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Joaquín Roca, Rafael Moreno y Vicente Muñoz, junto a una mano biónica.
Manos biónicas para una nueva vida

Manos biónicas para una nueva vida

Un alumno de la UPCT crea con impresoras 3D prótesis de bajo coste que se adaptan a cualquier persona. Vicente Muñoz diseña un prototipo ajustado a un niño de 7 años nacido con amputaciones congénitas; el menor ya monta en bici y nada

Antonio López

Sábado, 8 de octubre 2016, 01:55

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Al niño Rafael Moreno le ha cambiado la vida, para mejor, un alumno de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) llamado Vicente Muñoz. El talento de este alumno de Ingeniería Industrial ha resuelto los problemas de Rafael, que nació hace siete años con amputaciones congénitas en ambos brazos. Tras dos años de trabajos e investigaciones a instancias del padre del niño, el estudiante ha creado unas prótesis adaptadas y con un coste asumible. El prototipo de manos biónicas, fabricado con una impresora 3D (Tres Dimensiones), ya permite al pequeño Rafael hacer tareas tan sencillas como montar en bici con sus amigos.

Las prótesis estándares para niños existentes en el mercado no están tan desarrolladas como las de los adultos, ya que el crecimiento del menor obliga a hacerles continuas adaptaciones. La mayoría se limitan a hacer movimientos básicos como el de la pinza, son muy pesadas y, sobre todo, muy caras. Las que usa Rafael costaron 20.000 euros, a los que hay que sumar otros 2.500 cuando toca revisión. El gasto está subvencionado por la Seguridad Social.

Gracias a la idea de Vicente Muñoz, los niños con características similares a las de Rafael tendrán en breve una prótesis sencilla y económica, ya que el precio del invento ronda los 400 euros. Este se podrá adaptar a las necesidades de cada persona y será muy funcional, ya que permitirá hacer movimientos básicos como el de agarre y el de pinza.

«Se pueden abaratar tanto los costes, porque la producción de todos los componentes de la prótesis se hace con impresoras 3D. Los materiales que se utilizan son muy económicos. Solo lo encarece la creación y montaje de los sensores, de los adaptadores y de los sistemas de alimentación», explica Vicente Muñoz. Las manos biónicas son el trabajo de fin de grado (TFG) que este alumno presentó ayer en el Salón de Grados de la Escuela de Industriales de la UPCT.

Se trata de una prótesis mioléctricas, compuesta, según Muñoz, «por sensores que se activan con movimiento musculares o con impulsos cerebrales. Son una alternativa a las convencionales, porque se pueden crear a medida de cada persona». La idea le surgió de su colaboración con la Fundación Rafa Puede, cuyo presidente es Rafael Moreno, padre del niño de 7 años. «Cuando me hablaron de las carencias que presentan las prótesis actuales para los niños, me puse a pensar cómo podríamos hacer más funcionales y baratas. De ahí surgió este proyecto», comenta.

En un principio comenzó con la idea solo de solucionar el problema de Rafael, pero después este estudiante se propuso que su proyecto tuviera una evolución y sirviera para otros niños. Para ello, ha creado una guía con los pasos a dar para fabricar este tipo de dispositivos. Confía en que lo que surgió como una alternativa se convierta en un futuro en el modelo a seguir y en que las empresas del sector se interesen por su iniciativa.

De Iron Man

«Fue una suerte encontrar a Vicente. Él aportó sus conocimientos técnicos a un proyecto que estamos detrás de él desde que nació mi hijo, por el que creamos la Fundación. Las manos biónicas que ahora lleva no cubre todas sus necesidades, pero las que ya ha usado diseñadas por este estudiante le permiten montar en bici y nadar», explica el padre del pequeño. La personalización de cada prótesis es tal que permite diseñarlas de cualquier color y forma. Incluso como las que ya ha pedido Rafa, de Iron Man, el célebre superhéroe de los cómics.

A día de hoy existe una gran cantidad de diseñadores, técnicos y especialistas clínicos que han puesto sus esfuerzos en la aplicación de estas técnicas al desarrollo de prótesis a medida. «Con éstas, los niños puedan hacer deporte, jugar al fútbol o ir a la playa sin miedo a poder dañar un dispositivo muy costoso. Haciéndolas en 3D, se busca lograr una reducción en el coste para el usuario y ofrecer dispositivos diseñados a medida capaces de ofrecer la máxima funcionalidad», explica el profesor y director del trabajo fin de grado, Joaquín Roca González.

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