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El jefe de Zoonosis sujeta a uno de los burros; detrás un poni y, al fondo, otros tres equinos.
La perrera municipal ofrece gratis en adopción cuatro burros y tres ponis

La perrera municipal ofrece gratis en adopción cuatro burros y tres ponis

Se trata de animales abandonados, recogidos por la Policía en pedanías y huerta; Zoonosis no dispone de espacio para tantos equinos

María José Montesinos

Domingo, 24 de julio 2016, 01:31

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No tiene nombre. Pero el burro que aparece en primer plano en la fotografía podría llamarse 'Platero', como el personaje que recreó poéticamente Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura en 1956. Y es que con los cuidados adecuados, este equino, de apenas cuatro años, sería tan «peludo y suave» como 'Platero', con quien ya comparte «los espejos de azabache de sus ojos cual dos escarabajos de cristal negros». Este equino, junto a otros tres burros y tres ponis, buscan amo. Abandonados por sus dueños, quizá porque no podían hacer frente a su mantenimiento, están acogidos en el Centro de Zoonosis Municipal en La Albatalía. Pero el problema estriba, según indican desde la Concejalía de Salud, «que nunca hemos tenido tantos equinos juntos y tenemos un problema de espacio».

«El centro no estaba diseñado para eso y se ha tenido que ir adaptando, pero cada vez tenemos más. Los vamos colocando y les habilitamos sitio y están bien pero... y luego hay que darles de comer forraje (alfalfa y paja) y pienso. Son animales con los que hay que llevar cierta precaución. Si cuando llegan están muy delgados -que no es el caso de los animales que hay ahora mismo-, pueden tener problemas digestivos si comen en abundancia. Y los cólicos en los caballos son muy graves. Así que hay que darles poca ración de pienso y la paja que quieran. Pero cuesta mucho recuperar un caballo. Si está casi en los huesos, para que vuelva a su estado de carne se tarda mucho tiempo», explica José María Meseguer, jefe de la sección del Centro de Zoonosis.

No suelen sedarlos

Normalmente es la Policía Local la que avisa al servicio de Zoonosis de que hay un animal suelto, casi siempre en pedanías y zona de huerta. Los agentes preguntan por si puede ser de algún vecino y si no hay que recogerlo de la vía pública, porque puede ser peligroso para el tráfico si se cruza en una carretera. «Es muy excepcional que haya que sedarlo, lo normal es que se deje manejar, en cuyo caso simplemente hay que cogerlo y meterlo en el camión de transporte. «Que yo recuerde solo hemos tenido un caso de una yegua que tuvimos que sedarla, porque era muy nerviosa y no quería entrar», explica José María Meseguer.

Aunque no es obligatorio, hay caballos que también llevan microchip, lo que facilita la localización de su propietario, ya que el microchip es como su documento nacional de identidad. Desde Zoonosis lo primero que hacen es informar a la Consejería de Agricultura, a través de la Dirección General de Ganadería, ya que es este organismo el que lleva el control. Se le pasa el lector de microchip y, si está identificado, se intenta localizar al propietario. Si no lo lleva, el proceso es mucho más complejo. Si no se localiza al dueño, se inicia un expediente de abandono y damos el caballo en adopción». En el caso de que aparezca el propietario y alegue que el caballo se le ha escapado, tendría que demostrarlo, por ejemplo, mostrando la denuncia por pérdida o robo, como ocurre en el caso de los perros, especialmente de los de raza peligrosa. Si no puede demostrarlo, podría tratarse de un caso de abandono.

Al igual que ocurre con los perros, el abandono de animales está considerado como una falta muy grave en la Ordenanza Municipal de Tenencia de Animales, y la sanción oscila entre 1.500 y 3.000 euros.

Atados bajo una marquesina

El problema de espacio que tiene la perrera municipal es tal que el último poni en llegar, un tordo (de color blanquecino), de 6 años, y un burro están atados debajo de la marquesina en la zona de aparcamiento. Todos los animales que hay actualmente están en muy buenas condiciones y pueden ser útiles para enganchar carruajes y, en el caso de los ponis, hasta para que los disfruten los niños en una casa de campo o de huerta.

Lo que sí quiere evitar la Concejalía de Salud es que los adopte gente para comerciar con ellos. «Si vemos que se detecta muy claramente que la persona es un profesional del tema, que no quiere el animal para él, sino para venderlo, intentamos darle otra salida», indica Meseguer. En ningún caso son sacrificados. «Tenemos una Sociedad Protectora de Animales que se lleva bastantes. Se llama Andrea's Animal Rescue y está en Fuente Álamo. La dueña es una inglesa llamada Andrea.

El poni más viejo acogido en el Centro de Zoonosis tiene 10 años y luego hay otro de 6 (el tordo, de color casi blanco), otro de 7 años (al se le denomina pío porque tiene manchas) y el de 4 años. Los burros tienen tres años y medio, cuatro y seis años. Estos animales pueden vivir hasta tres décadas.

En cuanto a la alimentación un burro come poco más de medio kilo de pienso, unos 600 gramos, y de paja lo que se llama un 'libro' y de alfalfa lo mismo. Unos 100 euros al mes se pueden ir en alimentación. Y luego está el trabajo que llevan porque hay que cepillarlos, limpiar las heces y renovar la paja que tienen de cama.

No duermen mucho, pero en cualquier caso duermen de pie, no se suelen tumbar, a veces lo hacen para rascarse, pero tienen un mecanismo llamado bloqueo rotuliano y con la rótula se bloquean la articulación de la rodilla.

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