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Obras para la ampliación del colector de saneamiento en la carretera de Alicante.
Adiós al vertido en fosas sépticas

Adiós al vertido en fosas sépticas

La ampliación del colector permitirá que 59 viviendas, naves y comercios de Murcia dejen de usar pozos ciegos. Un tramo de 800 metros en la carretera de Alicante, en los márgenes de Casillas y Zarandona, es una de las últimas zonas por enganchar a la red

María José Montesinos

Lunes, 2 de marzo 2015, 00:50

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No son muchas, pero aún quedan viviendas, comercios y naves, en definitiva, vecinos que no están conectados a la red de alcantarillado y que siguen vertiendo a pozos ciegos y fosas sépticas. A esta situación van a decir adiós muy pronto en un tramo de 800 metros en la carretera de Alicante, desde la calle Industria de Zarandona hasta la avenida de Murcia de Casillas, concretamente desde los números de portales 191 a 307 en el margen de la carretera que pertenece a Zarandona y desde el 124 al 201 del lateral que corresponde a Casillas.

Sergio Pascual, jefe del Departamento de Planificación y Obras de la empresa Aguas de Murcia (Emuasa) explica que «es una obra de mucha envergadura, que va a dejar conectados a la red de alcantarillado a prácticamente todos los vecinos y residentes de la carretera de Alicante, unos 59 afectados entre viviendas, naves y comercios».

Todavía quedan algunos núcleos diseminados en el municipio sin conexión a la red general de alcantarillado, fundamentalmente en diseminados de la huerta y del campo de Murcia, y este tramo de la carretera de Alicante era uno de los pocos que quedaba por enganchar a la red general. De hecho, solo un pequeño tramo, desde la senda de la Portada a Monteagudo, permanecerá sin conexión en uno de los márgenes de la carretera.

1,2 millones de presupuesto

La obra, presupuestada en 1,6 millones de euros, ha sido finalmente adjudicada en 1,2 millones de euros con IVA, lo que da idea de la magnitud de la actuación, que se inició a finales de noviembre y que está previsto que concluya el próximo mes de junio.

La actuación contempla la construcción de dos ramales importantes a ambos lados de la carretera. El diámetro de la tubería va desde los 400 milímetros, de la que se está instalando a 1,20 metros de profundidad, a los 800 milímetros, en la parte más próxima a Monteagudo y a 4 metros de profundidad, porque conforme avanza el colector va teniendo más aportaciones de las viviendas. Además, las tuberías recogerán también el drenaje de las aportaciones de agua de lluvia, así como de las derivaciones laterales para los futuros ramales adyacentes. En total, se va a trabajar en más de 1.600 metros lineales, ya que se están instalando conducciones en los dos márgenes de la carretera. Esta nueva red conducirá las aguas al colector que discurre por la Avenida de Murcia de Casillas y que, tras distintos bombeos, llegará finalmente a la depuradora de aguas residuales de Murcia Este en Llano de Brujas.

Sergio Pascual explica el procedimiento que se lleva a cabo: Se hace la excavación de la zanja, se instala el tubo, se cubre con hormigón y se lleva a cabo un asfaltado provisional, ya que después habrá que pavimentar de forma definitiva todo el ancho de la carretera con una nueva capa de rodadura.

Esta importante obra de saneamiento requiere un amplio despliegue de personal: por parte de Emuasa, un director de obra, que es ingeniero de caminos, así como un capataz, que supervisan la obra; por parte de la empresa contratista, un jefe de obra, un encargado y tres equipos con unas 15 personas en total, que se encargan de la instalación del saneamiento, de los tubos de agua potable y de las obras de reposición.

Sergio Pascual explica que, «como a metro y medio de profundidad el terreno ya tiene agua, no tiene consistencia y, por tanto, es necesario entibar para afianzar el terreno de la zanja, es decir, sujetarla para que no se desmorone la tierra y para asegurar en todo momento, durante la ejecución de los trabajos, las normas vigentes en materia de seguridad y salud». Esto se lleva a cabo con ayuda de una retroexcavadora con capacidad para sacar tierra y un camión centauro que la traslada hasta un vertedero autorizado. Una vez hecha la zanja, se coloca el módulo de entibación para sujetar el terreno y una máquina mixta, de apoyo, lleva la grava que se extiende. Tras una primera capa de grava en el fondo de la zanja para su estabilización, se rasantea la base de la zanja con la pendiente que se ha proyectado.

La misma máquina giratoria es la que introduce en la zanja los tubos de PVC corrugado, que tienen entre 6 y 3 metros de longitud en función del diámetro. Estos se van ensamblando a presión y con un anillo de goma, que hace de cierre hidráulico, se garantiza la estanqueidad. A continuación, se vierte la grava de relleno y zahorra, compactando por capas para que haya una buena consolidación del terreno. En la coronación de la zanja se extienden 20 centímetros de hormigón y otros 5 centímetros de rodadura de asfalto».

Cada 50 metros se deja un pozo de registro de la propia red, lo que permitirá las labores de mantenimiento e inspección. También cada 40 o 50 metros se colocan uno o dos imbornales, para recoger las aguas pluviales.

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