Borrar
El fuerte, en una imagen de principios del siglo XX.
Caballero de Despeñaperros

Caballero de Despeñaperros

LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN HISTORIADOR Y DOCUMENTALISTA

Sábado, 16 de enero 2016, 00:55

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La topografía de Cartagena adaptada a su defensa siempre ha constituido una de sus señas de identidad. Sus elevaciones y sus cerros han servido a lo largo de su historia como puntos estratégicos en donde se han situado baterías, castillos y complejos defensivos. Hoy le dedicaremos nuestra atención a uno de ellos.

Emplazado a unos 50 metros sobre el nivel del mar en el cerro al que Polibio denomino Phestos, hoy conocido como Despeñaperros, a las espaldas del cerro de los Moros e integrado en el Campus Universitario de la UPCT, se levanta un fuerte o caballero construido en la segunda mitad del siglo XIX, de gran valor estratégico.

Domina y defiende al Castillo de los Moros, la llanura del Almarjal y proporciona fuegos oblicuos hacia la ensenada de Santa Lucía. De esta forma, Despeñaderos sometía todo el tramo del Batel de la Muralla de Carlos III, la entrada del puerto de Cartagena y el Almarjal. Además de servir de reducto y defensa directa del Cuartel de Antiguones, Hospital de Marina y sobre todo de las Puertas de San José.

Por su forma, pertenece a un tipo de fortificación abaluartada que se configura como una gran obra maciza sin huecos. Los paramentos exteriores presentan una mampostería vista, bastante regular, careada y concertada, dispuesta en hiladas horizontales, el mortero de las juntas y las caras producen una cara bastante uniforme y plana, en grandes extensiones aparecen las juntas reparadas con mortero y pequeñas piedras.

El interior se puede dividir en dos recintos: una plataforma inferior, donde estaban las dependencias de servicio del fuerte, y la plataforma superior, más amplia y donde se situaba todo el potencial bélico del baluarte. En la plataforma inferior sólo se puede ver un depósito de agua que en su día estaba cubierto y que se sitúa en la zona noreste de dicha plataforma. En la zona sur se observan los restos de una dependencia que por sus materiales debe corresponderse con un uso residual del fuerte tras su abandono como batería.

La comunicación entre ambas plataformas se hace a través de una senda paralela al muro perimetral oeste, salvando un ligero desnivel que nos lleva a la plataforma superior, donde podemos ver restos de un salvacuerpos y del que actualmente se conservan las bases donde se sujetaban. Los parapetos y las cañoneras han desaparecido y tan sólo se pueden observar algunos de los desagües que corrían por debajo de la plataforma de las cañoneras. En general, se trata de una obra maciza de tierra en su interior y caras de ladrillo y mampostería.

Así está descrita esta fortaleza en el 'Catálogo de fortificaciones y baterías, las defensas de Cartagena y su bahía', publicado en el 2002 por la Dirección General de Cultura de la Región de Murcia.

La historia de este baluarte está íntimamente ligada al devenir de la propia plaza fuerte a la que defiende, y lo hace integrada ya dentro de su recinto amurallado a comienzos del siglo XVIII, con motivo de la Guerra de Sucesión. A lo largo de este siglo, toda el área sufre una profunda transformación fruto de las obras de fortificación que se emprendieron para amurallar a la ciudad, la conocida como Muralla de Carlos III. Sin dudas el elemento más importante que se construye en este entorno van a ser las Puertas de San José que está flanqueada por dos baluartes, que a su vez se adaptaban a los pies de los cerros de Despeñaperros y San José.

Su utilización plena como posición artillera esta atestiguada en la defensa de la plaza durante la Guerra de Independencia, con la presencia de dos baterías para cinco cañones con objeto de desalojar al enemigo si lograse ocupar el fuerte de los moros.

En todos y cada uno de los informes elaborados con posterioridad sobre esta fortaleza, siempre se destaca su valor estratégico y su necesidad continua de mejora y reforzamiento.

El último gran servicio realizado por este caballero (plataforma alta, con su parapeto revestido dentro de otro de mayor tamaño), lo realizó durante la sublevación cantonal, en donde mantuvo la línea de fuego con las baterías centralistas que desde ese sector batían la plaza.

Perdió su vigencia defensiva a principios del siglo XX, cuando las murallas se entregan a la ciudad, iniciándose su deterioro y destrucción sistemática hasta nuestros días.

Hace pocas fechas, la Dirección General de Patrimonio de esta Comunidad, instó a su propietario, el Ayuntamiento de Cartagena, a que iniciase con carácter de urgencia tareas de conservación de este bien cultural.

Despeñaperros forma parte integral del conjunto defensivo de Cartagena, único en el mundo, por su cantidad, variedad y singularidad, algo que puede ser decisivo en los intentos que desde varias instituciones y asociaciones se están realizando en pos de una candidatura a la declaración de Cartagena como Patrimonio de la Humanidad.

Alguien debería pensar en utilizar los recursos posibles en la conservación y rehabilitación de este importante sistema defensivo, frente a otras consideraciones basadas en recreaciones o restituciones de elementos que ya no existen.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios