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Martes, 17 de octubre 2017, 01:47
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El jurado contuvo el aliento cuando Abdelwahab O. se adentró en la sala de vistas. La imagen de este marroquí, de 33 años, ha dado un giro de 180 grados desde que ingresó en prisión provisional, a finales de abril de 2015. Su barba ha ganado volumen y su cabello, prácticamente al cero, se ha transformado en una despeinada y frondosa cabellera.
El procesado no hizo demasiados esfuerzos ayer por mantener las formas durante la primera sesión del juicio que se celebra ante un jurado popular en la Audiencia Provincial. A lo largo de las cerca de dos horas que duró la sesión, Abdelwahab dio muestras de sentirse abatido y mantuvo la mayor parte del tiempo la cabeza inclinada hacia abajo.
La Fiscalía pide para él una pena de hasta 35 años de prisión como presunto autor de dos asesinatos, cometidos mediante atropellos mortales e intencionados. El primero se produjo el 24 de abril de 2015 en Mazarrón. Según el fiscal, Abdelwahab O. dirigió una furgoneta que presuntamente había sustraído antes contra tres ciclistas en la carretera que conduce a la pedanía de Leiva, causando la muerte de Patrice Guy Delozanne, un francés de 61 años que vivía en Puerto de Mazarrón.
Apenas cuatro días después, en Totana, el acusado arrolló presuntamente, también con otra furgoneta sustraída, a Melida Priscela, una ciudadana ecuatoriana de 61 años que había dejado a sus dos nietas, de 4 y 9 años, en casa para dar un paseo por la cuneta de la carretera de El Raiguero. Las heridas le causaron la muerte media hora después.
Una de las acusaciones particulares -la de la familia de Patrice- reclama al procesado 25 años de prisión por esta muerte. La abogada que representa a la familia de la otra víctima sostiene, sin embargo, que el atropello que acabó con la vida de Melida Priscela fue un homicidio imprudente y reclama al procesado dos años de prisión por este delito y otros diez por el de omisión del deber de socorro, ya que presuntamente huyó dejando a la mujer tendida en la calzada.
La defensa de este marroquí mantiene, por su parte, que debe ser absuelto porque, cuando ocurrieron los hechos, Abdelwahab sufría una dolencia psíquica de tal magnitud que le impedía discernir el mundo real de su mundo imaginario. Su letrado recalcó que en la actualidad el procesado «está totalmente privado de sus condiciones mentales» y expresó sus dudas sobre si mañana, cuando se retome la vista, podrá prestar declaración. Esta parte negó que el acusado tuviera intención de acabar con la vida de las personas que arrolló y achacó esos atropellos a su «falta de pericia al volante».
La fiscal y las acusaciones particulares recordaron, no obstante, que Abdelwahab ha sido examinado por los médicos forenses y que estos peritos aseguran que «estaba totalmente consciente y sabía lo que hacía». La representante del Ministerio Público recordó, en las palabras que dirigió al jurado popular, que a las dos víctimas «les arrebató su bien más preciado: su vida».
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