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La estatua, en el taller de Requena en 1999.
La estatua de Roldán

La estatua de Roldán

Es una pena que esté en los jardines del hospital de Los Pinos y no en un lugar céntrico, para lo que fue concebida

LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN. HISTORIADOR Y DOCUMENTALISTA

Sábado, 9 de diciembre 2017, 08:39

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Me preguntó el otro día, un buen periodista, qué opinaba yo de la ubicación actual de la estatua de Roldán, aquella que se encuentra actualmente en los jardines del Hospital de Caridad, 'Los Pinos', en la Barriada Cuatro Santos. La verdad, me sorprendió la pregunta. Pues si esa misma cuestión se planteara a muchos cartageneros, estoy convencido que la mayoría de ellos respondería: «¿Qué estatua?».

Pero vayamos por partes. Conozcamos al personaje representado. Se trata de Francisco García Roldán, un soldado de Marina que fundó el Hospital de Caridad en 1693. El Ayuntamiento, en 1865, decidió erigirle una efigie de mármol en su honor y, como nos relata el cronista Federico Casal, «para colocarla en la plaza que existía frente a la Casa Consistorial», un lugar de privilegio. Pero como pasa casi siempre, entre comisiones, proyectos, estudios, financiaciones, posibles ubicaciones y más comisiones, la estatua no se hacía y de esta manera llegamos a 1874. Y aquí retomamos este relato de la mano del historiador cartagenero Diego Ortiz Martínez, quien, en su libro 'De Francisco Salzillo a Francisco Requena: La escultura en Cartagena en los siglos XVIII y XIX', nos instruye sobre cómo se culminó la realización de esta escultura, con su acostumbrado rigor científico.

Obra de Francisco Requena

Fue finalmente el escultor cartagenero Francisco Requena Hernández quien se ofreció para hacerla gratuitamente, cobrando solamente los materiales, en este caso el mármol de Carrara.

Requena fue el escultor preeminente en Cartagena durante el siglo XIX. Bajo la influencia salzillesca, realizó su obra de escultor-decorador. Nació en Cartagena en 1840, su padre se dedicaba a vaciar en yeso reproducciones de figuras y, al parecer, su formación fue autodidacta, aunque no exento de aprendizaje, como el realizado en el estudio de dibujo de Wssel de Guimbarda. Según Diego Ortiz, durante las enseñanzas que sin duda recibió de su padre y de Guimbarda, este escultor adquirió las características formales, en los rasgos anatómicos de sus esculturas. Una vez introducido en los ambientes artísticos de Cartagena, sus colaboraciones profesionales con el arquitecto Carlos Mancha fueron numerosas en edificios y panteones en el cementerio cartagenero.

También trabajó mucho en lo que se denominó obras efímeras, construcciones representativas como arcos triunfales, monumentos para cultos, templetes y pabellones de exposiciones, y que no tuvieron pervivencia alguna. De su taller salieron numerosos tronos para la Semana Santa cartagenera, siendo precursor del llamado trono estilo cartagenero. Todo esto y algunas cosas más hicieron que Requena alcanzara cierto prestigio a nivel nacional, lo que le proporcionó importantes encargos de bustos y esculturas en yeso, que posteriormente eran fundidas en bronce.

Soldado de Marina

Entre viajes a Madrid, Barcelona y París, para participar en la Exposición Universal, el escultor seguía realizando trabajos de decoración en establecimientos, cafés y restaurantes de Cartagena. Fue en 1891 cuando recibió el encargo de la construcción del retablo de la iglesia de La Caridad, para la Junta del Hospital, actualmente desmontado. Luego, continuó sus colaboraciones con esta institución, algo relevante para que se ofreciera a hacer la estatua de Roldán.

Hubieron de pasar 16 años hasta que finalmente se decidieron a encargársela. Fue en 1882 cuando recibió el bloque de mármol de Carrara, en principio para colocarla en la recientemente estrenada Plaza de San Francisco. Pero esta vez las dificultades serían de índole económico, pues pese a que en un principio el ofrecimiento no requería coste por parte del esc ltor, al parecer éste cambió de opinión. Ocho años más de espera. Por fin, en 1899, se llegó al acuerdo, y la pieza fue vendida por 6.500 pesetas. Para entonces, la tenía terminada.

La estatua representa a Francisco García Roldán, vestido con la indumentaria de los soldados de galeras y tocado con tricornio. La mano derecha aparece extendida, en actitud de petición, y en la izquierda lleva la capacha para pedir limosna. Completan la escultura el escudo de la ciudad, una base octogonal y un pedestal cuadrado; sobre ellos descansa la estatua y el monumento alcanza los 8,80 metros. Cuando la tomó en propiedad por el Ayuntamiento, en 1903, no se supo dónde colocarla; si en la Plaza de San Francisco, en la Plaza de La Merced... Pasaron cuatro años más, y la estatua fue trasladada al patio interior del Hospital de Caridad, en la calle Serreta, a la espera de decidir el lugar definitivo. Y así se llegó a 1920, cuando el Ayuntamiento resolvió colocarla en la Plaza de San Francisco. Solicitada la devolución a la Junta del Hospital, esta fue aceptada. Pero nunca fue recogida ni emplazada, y se desconoce la razón. Ya en 1941 fue trasladada a su ubicación actual, y allí permanece casi en el anonimato. Es una lástima, pues, por lo que simboliza histórica y artísticamente, luciría mejor en un lugar céntrico de nuestra ciudad, con más presencia para cartageneros y visitantes.

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