Polígonos industriales en el olvido

Señales de tráfico caídas, aceras levantadas, asfalto con baches y resquebrajado, jardineras descuidadas y matorrales que crecen en el pavimento. Ese es el aspecto que ofrecen los polígonos industriales de Los Camachos y La Palma, dos zonas industriales que claman ayudas por parte de las administraciones para poder subsistir y mantener los servicios para llegar algún día al estado en el que se encuentra, al menos, el de Cabezo Beaza.

El que peor estampa presenta es el de Los Camachos. En él hay apenas cuarenta empresas asentadas, de momento. Desde que se abrió hace ahora poco más de siete años nunca se han realizado obras de mejora, algo que ha provocado el deterioro del asfalto en algunas zonas y el levantamiento de aceras y bordillos.

Además, también hay, al menos, una decena de señales de tráfico caídas, jardineras en desuso y medianas sin arreglar. A todo ello hay que añadir que ha comenzado a crecer matorrales en las aceras y en el asfalto.

Desde la Entidad de Conservación del polígono, su presidente, Antonio Betancor, asegura que con las nulas ayudas que reciben de la administración y con las cuotas anuales de los empresarios, «apenas nos da para llegar a finales de año. Hacemos frente a muchos gastos, como el de la seguridad y el de la limpieza y recogida de residuos. Es el Sepes [Entidad Estatal del Suelo] el que debería hacerse cargo de parte de su mantenimiento», dijo.

Accesos deficientes

Uno de los principales problemas que atañe a los dos polígonos es la deficiencia en los accesos. A los Camachos solo se puede entrar por la salida de la autovía, que da directamente a la Avenida del Carburo, la calle principal de la zona industrial.

El otro acceso está cortado. Se trata de la entrada por la carretera que une la de La Aparecida y el Caserío de Los López, la RM-F37. En el cruce, el Sepes prometió en el año 2012 construir una rotonda para evitar los accidentes, algo que los empresarios están reclamando desde entonces.

Similar situación ocurre en el de La Palma. Los industriales se quejan de que las dos entradas al polígono son peligrosas. Una de ellas, la que enlaza con la rotonda de entrada a la autovía AP-7, «la carretera está impracticable. Está llena de socavones y el asfalto está con grietas. Por ella pasan muchos vehículos pesados y algún día habrá un accidente», comentó el presidente de la zona industrial, Aniceto Martínez. Han solicitado, en diferentes escritos al Ayuntamiento, que la adecenten, «pero han hechos oídos sordos», añadió.

En la otra entrada quieren que se haga una rotonda para facilitar el tránsito de los coches y camiones. «Estaba proyectada por la dirección general de Carreteras, pero hace un par de años nos dijeron que se quedaron sin dinero y que no se podría hacer», concluyó.