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RUBÉN SERRANO
Cartagena
Jueves, 18 de enero 2018, 02:31
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«Te pedimos, Señor, que bendigas a estos animales, tan necesarios para nuestra sociedad». El padre José María Gómez repartía así la bendición del santo protector de los animales entre los doscientos perros, gatos y otras mascotas que acudieron ayer con sus amos a la plaza de la iglesia de San Antón. El párroco recitaba esa frase antes de rociar de agua bendita con el hisopo a los animales y a alguna persona, que aprovechaba la ocasión para refrescarse. «Hace un calor muy grande», comentaba agitada Francisca Larios.
Las fiestas patronales de San Antón vivieron ayer su día grande. Fue una jornada con menos público de lo habitual. En el último año han cerrado varios bares de los que antes sacaban a la calle barras y planchas para asar pulpo. Sus calles también están huérfanas en 2018 de tómbolas e hinchables para niños, que tanta animación proporcionaban. No obstante, sí hubo gente que volvía después de mucho tiempo, animada por la decisión de prohibir los cohetes durante la ceremonia, para mantener tranquilos a los animales. Fue el caso de Juan Antonio García, que acurrucaba entre sus brazos a su pequeño yorkshire. «Se llama 'Isco', como el jugador del Real Madrid. Le tengo mucho afecto», decía. Otros, como Francisco Ros, esperaban la bendición con las ideas un poco confusas. «He venido a bautizar a la perra», indicaba orgulloso a 'Lola', un gran danés de cuatro años.
El público se dispersaba en dos zonas: unos detrás de las vallas que rodeaban la plaza y otros en los escalones de la parroquia, esperando el gran momento. A las doce en punto empezaron a desfilar los jinetes y los ponis. Lo hicieron bajo las indicaciones del padre Diego Martínez. Micrófono en mano, amenizaba el paseíllo inicial con comentarios graciosos. «¡Por aquí viene este caballero, que lleva el carro 'tuneao'!», le decía a un hombre, cuyo carruaje fue premiado.
Tras el desfile, los vecinos se colocaron debajo del hisopo, y alzaron a sus mascotas para que fueran rociadas con agua bendita. Había animales de todo tipo. Uno de los más aclamados era el hurón 'Fermín'. «Duermo con él y es muy bueno», confesaba su dueña, Nerea García. José Manuel Bautista llevaba por primera vez a su zorro 'Eevee', muy fotografiado por los extranjeros asistentes al acto. «Es muy dócil, pero le he puesto un bozal porque aún tiene un punto salvaje con los conejos. Es uno más de la familia», decía su amo.
Tras la ceremonia de bendición de animales, los asistentes pudieron pasar a la parroquia para ver la imagen de San Antón, que por la tarde salió en procesión por las calles del barrio. También se vendieron los tradicionales rollicos en la entrada al templo, y hubo degustación de pulpo en los cada vez menos bares que van quedando. «Hay que guardar el último rollo en el cajón del dinero para que dé suerte durante todo el año», recordaba Loli Cárceles a las personas que se acercaban por su puesto para llevárselos bendecidos, incluidos algunos extranjeros.
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