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El 'expresso' de Siberia que quiere escalar el Everest

Vasily Vorobiev Ganador del VIII Concurso de Baristas. Le encanta trajinar en los fogones para cocinar olla gitana y paella de verduras, pero reconoce que solo comería carne y pescado «para sobrevivir»

Fernando Perals

Lunes, 4 de mayo 2015, 12:56

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Trotamundos, aventurero, un bicho raro que no tiene un televisor en el salón de su casa - «prefiero compartir mi tiempo libre con juegos de mesa en familia y con amigos»-, Vasily Vorobiev logró esta semana el premio al mejor barista en un concurso organizado por el tostadero Salzillo Tea & Coffee. Nacido en la ciudad euroasiática de Omsk hace 24 años, llegó hace diez a España con una imagen bastante distorsionada de la realidad que le esperaba. «Creía que en este país estaba todo el mundo en bikini tomando el sol y bebiendo cervezas en playas paradisíacas, como en el Caribe», rememora. «Lo primero que sentí cuando aterricé en Valencia fue mucho frío y eso que yo venía de donde venía: Siberia».

A los 15 años se independizó de su familia. Pintó fachadas, repartió folletos publicitarios, fue relaciones públicas de varios establecimientos, trabajó en tiendas... Hasta llegar a la hostelería. Barcelona, Marbella, Málaga, Alicante... y Murcia, donde aterrizó en 2011.

Aunque vive en el barrio de Vistabella, montó hace dos meses, en la calle San Antón, El Pincel, una cafetería «que cuida al cliente con su mejor café». Maneja la cafetera con mimo, entre esencias italianas de sabores y atractiva repostería. Dibuja con precisión figuras sobre la crema de leche y su eterna sonrisa engrandece el pequeño establecimiento. Entre taza y taza, atiende a su diversa clientela.

El pasado año fue segundo en el concurso de Salzillo, pero «a pesar de mi experiencia de más de cinco años en el mundo de la hostelería, estaba muy nervioso. Me temblaban las manos, y aunque el capuchino salió perfecto, no estuve con la tranquilidad que es necesaria en este tipo de certámenes». Para esta ocasión, se estuvo preparando durante más un año para lograr la victoria en un concurso en el que participaron 14 profesionales.

Vasily asegura que el secreto de hacer un buen café es seguir las reglas que recomienda la marca del fabricante, según sea el tueste, para darle mayor profundidad al aroma del producto. El tiempo de caída del agua de la cafetera debe estar entre 18 y 20 segundos, el grano tiene que estar muy molido y la temperatura de la máquina, a 100 grados. Su dilatada trayectoria le ha llevado a probar miles de cafés hasta dar con el óptimo: el ecológico «Hay muchas clases y de diversas procedencias», recuerda. «Murcia es una privilegiada y es donde mejor se prepara y se puede degustar esta bebida».

No le costó adaptarse al nuevo país, aunque lo que más le sorprendió fueron los cambios de estaciones. «En Siberia, las épocas de nevadas nos avisaban. Aquí tuve que aprenderlo por la caída de las hojas de los árboles». No tiene morriña de su tierra de origen. Sus recuerdos se aferran a «un tremendo y precioso paisaje que no es conocido aquí». Recaló en Murcia y enseguida se enamoró de sus gentes y costumbres. «La gente te acoge enseguida, charla en un bar como si estuviera en su casa y te ofrece su cariño».

A este joven, con cara de pícaro, le encanta cocinar, «sobre todo olla gitana y paella de verduras». Confiesa que apenas come carne ni pescado. Su paso por bares y restaurantes le ha provocado cierto rechazo, porque «para tomar medicinas, prefiero que sea porque no tenga más remedio que hacerlo. En una situación desesperada, si mi vida dependiera de ello, sí lo comería».

Vasily es padre de un hijo y, a pesar de su juventud, tiene a un segundo en camino. Cuando el tiempo se lo permite, le gusta perderse por las montañas de la Región. Conocedor y amante del Valle de Ricote, prefiere una caminata por el campo antes que ir a la playa y tostarse al sol. Sueña en un futuro no muy lejano con escalar el Everest y convertirse en ingeniero, ya que es un estudioso de las máquinas que le rodean. Es capaz de explicar los componentes de una cafetera italiana industrial en menos de un minuto «porque para hacer bien tu trabajo, hay que conocer todo lo que utilizas a la perfección».

No tiene un plan de futuro. «No sé qué va a ser de mí mañana. Me muevo por impulsos. Soy una persona inquieta que no tiene grandes objetivos empresariales, solo quiero disfrutar con lo que hago y estar con la familia», indica, sonriente, bajo su inseparable gorra.

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