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La manifestación, entrando a la calle Santa Florentina, camino de la Asamblea Regional.
Cinco mil cartageneros claman contra los recortes sanitarios y el estado del Rosell

Cinco mil cartageneros claman contra los recortes sanitarios y el estado del Rosell

La tercera gran protesta en el último año atrae a menos gente que las anteriores aunque gana en intensidad reivindicativa

Antonio López

Viernes, 27 de febrero 2015, 01:29

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El mensaje lanzado por la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, animando a los ciudadanos a salir a la calle a protestar por la sucesión de episodios de saturación en el Hospital Santa Lucía y por «el desmantelamiento» del Rosell, no consiguió el apoyo popular esperado, a tenor del número de ciudadanos que ayer participaron en la tercera manifestación convocada en menos de un año contra los recortes sanitarios. A pesar de las buenas expectativas, de los apoyos recibidos de hasta una treintena de colectivos locales, comarcales y regionales, y de la campaña realizada en barrios y diputaciones no hubo más de cinco mil personas en la calle, según los datos de la Policía Nacional.

Aunque muchos menos que en la celebrada hace justo un año y en la de octubre de 2013, - a cada una acudieron cerca de 15.000 manifestantes-, el malestar de los que estuvieron se dejó sentir más que nunca en cada calle, esquina y rincón: desde la Plaza del Ayuntamiento, de donde salió, hasta la Asamblea Regional, donde acabó. Durante todo el recorrido, los manifestantes no pararon de exigir a gritos más servicios para la sanidad cartagenera y que se acaben «las camas en los pasillos, las esperas de hasta 48 horas en Urgencias, los recortes en las plantillas de los hospitales, las derivaciones a los centros privados, la reducción de las horas de los médicos en Atención Privada y las listas de espera», resumió el portavoz de la Plataforma, Leandro Sánchez, durante la marcha.

El lema de la protesta («El Santa Lucía está colapsado, porque el Rosell está cerrado») lucía en la pancarta principal, portada, además de por los representantes de Salvemos el Rosell, por políticos de los partidos de oposición en el Ayuntamiento de Cartagena y la Comunidad, como el líder regional del PSOE, Rafael González Tovar, y el de la coalición Izquierda Unida, José Antonio Pujante.

Con una hora de antelación fueron llegando a la Plaza del Ayuntamiento grupos de manifestantes desde diferentes puntos del municipio, de la comarca y de la Región, con pancartas, pitos y hasta con cacerolas. El más numeroso fue el de la Marea Blanca, que sobre las seis y media se concentró en el aparcamiento del Hospital Santa María del Rosell. Vecinos de Murcia, Lorca y Cieza, entre otros, quedaron allí para marchar juntos hasta el Palacio Consistorial.

Altavoces en Alfonso XIII

Allí se unieron al resto y juntos partieron por la calle Mayor a las ocho en punto. Entonces apenas había 1.500 personas en las calles. La mayoría se unió conforme la cabeza de la manifestación recorría el trayecto, que en vez de pasar por la calle del Carmen al llegar a la Plaza del Icue, como estaba previsto, lo hizo por la calle Santa Florentina, la Plaza Juan XIII y Juan Fernández, en dirección al Paseo de Alfonso XIII.

En ese punto se sumó una furgoneta con un remolque y cuatro altavoces con música. Un animador arengó por la megafonía a los manifestantes con cánticos como «Toda la ciudad tenemos un deseo, que para la privada no haya dinero», «Alcaldesa dimisión, alcaldesa prisión», o «Donde está, no se ve la pancarta del PP».

Entre la multitud iba un vecino de San Félix, Antonio Villada, acompañado por su esposa, María Dante. «Es una pena que tengamos que estar hoy aquí para luchar por algo que siempre hemos tenido y ahora hemos perdidos de una manera inexplicable», lamentó él.

Más indignada si cabe estaba María del Carmen García, que tiene que ir cada ocho días al Rosell a ser tratada de una dolencia crónica. «No quiero que lo cierren, porque entonces tendré que ir al Santa Lucía y no me apetece que me tengan en una cama en un pasillo», comentó.

Por la Puerta de Murcia iba, junto a un grupo de amigos, Miguel Villada, quien criticó que las administraciones local y regional «hayan cerrado el Rosell y el Naval. Esto ha provocado que el Santa Lucía esté desbordado, y a su vez que la gente se vaya a la sanidad privada».

Desde Pozo Estrecho llegó un grupo de jóvenes que no querían perder la oportunidad de mostrar su queja «por la falta de servicio en la sanidad de Cartagena», según Sergio Plaza. Junto a un compañero portaban una pancarta en la que se podía leer: «Alcaldesa y consejera a Cartagena desesperan».

Mientras, la vida alrededor de la manifestación siguió aunque no ajena del todo a la protesta. Los clientes de las tiendas continuaron con sus compras y los de los bares con sus cenas. Otros, desde sus balcones vieron pasar la marcha, más en el Paseo de Alfonso XIII que por las calles del casco antiguo.

Sobre las nueve y media de la noche comenzó a llegar la cabeza de la marcha a las puertas del Campus de Alfonso XIII de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). Allí, ante la Asamblea Regional, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena, Cristina Roca, leyó un manifiesto centrado en críticas a la Consejería de Sanidad «por los recortes».

«Nos mienten, nos manipulan e insultan a nuestra inteligencia, y mientras los pacientes se hacinan en los pasillos de Urgencias, en camas, en sillones y hasta en sillas. Ponen en juego nuestra salud, olvidando que los recortes en sanidad matan, y que un Rosell cerrado perjudica seriamente la salud», dijo.

Cómplice y culpable

Entre párrafo y párrafo, Roca animó a los manifestantes a gritar con ella «El Santa Lucía está colapsado, porque el Rosell está cerrado». En su discurso también hubo palabras dedicadas a la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, a quien acusó de ser «cómplice y culpable del cierre» del hospital del Paseo.

Roca recordó la promesa del Gobierno regional, realizada en los años 2009 y 2010, en la Asamblea. Entonces, dijo, «nos prometieron que Cartagena tendría dos hospitales a pleno rendimiento y que entre ambos formarían el gran complejo sanitario del Área II», algo que «han incumplido».

Por último, exigió a las administraciones regional y local «la apertura y rehabilitación inmediata del Rosell», porque «lo necesitamos vivo para no poner nuestra vida en riesgo». Antes de terminar convocó a los vecinos a una concentración que se celebrará el próximo miércoles ante la Asamblea. Ese día se debatirá allí la iniciativa legislativa popular presentada por el Ayuntamiento de Mazarrón pidiendo que el Santa María del Rosell funcione como un hospital general.

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