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Educación ofrece a la madre de Marina adelantar un año su ingreso en un colegio especial

La Consejería busca una solución al problema que Virtudes, madre de una pequeña con parálisis cerebral, tenía para escolarizar a la niña

M. C. RAMÍREZ

Martes, 30 de junio 2015, 01:35

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Tras recibir más de 9.000 firmas en la plataforma change.org, el caso de Marina ya no pasa desapercibido, ni siquiera para la administración. La pasada semana, Virtudes Fenor, recibió la llamada de Juan Navarro, jefe de servicio de Integración y Diversidad de la Consejería de Educación para que acudiera ayer a hablar con él. El motivo era buscar una posible solución al problema que Virtudes, madre de una pequeña con parálisis cerebral, tenía para escolarizar a la niña.

Marina come a través de un botón gástrico y en la escuela infantil con aula de atención especial que le corresponde por zona le niegan el derecho de comedor porque para administrar alimento a la niña se requiere personal sanitario. En la reunión mantenida ayer entre la madre y el responsable de la Consejería se le comunicó a Virtudes que es imposible que Marina pueda acudir a la escuela infantil disfrutando de su derecho de comedor porque no disponen de ese personal necesario para administrar el alimento por el botón gástrico. Eso sí, la madre de Marina salió del encuentro con una mínima esperanza que reside en la posibilidad que desde la Consejería le plantean. «El jefe de servicio me ha dicho que la única manera que tienen de que Marina pueda ser escolarizada y alimentada en el centro es adelantar un año su escolarización obligatoria. De esta forma acudiría a un colegio de educación especial que sí dispone de los recursos necesarios para garantizar todas las atenciones de mi hija». Con esta posibilidad, que queda abierta a la espera de que sea confirmada por la Consejería, Virtudes asegura que salió del encuentro esperanzada. «No estoy contenta porque esperaba salir con la solución ya sobre la mesa, pero no salgo disgustada porque veo que hay una posibilidad y que están tratando de solucionar el problema».

Marina, con parálisis cerebral, tiene una discapacidad del 90% y un grado tres de dependencia. La pequeña tiene que comer a través del botón gástrico porque nació sin reflejo de deglución, es decir, no es capaz de comer y respirar a la vez. Desde la Consejería, según la madre, se han comprometido también a estudiar el estado de su ayuda a la dependencia, concedida en noviembre de 2013 y de la que no ha visto ni un euro.

Ayuda de Dependencia

Virtudes asegura que no puede trabajar porque tiene que recoger a la niña a las 12 cada día. La escuela infantil que le corresponde está en San Basilio y viven en La Raya. «Tengo que volver al trabajo porque la necesidad impera. Vivo con y de mis padres, y gracias a la ayuda de amigos generosos porque aunque tengo concedida la ayuda a la dependencia desde 2013, aún no he recibido nada».

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