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José García, con la copia de una reclamación en la mano, ante Urgencias del Santa Lucía.
«Mi suegra está en una cama junto a la puerta de entrada del Santa Lucía»

«Mi suegra está en una cama junto a la puerta de entrada del Santa Lucía»

Las reclamaciones se disparan en el centro sanitario por los retrasos en las hospitalizaciones de pacientes, que en muchos casos superan los dos días

Antonio López

Martes, 13 de enero 2015, 00:59

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«Mi madre tiene 78 años y hace dos meses sufrió un ictus. El pasado sábado tuvo que acudir a Urgencias por una bronquitis y más de dos días después aún no le han asignado una cama en una habitación. Es indignante. He puesto una reclamación, porque lo que está pasando aquí no es normal». Quien ayer hablaba con ese tono de hartazgo era María López, pues llevaba más de 48 horas en el Hospital Santa Lucía a la espera de que su madre fuera ingresada en una planta para acabar con la situación de provisionalidad e incomodidad que dan las estancias de la planta baja del centro sanitario. A mediodía, más de cincuenta pacientes estaban en esa situación, según datos de Sanidad.

«El trato de los trabajadores es fantástico. Llegamos a las once de la mañana y en apenas dos horas y media ya le habían hecho todas las pruebas que necesitaba. La metieron en un box y nos dijeron que debíamos esperar a que la trasladaran a planta. El domingo por la mañana la intentaron sacar a un pasillo, junto a otros muchos enfermos, pero me negué en rotundo. '¿Por qué a mi madre?', pregunté y puse una reclamación. Eso sirvió para que la cambiarán pero a otro box sin silla para el familiar. Y allí estoy desde entonces, de pie y mi madre intubada», añadió María.

Esta vecina de Los Dolores no sabe si su reclamación llegará lejos, pero quiere que, al menos, quede constancia «de la situación de caos que se vive en el hospital. Me han dicho que hay habitaciones libres, pero que no las quieren abrir porque les cuesta dinero. Esto no lo entiende nadie».

El caso de esta mujer es similar al que vivieron decenas de usuarios este fin de semana en Urgencias del Santa Lucía. La suegra de José García ha estado encamada en pasillos desde que ingresó, el domingo a las dos de la tarde. «Tiene 80 años y sufre de pie diabético. Desde que llegó ya la han tenido en dos corredores diferentes. Ahora está justo a la entrada al servicio. De la calle solo la separa un biombo y las dos puertas mecánicas», explicó él.

La mujer pasa frío

Tras llegar al hospital, la mujer fue sometida a distintas pruebas. A las seis de la tarde ya estaba en un pasillo. «Primero la llevaron a uno muy escondido, pero a primera hora de esta mañana la han trasladado junto a la puerta [de ambulancias]. Allí no puede estar, porque continuamente está entrando y saliendo gente y pasa frío», añadió.

José puso en menos de 24 horas tres reclamaciones, siguiendo la forma de obrar de otros muchos familiares de enfermos: una por dejar a su suegra toda la noche en un pasillo, otra por cambiarla a otro corredor y la última porque «desde anteanoche no sabemos qué van a hacer con ella. Nos dijeron que o nos la llevábamos a casa o se quedaba en un corredor. Preferimos lo segundo, al menos aquí está mejor atendida, aunque no en las mejores condiciones», dijo.

Desde el sábado por la tarde, también espera una cama otra mujer enferma del corazón, cuya hija prefirió no dar sus datos personales. Sí que contó que llegaron al hospital a la una de la tarde con fuertes dolores en el pecho y que en dos horas y media le realizaron todas las pruebas. Pero, como no había camas en planta, la ingresaron en observación monitorizada. «El domingo, cuando volví, se la habían llevado a un pasillo con otras personas, pero poco más tarde la trasladaron a la Unidad de Preingreso, de donde la sacarán esta tarde [la de ayer para el lector] para llevarla a una habitación. Al menos eso es lo que me han dicho», comentó.

A pesar de las altas formalizadas ayer en las unidades de hospitalización del Santa Lucía, en el servicio de Urgencias aún había anoche cuarenta pacientes a la espera de subir a planta, tras una semana de saturación. Cinco de ellos aguardaban desde el pasado sábado y 26 desde el domingo. El resto de personas llegaron después.

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