Borrar
Un policía frente a un coche en el control montado la madrugada del sábado en la avenida Miguel Indurain.
«¡Solo me he metido una raya!»

«¡Solo me he metido una raya!»

La Policía Local estrena el 'drogotest' con dos conductores multados con 1.000 euros por consumir cocaína

JORGE GARCÍA BADÍA

Domingo, 25 de septiembre 2016, 00:30

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Van como las avionetas aunque se desplazan por 'tierra', a bordo de un Golf. El conductor, Adrián, y el copiloto, Lequio, después de todo un día de parranda en las fiestas de Los Dolores, se dirigen por la avenida Miguel Indurain para rematar la juerga en las discotecas de Atalayas. Son las 3.40 horas de la madrugada del sábado cuando el plan se trunca al vislumbrar en el horizonte decenas de luces azules. No hay escapatoria: el carril Torre Villescas está cortado y no pueden cambiar de sentido. Van directos al control de la Policía Local. Un agente les da el alto, «buenas noches», y al alumbrar con su linterna el coche detecta un gintonic entre las piernas del copiloto y al conductor «con los ojos vidriosos».

Un equipo de 'La Verdad' asiste desde las tres de la madrugada al estreno del 'drogotest' que ha incorporado el Grupo de Atestados e Investigación de Accidentes y que empleará, durante el próximo trimestre, en 50 controles combinados de alcohol y drogas, previstos en vías urbanas, como las carreteras de Alcantarilla y Alicante, plazas Circular y Juan XXIII, avenida Miguel de Cervantes, calle Mayor de Espinardo...

Adrián se confiesa al policía: «Me he bebido cuatro o cinco 'quintos' y luego un cubata». Se somete a un test de alcoholemia y sorprendentemente no da positivo. «¿Ha consumido usted alguna sustancia?», le interpela el policía. «Me fumé un porro hace una hora», contesta el joven mientras le conducen hasta el furgón donde el agente José se encarga de explicarle cómo funciona el 'drogotest'. «Tienes que pasarte el colector por la boca hasta que el hisopo del bastoncillo se ponga azul porque tiene suficiente saliva».

Posteriormente introduce la muestra en el 'drug test 5000', y a esperar ocho minutos... que se le hacen eternos a Adrián. «El colector lleva unas tiras reactivas que se iluminan si detectan una cantidad mínima de seis tipos de sustancias: cocaína (20 nanogramos), cannabis (25 ng), opiáceos (20 ng), metanfetaminas (35 ng), anfetaminas (50 ng) y benzodiacepinas (15 ng), que son medicamentos como el Trankimazin». La tira de la 'coca' se ilumina y al conductor se le cambia la cara. «Llevo desde el viernes sin parar, lo único que no quiero es ir al calabozo, para no preocupar a mi madre».

Son las 3.50 horas cuando este joven de Los Dolores se convierte oficialmente en el primer conductor de Murcia cazado por el 'drogotest'. «Dame un cigarro, que estoy para volar», le espeta Adrián a su amigo Lequio. Necesita 'digerir' lo que se le viene encima: 1.000 euros de multa, pérdida de 6 puntos del carné de conducir y la inmovilización del vehículo. Por la zona aparecen dos amigos que iban con ellos de fiesta a Atalayas.

Futbolista en 'fuera de juego'

Uno de ellos explica a los agentes que es futbolista y que no ha bebido nada, ofreciéndose a hacerse cargo del Golf para evitarle a su amigo pagar la tasa del depósito municipal. La Policía Local verifica su estado con un test de alcoholemia y otro de estupefacientes. «Ha dado negativo en alcohol y positivo por 'coca'». El joven se queda mudo. Se libra de la sanción porque iba de copiloto en el otro vehículo. Adrián recoge 'in situ' la multa para que su madre no se entere de nada. «El dinero no es problema, se paga religiosamente, me voy de fiesta a celebrarlo», afirma con las pupilas dilatadas.

Los furgones y los coches patrulla colocados estratégicamente en los carriles exteriores han convertido un tramo de la avenida Miguel Indurain en un embudo en el que no paran de caer vehículos. El conductor de una escúter elude el control colándose entre los conos que cortan el carril Torre Villescas, aparca su moto y se hace pasar por un peatón. Sin embargo, no se percata de que le observan al otro lado, en la avenida del Rocío, donde está el 'vehículo fuga' de la Policía Local que se encarga de abortar vías de escapatoria e informa por 'walkie' de todos los movimientos que hacen los conductores antes de llegar al dispositivo.

No aprende la lección

El sospechoso camina por la acera hasta que uno de los agentes le aborda y le pregunta si es suya la escúter que ha aparcado en el carril. Escaqueo fallido para J. A. A., de 30 años, que parece no haber aprendido la lección porque hace dos años dio positivo por alcohol y ha vuelto a ser pillado con 0,75 mililitros por litro de aire espirado. «Se le retira automáticamente el carné y se marchará detenido por un supuesto delito contra la seguridad vial porque ha superado el tope de 0,60 mililitros», explica la sargento Toñi, que está al frente de los catorce efectivos que componen el dispositivo.

Son las 4.18 horas y un segundo conductor acaba detenido: C.E.Z., de 21 años. Su 'marca etílica' es de 0,68 mililitros. «En ambos casos daremos parte al juzgado», confirma la sargento al tiempo que requiere una patrulla para trasladarlos a dependencias policiales y una grúa para llevarse la escúter y el Ford Mondeo. Las caras de sus propietarios antes de ser introducidos en el coche patrulla son un poema. Los policías trabajan a destajo con una banda sonora salsera, que resuena al otro lado de Miguel Indurain, procedente de la gente que hace botellón en el aparcamiento de la disco Ibiza Latina.

El cabo Espín explica que queda poco para 'levar anclas' porque muy posiblemente el control en el que estamos ya sea 'trending topic'. «Con los grupos de WhatsApp y redes sociales, como Facebook, en veinte minutos ya estamos en la Red. Las administraciones están estudiando acabar con esa laguna legal porque no hay sanción por avisar en las redes sociales. Nosotros lo único que podemos hacer es ser más dinámicos». Y el 'drogotest' contribuye a ello, porque «hasta ahora, cuando sospechábamos que un conductor iba bajo los efectos de estupefacientes teníamos que desplazarnos al servicio de urgencias de algún centro de salud para practicarle el test y hacerle una extracción de sangre». Al evitar desplazamientos, el dispositivo gana en efectividad. «Se ha dado el alto a medio centenar de vehículos». Uno de los últimos, un Audi A-3 que conduce José, un vecino de Llano de Brujas al que le falta la pierna izquierda. Uno de los catorce agentes desplegados, cada vez que detienen un coche, según detalla el cabo, «se ocupa de pasar a la Sala del 092 los datos de las matrículas para comprobar que no es robado, que tiene la ITV, el seguro....».

Al consultar el historial del A-3 y de su conductor confirman que durante más de un año tuvo retirado el carné de conducir por dar positivo: 0,87 mililitros. Su acompañante femenina llega con cara de circunstancias al furgón policial para observar cómo José se pasa el colector con el hisopo por la boca.

Golpea el furgón

Un policía local trata de suavizar la situación, «es como un test de embarazo», pero la cara de tensión del conductor le delata porque sí ha consumido drogas. «Se ha iluminado la banda de la cocaína al reaccionar los anticuerpos con la saliva», detalla el agente José. Le entrega un tique con el resultado de su test, que le costará 1.000 euros de multa, pérdida de 6 puntos del carné de conducir y la inmovilización del vehículo. También le explica que como a todos los positivos le tomará una segunda muestra, que introducirá en una petaca congelada para llevarla al laboratorio. A José solo le importa que se queda sin coche y a merced de sus muletas para regresar a casa. «Acho, ¿cómo me vas a quitar el coche?». Tras la pregunta viene la exclamación, porque ya conoce la respuesta: «¡Solo me he metido una puta raya!, ¡Me cago en ..! ¡Vamos a hacer las cosas bien, no me hagas gastar 80 euros para sacarlo del depósito!».

La chica que le acompaña rompe a llorar y los agentes tratan de tranquilizarle. «¡Cómo me voy a tranquilizar si me vais a quitar el coche!». Empieza a golpear el furgón hasta que le advierten de que será detenido. Solo así se relaja José. Finalmente, la grúa se lleva su coche y la Policía Local lo traslada a su casa. La escena es contemplada a unos metros por M.A., una mujer a la que también le han retirado su coche y la han multado con 500 euros por dar positivo al volante: 0,51 mililitros.

El Equipo de Atestados se retira a las 4.36 horas. De 41 test de alcoholemia, tres han resultado positivos, y de los tres conductores que han pasado por el 'drogotest', solo un chófer profesional ha dado negativo. La Concejalía de Seguridad Ciudadana tiene previsto efectuar 200 controles de estas características en 2017. El cabo Espín aplaude la medida: «Si se corre la voz de que disponemos de esta herramienta, pasará como con el alcohol, la gente no consumirá».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios