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Agentes de la Policía Nacional, desplegados a mediodía en la calle Amatista de la Urbanización Mediterráneo.
La Policía pone sus ojos en la 'Urba' y Los Dolores

La Policía pone sus ojos en la 'Urba' y Los Dolores

Antidisturbios y agentes de paisano refuerzan el control en los barrios tras las quejas vecinales por robos y peleas

José Alberto González

Miércoles, 28 de enero 2015, 11:33

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«Cuando bajaba al parque con mis mellizos, que tienen nueve años, era vergonzoso. Raro era el día que no había borrachos, gente de peleas con botellas de cerveza, gente traficando con droga, gente con el porro a cuestas, gente diciéndose palabrotas a gritos... Las madres teníamos que salir por piernas con los chiquillos y otras veces, directamente, nos íbamos varias calles más abajo para evitar problemas. Pero la verdad es que, en los últimos días, la situación ha mejorado bastante, porque la Policía se pasa con frecuencia. De todas formas, la situación todavía no es como queremos. Necesitamos que no dejen de venir por aquí, porque llega un momento en que te planteas no salir a la calle para evitar problemas».

Mientras una docena de agentes de la Comisaría uniformados y, en algunos casos, pertrechados de escopetas se desplegaba por las calles Amatista, Diamante y Esmeralda para realizar un control por sorpresa, Dolores López, vecina de la Urbanización Mediterráneo, resumía así ayer al mediodía a 'La Verdad' cómo el refuerzo de la vigilancia por parte de la Policía Nacional está devolviendo la tranquilidad al barrio tras una oleada de quejas por robos, peleas y tráfico de estupefacientes.

«No es para tirar cohetes, pero la cosa está un poco más tranquila, porque hay más presencia policial. Pero no se debería haber llegado al extremo de obligarnos a comerciantes y vecinos a juntarnos para denunciar la situación», comentó María Alcaraz, propietaria de la tienda Multiprecio María. Ésta hizo ver, no obstante, que sigue el problema de la escasa iluminación en la Plaza Mediterráneo, uno de los principales puntos de conflicto en una zona de la ciudad con unos 5.800 habitantes.

A pocos metros, en el bar Mediterráneo, su gerente, Ramón Pardo, asegura que el panorama ha dado un vuelco gracias a las medidas adoptadas desde la Comisaría que dirige Ignacio del Olmo, entre las que destaca la combinación tanto de día como de noche de vigilancias por parte de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), conocida como los 'antidisturbios', y de funcionarios de paisano.

«No es la primera vez que ocurre esto. Pasa un tiempo, se relaja la vigilancia y esto empieza a llenarse de gente con malas pintas. Los vecinos nos quejamos, viene la Policía un día sí y otro también, e incomodan a los que parecen tener algo entre manos. Empiezan: 'A ver, Fulano: el carné. A ver, Mengano: el carné'. Y la cosa se va tranquilizando. Yo antes abría con miedo el bar y, aunque siempre te queda el temor a que venga alguien y te la monte, estoy más tranquilo. Confiamos en que la vigilancia se mantenga», reclamó el dueño del bar.

El presidente de la Asociación de Vecinos, Sebastián García, se mostró optimista: «Tenemos el compromiso del señor comisario de que esto no es cosa de dos días. Pero no hay que crear alarma. Ésta es una barriada obrera y, aunque es verdad que por la noche merodea gente de mal aspecto, aquí cosas graves no pasan. Es normal que haya alguna pelea, pero es entre ellos mismos por temas de droga y esas cosas. No van contra ningún vecino».

Tres son los objetivos marcados por el comisario Del Olmo con el refuerzo de efectivos en la 'Urba', Los Dolores (7.600 habitantes) y otras zonas de la periferia urbana como San Antón (unos 1.900 vecinos): «Combatir la sensación de inseguridad ciudadana», que según sus datos y su convicción «es legítima pero no se corresponde con un escenario real de inseguridad»; disuadir a los posibles delincuentes para que cesen en sus actividades ilegales; e intervenir, si es necesario, para llevar a cabo detenciones. Un ejemplo fue el arresto, ayer, de un ciudadano de origen subsahariano por su presunta estancia irregular en España.

Este triple reto se complementa con el trabajo policial permanente de recabar información de los propios vecinos, a través del área de participación ciudadana y siempre con la garantía del anonimato; y con la tarea de la Brigada de Estupefacientes para detectar nuevos 'garitos' de venta de droga y desmantelarlos.

«En cualquier momento»

En este contexto, el despliegue de los agentes incluyó también ayer el entorno de la Plaza del Tulipán, en Los Dolores. En la travesía principal del barrio, que está siendo remodelada por el Ayuntamiento, los agentes dieron el alto a varios conductores, les pidieron la documentación e inspeccionaron los coches.

Al cabo de unos veinte minutos, el responsable del operativo dio la orden de retirada. Pero la Policía mantiene sus ojos en el barrio. El comentario del oficial lo dejó claro: «Los controles se hacen en cualquier momento. No bajamos la guardia».

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