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Sábado, 4 de noviembre 2017, 03:43
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Su valor es incalculable, si se tiene en cuenta que son obra del genial escultor del barroco Francisco Salzillo, pero el olvido popular ha relegado a las figura de los arcángeles de San Gabriel, San Miguel y San Rafael a permanecer arrinconadas en despachos del colegio San Vicente de Paúl, lejos del lugar público de culto que les corresponde. La compra del centro educativo por parte de la Fundación Alma Máter, vinculada a la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), que será efectiva a partir del próximo 1 de enero, ha puesto en el foco de nuevo esas joyas del patrimonio, talladas para el desaparecido Asilo de San Miguel en el siglo XVIII y que son propiedad de la Diócesis de Cartagena.
Las esculturas están realizadas en madera de pino rojo y oscilan entre los 119 y 120 centímetros de altura. Antes de que la calle de San Miguel se convirtiera en una moderna vía peatonal, existió allí una capilla perteneciente al colegio de La Purísima Concepción, regentado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl desde 1860. Era de estilo rococó y su altar mayor lo presidía una imagen de la Virgen del Sagrado Corazón que, más arriba, tenía la imagen de San Miguel y a ambos lados los otros dos arcángeles.
Cuando el colegio realizó su ampliación, aquel recoleto oratorio desapareció. Las figuras fueron entonces trasladadas al nuevo y, después, tras el cierre definitivo de San Miguel y su fusión con el centro escolar de la rambla de San Antón, al nuevo resultante: el San Vicente de Paúl.
Restauradas en la Comunidad
La restauración realizada hace 15 años y pagada por la Comunidad Autónoma los iba a situar como los protagonistas de excepción de la nueva capilla del modernizado centro educativo. Pero pasado el tiempo han quedado relegados a estancias secundarias del edificio. El estado de conservación a su llegada al taller de restauración era paupérrimo, a decir de los expertos, como consecuencia de las precarias condiciones de humedad que soportaron a través de los años.
Hasta el momento de su restauración solo estaba expuesta al público la escultura de San Miguel en el vestíbulo del desaparecido colegio de San Miguel, ahora edificio municipal. La intención de la Comunidad, tras la rehabilitación de las tallas, era que las tres estuvieran en un lugar preferente para que recuperaran su función principal: servir para la oración de los fieles. Pero acabaron en despachos, junto a muebles y pasillos. Y ahí siguen.
Miembros del propio centro advierten del «arrinconamiento» que sufren las tres esculturas barrocas de gran valor artístico, temiendo, además, por su correcta conservación. Pero la directora del colegio, Sor María Cruz, asegura a 'La Verdad' que las figuras no corren peligro y que permanecerán en las instalaciones tal cual están ahora.
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