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Sylvia López Davis. N. García / AGM
«Ser un buen jefe empieza por ser una buena persona»

«Ser un buen jefe empieza por ser una buena persona»

Sylvia López Davis Directora de proyectos de la Cátedra de RSC de la UMU

M. R. MARTÍNEZ

Sábado, 5 de agosto 2017, 11:34

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Puede sonar contradictorio, pero la corrupción, la falta de ética y «el dinero por el dinero» han motivado que la gestión responsable en las empresas y la Administración esté en auge. Así lo cree Sylvia López Davis, investigadora y directora de proyectos de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de la Universidad de Murcia (UMU), que lanza una nueva edición de su máster para formar a profesionales en esta disciplina.

-El máster llega a su quinta convocatoria. ¿Qué ha contribuido a su éxito?

-Nos hemos adaptado a las demandas de los profesionales, es compatible con el trabajo, financiable por la Fundación Tripartita, con un precio competitivo y muy práctico. Siempre hemos tratado de que los alumnos se vayan llenos de ideas para implantar en su empresa al día siguiente de venir a clase. Contamos con profesionales con carreras muy consolidadas y con investigadores que han publicado en las mejores revistas científicas del mundo. El plazo de preinscripción está abierto, y la información se puede consultar en www.masterrsc.es.

-¿Las empresas empiezan a dotar a sus plantillas con expertos en responsabilidad social?

-Sin duda. Prueba de ello es que el 90% de los alumnos de las cuatro ediciones anteriores eran profesionales en activo y lo están aplicando en su día a día. Las empresas de la Región están apostando fuerte por formar a sus trabajadores en este ámbito. Además es una materia transversal y se adapta a distintos perfiles profesionales.

-Los departamentos de RSC ya son habituales en las grandes compañías, pero en las pymes aún queda camino por recorrer.

-Uno de los problemas con la RSC es que se ha asociado popularmente más a cuestiones de acción social que a un sistema de gestión. Sigue existiendo el estigma de que cuesta dinero y, por tanto, se asocia a grandes empresas o grandes presupuestos. Pero no es así, en absoluto. La RSC es aplicable a cualquier organización de cualquier tamaño y actividad.

-¿Hacia dónde camina la responsabilidad social?

-Todo lo que estamos viviendo en los últimos años está ayudando a su auge. La corrupción, la falta de ética o el dinero por el dinero no son deseables en términos sociales; la gente está cansada e inevitablemente empresas y administraciones se están teniendo que poner las pilas. Todo esto solo se puede combatir con procesos éticos y transparentes, con la colaboración y con una manera más sana de entender los negocios y la vida en su conjunto. Estoy convencida de que la RSC es una realidad para muchos y que acabará siendo la única manera aceptable de ser.

-Términos como el buen gobierno, la transparencia y la participación están cada vez más presentes en la gestión pública y privada, pero ¿queda aún mucho camino por recorrer?

-Hemos vivido muchos años de acuerdo con unos estándares en los que todo esto podía sonar a chino. Sí queda mucho por recorrer, y ese recorrido debe empezar en los colegios y las universidades. Los mensajes que trasladamos en las aulas cada día a nuestros alumnos son vitales para despertar la conciencia que ya tienen, y hacerles entender que el único camino al éxito y la excelencia es haciendo las cosas bien. Ser un buen jefe, un buen compañero, un buen líder o un buen gestor empieza por ser una buena persona.

-¿Es suficiente el apoyo de la Administración para incluir la RSC en el ADN de las organizaciones?

-La Administración debe ser la que dé los primeros pasos en la elaboración de estrategias, el apoyo a la investigación y la formación y el reconocimiento de las empresas que demuestren ser responsables. Pero hace falta también la implicación de la Universidad, la participación activa de las empresas y un mayor interés por parte de la sociedad. Nuestro caso es un ejemplo de la comunión de todos estos agentes, y lo que llevamos desarrollando desde hace ocho años no sería posible sin el apoyo de la Administración, la Universidad y nuestros patrocinadores: Agromediterránea, Aguas de Murcia, Ayuntamiento de Molina, Disfrimur, Fundación Cajamurcia, Cepaim, Diagrama, Grupo Fuertes, Grupo Orenes y Hero.

-La última donación de Amancio Ortega [350 millones para luchar contra el cáncer] ha levantado elogios pero también críticas. ¿Encuentra alguna explicación?

-Todas las posturas ante un hecho siempre tienen una justificación, estemos o no de acuerdo con ella. De todos modos, culturalmente en España tenemos la tendencia a criticar todo lo que se hace, sin importar muchas veces los efectos que pueda tener. Siempre que la ayuda que se preste o la donación que se realice responda a una necesidad real y contribuya a resolver un problema social, habrá de ser bienvenida.

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