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Carlos Enrique Martínez: «Me hicieron polvo porque invertí todo el año en esos panales»

El caravaqueño , al que le sustrajeron más de un centenar de colmenares, pide que se endurezcan las penas por estos robos

Alicia Negre

Murcia

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Lunes, 11 de junio 2018, 07:30

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Desde que tiene uso de razón, la vida del caravaqueño Carlos Enrique Martínez ha estado ligada a las abejas. «Mi padre tiene colmenas desde siempre», explica. «Yo empecé con 14 años a ayudarle y ahora mis hermanos y yo nos dedicamos a esto». A sus 37 años, este apicultor conoce de cerca el sacrificio que supone sacar adelante un colmenar, el esfuerzo que se requiere para alcanzar la tan cotizada miel. Un trabajo que, sin embargo, no siempre recibe su ansiada recompensa. Carlos Enrique sufrió, hace dos años, el robo de más de un centenar de colmenas. «Tú inviertes en ellas todo el año, con la alimentación, los productos sanitarios... y un robo de estos te hace polvo económicamente», lamenta.

Como cada nueva temporada, Carlos Enrique y sus hermanos desplegaron ese año sus cajas con las colmenas por las fincas de algunos amigos. Siempre en los mismos puntos. «Las colocas y luego vas haciendo visitas rutinarias», explica este apicultor, que suele desplegar unas 200 colmenas en cada asentamiento. Las colmenas, explica, se alinean en filas de tal forma que, cada fila, acumula diez colmenares. «Un día nos acercamos y empezamos a ver huecos», recuerda. «Seleccionaron para llevarse las que más pesaban».

Aplauso a los equipo Roca

La labor que los equipo Roca de la Guardia Civil vienen desarrollando en la persecución de estos ladrones -y que este apicultor aplaude- permitió dar con el presunto responsable del saqueo y recuperar algunas de las cajas que contenían las 103 colmenas sustraídas. «Me devolvieron 40 cajas, pero ya habían estado intentando modificarlas, quitarles mi marca...», lamenta Carlos Enrique. «El valor ya era nada».

Este apicultor sospecha que detrás de la mayor parte de los asaltos que afectan al sector se encuentra gente del propio gremio. Para plantar cara al problema, remarca, es necesario un cambio legislativo que endurezca las penas a las que se enfrentan sus responsables. «Se tienen que agravar las penas, considerarse un robo o un delito contra la naturaleza», subraya este caravaqueño. «Supuestamente las abejas las quieren cuidar, pero luego no las protegen». Carlos Enrique advierte de que el problema de los robos, unido al de la elevada mortandad -que ellos achacan a las fumigaciones-, pone en jaque un sector crucial.

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