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Eva Pérez y Mariana Sarabia participan en el taller de autismo organizado por la UPCT.
Sumergidos en los cursos de la Politécnica

Sumergidos en los cursos de la Politécnica

Seiscientos alumnos de todo el país acuden a los talleres de verano organizados por la universidad en busca de más formación

RAQUEL SÁEZ

Domingo, 2 de agosto 2015, 00:31

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Dieciséis años han pasado desde que la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) comenzó a organizar cursos de verano, algo que le ha permitido consolidarse como un referente científico y cultural en España. Para continuar en la misma senda, este año impartirá treinta y dos durante la temporada estival, que viajarán por varios puntos de la geografía murciana como Santomera, San Pedro del Pinatar y Mazarrón. Incluso cruzará el Mediterráneo para llegar a Marruecos.

  • personas han participado en los veinticuatro cursos organizados hasta el momento por la UPCT

  • Conservación del patrimonio histórico

  • Reflexión sobre los medios de protección de patrimonio, los problemas de conservación, la puesta en valor y uso público de edificios, museos y parques arqueológicos con ejemplos de modelos de gestión como el Parque Arqueológico del Molinete y el nuevo Museo Naval.

  • Agricultura de regadío

  • Información del estado actual, técnicas y conocimientos sobre el manejo eficiente del agua de riego y fertilizantes que consigan una agricultura más sostenible. Además, exposición del avance tecnológico que se ha experimentado en la última década en los equipos de abonos y riego.

  • Cultura militar y aeronáutica

  • Análisis del papel de internet y redes sociales en el terrorismo fundamentalista y ciberseguridad contra el terrorismo yihadista.

Se trata de todo un abanico de posibilidades que permite a estudiantes, graduados y personas desvinculadas del mundo universitario empaparse de los conocimientos de las numerosas temáticas de esta edición: lucha contra el terrorismo yihadista, ingeniería, arquitectura, patrimonio, cultura general o sensibilización sobre la discapacidad. Un evento capaz de atraer a gente, no solo de la Región, sino de todo el país.

Es el caso de la madrileña Diana Esperanza García, arquitecta de 25 años, y del alicantino Miguel Mazón, Ingeniero de 23, que participaron en el Taller de edificación aplicada en la Escuela Superior de Arquitectura.

«A día de hoy tener formación adicional es imprescindible. Puede ser una manera de destacar y adquirir la experiencia laboral que nos falta. En ramas como la ingeniería de caminos contamos con pocos cursos especializados. Además, en la carrera te enseñan programas muy interesantes. Por eso, recibir esta formación es muy valiosa, porque realmente la necesitamos», expone Mazón. Una situación diferente es la que se vive en especialidades como la arquitectónica: «Pienso que hay muchos talleres entre los que elegir. Quizás no de todos los precios, pero al menos existe una gran variedad», según García. Los cursos consumen la mayor parte de su día y apenas dejan espacio para actividades de ocio: «La ciudad tiene grandes atractivos y eventos culturales, como el festival de la Mar de Músicas pero, si no hablas con alguien de la zona, difícilmente te enteras. Es lo que nos ha pasado a nosotros», explica la estudiante.

En cambio, para Eva Pérez, logopeda de 32 años (Murcia), y Mariana Sarabia, ama de casa de 42 (San Pedro del Pinatar), dar con el Taller de diagnóstico y tratamiento del autismo, una alteración que limita las relaciones sociales, fue poco más que una casualidad.

«Si no te mueves en el mundillo es difícil dar con iniciativas sobre este trastorno. No cuentan con suficiente publicidad y, por eso, intento estar atenta y manejarme bien por la red. Como profesional, es necesario ir reciclándose; al final trabajas con personas y no sirve con tener la carrera, necesitas formarte continuamente», afirma esta especialista. A su juicio, que la Asociación para la atención de personas con trastornos generalizados de la Región (Astrade), junto con la universidad, apuesten por iniciativas con validación académica «es una suerte».

Para familiares que conviven con ese trastorno, la información que reciben es casi indispensable: «Yo tengo un niño con autismo y, por eso, pensé que el curso era una oportunidad para comprenderlo mejor y ayudarle en su día a día. Es una guía que podemos aplicar en situaciones reales, de las que vives en casa», dice Sarabia.

Ellos son una muestra de las cientos de personas que cada verano pasan por las aulas de la UPCT y que contribuyen a que la universidad se consolide en el panorama nacional.

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