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Luis, Alfonso y Raúl Thate, con un grupo de invitados, en la factoría de Luis Thate SL en Zamudio.
Reencuentro con Thate

Reencuentro con Thate

Este economista salido de la Universidad del País Vasco se ha convertido siempre en una pieza clave en todas las compañías en las que ha desarrollado su labor

TOMÁS MARTÍNEZ PAGÁN

Domingo, 14 de diciembre 2014, 00:30

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Hace aproximadamente dos años, en La Trimilenaria y en un proyecto para Navantia que realizaba la primera ingeniería española, Técnicas Reunidas SA, conocí a uno de los ejecutivos en el área económica, con quien me tocó negociar aspectos económicos del contrato. El trabajo bien hecho, la calidad como base, la seguridad como eje principal y el fiel cumplimiento del plazo de ejecución hacen que la negociación económica sea más llevadera, por lo que, al margen de culminar con éxito acuerdos comerciales, también entablamos una amistad personal que nos llevó a compartir algunas tertulias muy interesantes.

Este economista salido de la Universidad del País Vasco, Íñigo Thate Recondo, se ha convertido siempre en una pieza clave en todas las compañías en las que ha desarrollado su labor. Desde de sus inicios en el BBVA en su Bilbao, pasando por Babcock Wilcox, AE&E, un paso por la CAM en Elche, hasta llegar a Técnicas Reunidas y recorriendo medio mundo (Argentina, Yemen, Marruecos, Jordania, China, India...), mi buen amigo Íñigo siempre ha demostrado su afición por el buen yantar. Se ha convertido en un excelente gourmet con el paso de los años, de ahí que su opinión en temas culinarios pueda ser considerada una opinión cualificada.

Por eso es por lo que vengo a relatarles los detalles de una salida de tapeo autóctono por nuestra ciudad, cuando le llevé a la tienda de Isidoro en Los Camachos, a probar embutidos nuestros con vino del campo, y durante la cual, en el mostrador de esta centenaria tienda, que por cierto le encantó a mi invitado y a los tres pamplonicas que nos acompañaban, tanto el local en sí como el trato que nos dispensaron y los productos degustados (morcón, longaniza, sobrasada, panceta, blanco...), me contó que su familia tenía una industria cárnica en Bilbao. Y ahí quedó la cosa.

Pues bien, tiempo después, vueltas que da la vida, durante un viaje profesional a Bilbao, y más concretamente a una planta de almacenamiento en Zierbena, y ¡qué pueblo más bonito!, limpio, marinero y con un entorno verde de montaña... De vuelta a Bilbao para comer en Guria y, a lo largo de nuestro recorrido por el corazón de Bilbao, pasamos por delante de dos locales, uno de venta de delicatessen y una charcutería, de esas con encanto. Y cuál no fue mi sorpresa cuando en ambos vi productos de la marca Luis Thate, SL. Inmediatamente, le tiré llamada a mi amigo Íñigo, quien me respondió desde Brasil, pero me dio datos para visitar la factoría familiar en Zamudio, en el centro del valle de Txorierri, que antaño fue cruce de caminos con Bermeo a través de Mungia, por un lado, y por otro, Plencia. Me contó cómo un día su bisabuelo, Hermman Thate, nacido en 1890 como el hijo de un guardabosques de un Conde de Sajonia, emigró a Londres e hizo carrera en la hostelería, pasando por Biarritz, donde conoció a Madeleine Irastuza en 1914, recién iniciada la Primera Guerra Mundial. Se enamoró de ella y se trasladaron a Pamplona a trabajar en el café Iruña.

Poco después se trasladó a Bilbao donde, con sus ahorros, Hermman inauguró una charcutería al estilo alemán y empezó a hacer el Lewerburst (paté de cerdo embutido en tripa que ha acompañado las meriendas de los niños vascos durante generaciones), el Jagburts (salchichón cocido), salchichas Frankfurt, gallina trufada, pato a la naranja....

En 1928, Luis, hijo del fundador, se trasladó a Sajonia (Alemania) para comenzar como aprendiz de charcutero. A los tres años, regresó como maestro charcutero, desarrollando los productos Thate y las salchichas blancas de cóctel. Con la Guerra Civil, el negocio quedó interrumpido hasta el 46, año en que regresó a Bilbao, donde comenzó a tener gran actividad. Pero fue en los 70 cuando los tres hermanos, Luis, Alfonso y Raúl, dan el gran tirón de la Compañía Thate y se trasladaron desde sus instalaciones de la calle Zankoeta, desde donde distribuían a la Charcutería La Moderna en Algorta, Las Arenas y Bilbao, a la nueva planta de Ugaldeguren, en Zamudio, donde elaboraban productos como salchicha bávara, salchicha blanca de cóctel, Bratwurst, Landwurst, Currywurst, Burguer meat (hamburguesa empanada), salchichón cocido (Jagdwurst), pastel de carne (Fleischkase), salchicha berlinesa, codillo cocido en su jugo...

Recomiendo vivamente esto último, pues está listo para comer. Solo hace falta calentarlo al horno, a 220 grados, y añadir vino blanco o cerveza para contar con un plato alemán del más alto nivel en casa. Todos estos productos se pueden comprar online en www.thate.es y, francamente, merece la pena. La calidad de nada tiene que ver con la de las imitaciones del mercado.

Salchichas, leyes y Rajoy

Durante la comida, con cuatro vascos «con apellidos», y como había surgido el tema de los productos Thate, Joseba, un bilbaíno de pro y conocedor de la firma de Zamudio, nos enseñó un comentario aparecido en prensa del político Iñaki Anasagasti: «... fue el canciller Bismarck quien dijo que no había que explicar cómo se hacían las salchichas y tampoco las leyes. Sin embargo, las salchichas de los Thate tienen buenos elementos pero las leyes de Rajoy están hechas de desechos, o de morcillas introducidas por los lobbys, grupos de presión o amigos del gobierno». Pues bien, anécdotas al margen, solo me queda destacar que los productos Thate están en candelero, hasta en el terreno político, y por supuesto, en la comida probamos las salchichas de cóctel, en su justo punto de plancha, y todos coincidimos en destacar cuán exquisitas estaban.

Tras este reencuentro gastronómico-profesional, continué la marcha porque, como diría ese gran filósofo popular que es Quino a través de la entrañable Mafalda: «¿Por dónde hay que empujar este país para llevarlo adelante?».

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