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Los dos expertos de la Universidad Complutense inician la toma de datos en la parte alta del Monte Sacro.
Los arqueólogos decidirán si los restos romanos permiten urbanizar Monte Sacro

Los arqueólogos decidirán si los restos romanos permiten urbanizar Monte Sacro

El barrido del suelo con un georradar, que llega a una profundidad de 1,5 metros, permitirá decidir este mismo año si la zona acoge casas o un yacimiento turístico

Eduardo Ribelles

Jueves, 10 de noviembre 2016, 01:44

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La exploración con un georradar de gran potencia, que comenzó ayer y que concluye hoy en 14.500 metros cuadrados de terreno libre en el Monte Sacro, permitirá saber «si los restos arqueológicos de origen romano que se detecten nos llevan a hacer allí un gran parque arqueológico o nos permiten habilitar muchas parcelas para su venta» y su conversión en una zona residencial. Así lo explicó ayer el alcalde de Cartagena, José López, durante una visita a la zona. Las catas marcarán el camino que hay que seguir en una campaña posterior de excavaciones, para la que no hay todavía un calendario definido y que permitirá confirmar la información del georradar, antes de perfilar un proyecto definitivo.

Los dos operarios que iniciaron de buena mañana las prospecciones en la parte alta del cerro recibieron, a las once, la visita de López, acompañado de la coordinadora municipal de Arqueología, María del Carmen Berrocal. El equipo lo dirige la catedrática de Historia de la Universidad Complutense de Madrid Teresa Chapas, contratado para realizar un rastreo electrónico que permitirá elaborar un mapa del subsuelo hasta los 1,5 metros de profundidad. El coste del trabajo ronda los 5.000 euros.

El análisis de los datos durará «15 o veinte días», según Berrocal, y debe permitir distinguir qué partes del subsuelo son vetas de roca natural y qué materiales son estructuras arquitectónicas obra del hombre. «Con todo ello podremos decirle a los cartageneros qué es lo que se puede hacer allí», explicó López. El regidor tiene previsto incluir estos estudios y sus conclusiones en las conversaciones con el Gobierno regional, para recabar apoyo a las inversiones que sea necesario abordar en 2017.

«Las zonas en la que haya roca podrán ser excavadas con métodos mas convencionales; mientras que en las otras son los expertos arqueólogos los que deberán decidir cómo se hace», apuntó López. En cualquiera de los dos casos se trata de unas operaciones «carísimas», para las que el primer edil espera el apoyo de otras administraciones públicas.

La investigación no parte de cero y los datos que se obtengan podrán ser interpretados en función de lo que ya se sabe por estudios realizados en el pasado. En ellos quedó acreditada la existencia allí, hace dos mil años, de un barrio de casas nobles con jardín, cuyos restos mejor conservados estarían en las partes bajas de la ladera, «como la calle Saura y la desaparecida calle del Cuerno», recordó Berrocal. Las catas permitirán comprobar hasta qué punto la estructura urbana aterrazada que también se detectó en la ladera del Cerro del Molinete, actual barrio universitario, se extienden a toda la superficie de descampados del Monte Sacro. Este abarca desde el eje de las calles Serreta y Caridad hasta Sor Francisca Armendáriz y desde la Plaza de López Pinto a San Cristóbal Larga.

Allí tuvieron lugar hallazgos como el del Ara Pacis y los de varias estatuas de entre 30 y 50 centímetros que, con toda probabilidad, adornaron patios interiores de la zona residencial. Esta área de casas de la antigua Carthago Nova fue sustituida en los siglos siguientes por un populoso barrio, cuyas fincas fueron expropiadas y demolidas en los últimos 20 años.

El objetivo del anterior Gobierno local era venderlo todo para que promotores privados hicieran una zona residencial parecida al barrio universitario, pero no fue así.

«En vez de quejarse de que no se vendían las parcelas, el Ayuntamiento tendría que haber impulsado esto mucho antes. La mejor manera de asegurar que en este lugar se puede urbanizar y hacer casas es asegurarle a los promotores que las parcelas están perfectamente habilitadas para construir y que ni la Administración ni la arqueología lo retrasan», dijo.

Los planes a los que dé lugar la exploración arqueológica son de largo recorrido, según admitieron López y Berrocal, tanto por el coste como por su complejidad. Sin embargo, para ambos, esta es la manera de asegurar un desarrollo urbano sólido, sea por medio de un parque arqueológico con sitio para pocas viviendas o con una zona residencial más nutrida y los espacios verdes y libres necesarios.

Muralla de Carlos III

Los miembros del equipo de prospección con georradar tienen un encargo adicional. «Les hemos dado un dosier con la planimetría del siglo XVIII, y queremos que definan la traza de la muralla de Carlos III, que por lo que sabemos no presenta una estructura uniforme. Eso nos permitirá intervenir en su recuperación», explicó Berrocal.

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