. Es la hombría lo que te hace sobreponerte, la mentalidad del hombre por encima del dolor físico y la dignidad que te empuja a tirar hacia delante.
- Vuelve a Murcia tras ser el triunfador de 2013 y con un indulto a un toro de Fuente Ymbro.
- Hay una mezcla de sentimientos como ilusión, responsabilidad, incertidumbre y presión, entre comillas, por poder demostrar en el momento en el que me encuentro, porque sé que lo del año pasado no pasa todas las tardes, afortunadamente, ya que si no, carecería de valor profesional e importancia. Lo que pasó el año pasado en Murcia fue un hito histórico en mi carrera, que me permitió disfrutar en mi tierra y hacer una de mis mejores faenas, pero eso ya es pasado. Ahora me centro en conseguir nuevos triunfos como los cosechados en los últimos meses y reivindicar el triunfo del año pasado, ya que en los últimos años lo canalizo todo mejor y eso se nota en la plaza.
- Uno de los triunfos de esta temporada fue en Valencia ante un toro de Cuadri con mucho motor, así como los conseguidos en Francia. ¿Verá Murcia un torero mejorado?
- Esa faceta mía, la de artista, es la que me gustaría mostrar aquí. Es la que estoy demostrando este año en plazas de primera categoría. Esa es la realidad de Rafaelillo, sigo teniendo mi signo de atacar y entregarme con todos los toros, y además cuando me lo permite uno toreo mejor, con más poso, asentado y más pureza que nunca. Mantener esas dos caras visibles es difícil, pero eso ha ampliado mi tauromaquia y mi repertorio para poder triunfar. El mínimo que me permitan los toros en Murcia se lo voy a sacar.
- Para repetir como triunfador de la feria este año hay toreros buenos para darle réplica.
- La Feria de Murcia está muy rematada. Están las figuras, pero yo me centraré en mis dos toros de Parladé. Se llevará el gato al agua el que más suerte tenga en el sorteo. Por mi parte, no va a quedar.
- ¿Cómo ha llevado el verano mientras no tenía corridas? Sus niñas le tiran cada vez más...
- Así es. En cuanto terminaba una corrida de toros estaba loco por volver a casa a disfrutar de la familia. Ha sido un verano precioso para ellas, de disfrutarlo en la playa, y yo lo he pasado muy bien viendo cómo crecen y cómo se han divertido. Ahora han empezado el colegio y me levanto temprano para llevarlas a la guardería y luego irme a entrenar. Me encanta pasar tiempo con ellas.
- ¿Y cómo es ese entrenamiento, es especial por torear en su tierra?
- No. El entrenamiento es el mismo. La temporada se plantea en conjunto y se entrena para estar bien toda la temporada, no para una corrida en concreto. Lo que cambian son las sensaciones.
- ¿Y cómo son esas sensaciones?
- Es cierto que cuando toreas en plazas que significan mucho para uno, las sensaciones son distintas. En Murcia, que es mi tierra, la plaza a la que he ido a los toros de pequeño, a la que vienen a verme mis amigos y familiares, la responsabilidad es mayor. Con Madrid, es la plaza donde más sensaciones distintas tengo antes de torear.
- Sin embargo, años atrás se le veía más nervioso.
- Eso es también por la madurez. La experiencia va haciendo que cada año se me vea más sereno, pero la responsabilidad va por dentro.
- ¿Le gustaría que sus hijas fueran a verle a la plaza?
- Esta tarde no. Son todavía muy pequeñas, tres y dos años, y no me gustaría que vieran a su padre en un mal momento. Es una tarde de mucha responsabilidad en la que voy a la plaza a arriesgar y no quiero pensar que mis hijas estén sufriendo por su padre.
- Eso quiere decir que se va a arrimar.
- Estoy muy mentalizado.
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