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M. J. M.
Martes, 28 de marzo 2017, 02:08
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El Puente Viejo no está para caerse, según los técnicos, pero el paso del tiempo -se construyó entre 1718 y 1742- obliga a realizar un minucioso estudio para conocer cuál es su estado actual y qué intervenciones son necesarias. Para ello se están utilizando los medios y las técnicas más novedosas, según indica Roque Ortiz, concejal de Fomento. Precisamente mañana miércoles, en horario nocturno, se llevarán a cabo los trabajos de georradar en la superficie del Puente Viejo, lo que obligará a cerrarlo al tráfico rodado desde las 21.30 horas hasta las 5.30 horas del jueves. El tráfico peatonal, en cambio, no se interrumpirá.
Estas labores permitirán detectar con exactitud las conducciones de agua, gas y telecomunicaciones y obtener información sobre las características internas del cuerpo estructural del Puente Viejo (estado de los sillares, rellenos, cimentación) con el fin de realizar posteriormente los sondeos. Este estudio mediante georradar de todos los elementos del puente permitirá generar una geometría en 3D gracias al cual se conocerán con exactitud todos los parámetros geométricos internos y externos del puente de bóvedas anexas. A partir de este análisis se desarrollarán dos actuaciones. Por una parte se llevará a cabo la ejecución de los sondeos con extracción de testigos próximos a cada cimentación de la estructura, sobre todo en la tercera bóveda tangente al puente, donde los elementos de sillería aparecen con mayor deterioro. Este reconocimiento geotécnico permitirá conocer las condiciones del suelo sobre el que se apoyan las zapatas de las bóvedas. Igualmente se generará una cartografía 3D exacta de toda la masa del puente y de sus distintos elementos compositivos como arcos, dovelas tímpanos... a partir de la que se podrán extraer importantes datos de su composición geométrica interna que permitirán completar el estudio evaluativo de su capacidad portante y de la eficacia de sus elementos. Una vez finalizados los trabajos del georradar se van a colocar sensores de medición de la humedad y temperatura en el interior de la tercera bóveda.
El viaducto es del siglo XVIII y fue pensado para el paso de carros. A principios del siglo XX se hizo el ensanche con la barandilla modernista; la calzada actual es la superficie que ocupaba el puente primitivo, a la que agregaron las zonas peatonales. Las barandillas se corroyeron y hace dos décadas se desmontó por completo el puente y se volvió a poner el entramado metálico.
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