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PACO ESPADAS
Sábado, 8 de octubre 2016, 01:55
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Cruzar la Península Ibérica en moto, desde los Pirineos hasta Cádiz, era una auténtica odisea en otros tiempos. Si se hacía por la costa del Mediterráneo, la N-340, uno se adentraba en una carretera eterna por el centro de ciudades y pueblos. Su trazado curvo discurría por preciosos parajes, donde se divisaba el azul del mar y hermosos valles, como el del Guadalentín. Muchos tramos en los que aún hoy en día es posible circular a la sombra de hileras de pinos que lucen su porte en el arcén. Una vía a la que muchos moteros, entre ellos los miembros del club Custom de Alhama, quieren devolver su esplendor de antaño para convertirla en algo parecido a la mítica Ruta 66 estadounidense, incluido su potencial turístico.
De hecho, recientemente, el mundo de la moto de la Región quiso recordar aquella carretera en una reunión que congregó a casi 300 motoristas en Alhama, en un evento organizado por trece clubes y coordinado por el colectivo Custom. Se trataba de rendir homenaje a lo que antiguamente fue el trazado por donde discurría la Vía Augusta romana, después N-340 y hoy en su mayor parte la autovía del Mediterráneo.
La cita realizada por primera vez en la sede del club motero alhameño sirvió para impulsar esta propuesta y acordar la celebración de nuevas citas en otras localidades por donde pasa la carretera. Entre los asistentes había integrantes también de colectivos como Los Colegas y Custom Lorca, ambos de la ciudad del Sol. De Almería participaron Indalicos, Bajo Andarax, Los Otros de Topares, Almas de la Carretera de Vicar y Piratas de Adra. Mientras que de Granada se sumaron Raider, Custom Motril, Bujías de Huéscar, Bitoques del Albuñól y Custom Guadix.
Bastantes de estos moteros pasaron muchas horas de su infancia en la puerta de sus casas, situadas junto a esta carretera, en la que, en las décadas de los 60 y 70, las únicas motos de gran cilindrada que circulaban eran las de los turistas del norte de Europa, que bajaban en sus caballos de hierro, y, cómo no, las motocicletas de la Guardia Civil de Tráfico.
«Cruzar Librilla y su semáforo por el centro de la localidad era un infierno», recuerda un vecino, mientras sacaba de las alforjas de su Harley Davidson un recorte del diario 'La Verdad' del año 1977, en el que el titular de portada señalaba que los vecinos habían cortado el tráfico cuatro horas en protesta por el colapso que a diario sufrían con la gran cantidad de tráfico que por allí discurría.
El neumático de Sofía Loren
El testimonio de otro de los participantes se refería a aquel capítulo de los años 50 «cuando en 'El Rápido' -taller mecánico pegado al asfalto de la 340- se quedaron con la boca abierta cuando se presentó la actriz Sofía Loren y su acompañante. Una rueda de su coche americano había pinchado. El mecánico la desmontó con un pico, le costó horrores, y cuando por fin pudo quitarla exclamo: «Pijo, ¿y la recámara?». Era un neumático sin recamara, algo desconocido en la España de entonces. En suma, muchos recuerdos y anécdotas que guardan en la memoria los más veteranos.
La construcción de la autovía obligó a bajar la persiana a tantos alojamientos, bares y restaurantes de aquella N-340. Un ejemplo fue el hostal Tánger, situado en el entonces desvío de Alhama, donde paraban miles de camiones, turismos y, por supuesto, motos.
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