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Filósofo con pistola
PERFIL

Filósofo con pistola

Ángel Marín, inspector jefe de la Policía Local, iba para torero, pero se torció por los caminos de la Filosofía y el Derecho

MANUEL MADRID

Domingo, 24 de agosto 2014, 01:07

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Con permiso de San Patricio, Ángel Marín es el patrón de la Policía Local de Murcia, que esta misma semana está de cumpleaños: 160 años con los murcianos. Un pedazo de esa historia, prácticamente las últimas tres décadas, en las que el Cuerpo ha pegado su mayor estirón, tienen que ver con este granadino, hijo del barbero de Almaciles, pedanía de La Puebla de Don Fadrique, cuyos montes aún huelen a ajo de aserradores. En aquellas tierras de frontera, a base de tortillas de collejas, lomos de orza y andrajos de liebre, fue espigando nuestro protagonista. Nunca fue un bala perdida, pero García Martínez descubrió un suceso de su infancia campera titulando su entrevista impertinente de 'La Verdad' de esta manera: «Se tragó de niño una bala y creyóse morir, pero la disparó por donde el pepino amarga». En efecto, siendo aún imberbe, le dio por jugar con las balas de un cofre que había por casa, poniéndose una de ellas en la boca hasta que en un descuido se precipitó por el esófago, encontrando aposento en el estómago y buscar la salida por el duodeno. Lo demás ya lo exponía el cronista.

Ángel Marín era el hijo del barbero -el hermano de su padre también se dedicaba a 'trasquilar' a los hombres de los cortijos-, y desde bien temprano manifestó su predilección por todas las esferas del saber. Eso que podía ser lo esperable en cualquiera que aspirase a un futuro alejado del 'subruralismo', como diría el cineasta albaceteño José Luis Cuerda, fue percibido enseguida por un maestro popular, Antonio Aznar, que con 11 años le orientó para que pudiera lograr una beca, que le llevaría a liar los bártulos y escapar a Baza, donde continuaría su progresión académica. No es muy común que un inspector jefe de Policía que lleva funda de cuero y pistola haya tenido un pasado ascético y menos que quisiera ser torero, pero Ángel Marín rompe todos los esquemas.

Once años de carrera militar

En la Universidad de Granada inició sus estudios de Filosofía sin imaginar probablemente que algún día cambiaría los debates de túnica larga por la porra y el uniforme. Seguramente habrá acabado dándole la razón a los clásicos, porque inconscientemente en esos años dedicados a la filosofía propiamente hablando -después se especializaría en Filología Francesa- estaba ni más ni menos, como creería Platon, «preparándose a sí mismo para el momento y el estado de la muerte». En realidad, la vocación por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado le vino haciendo el servicio militar, pues hizo carrera en el Ejército del Aire, llegando a ser teniente de complemento, compaginándolo además con los estudios de Derecho, otra titulación que brilla en su palmarés universitario.

Hasta que decidió meter cabeza en la Policía Local, entrando en la de Murcia como oficial en 1987. Dos años después ya era subinspector jefe, haciéndose inmediatamente después con el cargo de inspector jefe, que ostenta hasta hoy, cumplidos los 61 años, y que probablemente aguantará hasta su jubilación. Esta profesión ha sido, como confesaba esta semana, la que le ha dado más sentido a su vida, porque con ella ha colmado cualquier otra expectativa profesional. En ella ha comprobado lo útil que fueron sus estudios de Filosofía, pues le ayudaron a descubrir esos principios que organizan y orientan esta sociedad y que determinan la manera de obrar del ser humano.

Un palmo más que Canito

Físicamente no es Superman -apenas le saca un palmo a Canito, el fotógrafo de la corrida de Manolete, con el que todos los años en la Feria de Septiembre se funde en un abrazo en el burladero de 'influyentes' del coso de La Condomina-, pero la autoridad de Ángel Marín no se discute. Siempre ha sabido mediar ante los conatos de rebelión en los cuarteles, que de vez en cuando se levantan -nunca en armas- contra la Jefatura para reclamarle que se respeten los turnos de rotación o incrementos salariales.

Con él la Policía ha vivido un periodo de expansión en medios, personal -604 agentes- e infraestructuras -11 cuarteles-; tiene buena sintonía con el Gobierno del PP y en la edil de Seguridad, Nuria Fuentes, tiene a una gran aliada para acercar la Policía a los ciudadanos, mejorar el cumplimiento de las ordenanzas y atender las demandas vecinales. Está encantado con que Murcia no sea «muy conflictiva». Aquí eligió vivir con su mujer, de Caravaca; aquí han crecido sus tres hijas y ha elevado la Policía a su cota más alta. La convocatoria de oposiciones anunciada para 2015 y 2017 es un espaldarazo a sus demandas -y a las de los sindicatos- de incremento de la plantilla. Está por ver...

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