Así se actúa con el agua al cuello

Un terremoto de 5,4 grados en la escala Ritcher, con una réplica solo unas horas después de 3,7 grados, y graves inundaciones, daban paso a todo un repertorio de recreaciones consecuencia de estas dos catástrofes. Al colapso de un hospital, reproducido en la antigua fábrica de Bertrand, le siguió la deflagración de una gasolinera, los deslizamientos de tierra en las inmediaciones de la autovía del Mediterráneo, los colapsos de inmuebles y la fisura de la presa del Pantano de Puentes. Una retahíla de sucesos -fingidos- que dejaban víctimas mortales y heridos.

El consejero de Presidencia del Gobierno regional, Pedro Rivera, aseguró tajante que «esto no es ciencia ficción, puede ocurrir. No estamos hablando de situaciones insólitas, porque de hecho ha ocurrido, por lo que tenemos que hacer este tipo de actuaciones para estar preparados para hacer frente a cualquier circunstancia de estas características».

Rivera siguió de cerca las maniobras desde el puesto de mando avanzado, compuesto por 72 personas, representantes de las administraciones, los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, el ejército, de los servicios sanitarios, de emergencias, comunicaciones y responsables de servicios e infraestructuras básicas. A poca distancia otra treintena de técnicos configuraban el grupo de evaluación de daños en la Gerencia de Urbanismo, que poco después se echó a la calle para evaluar los edificios ficticiamente colapsados. Allí también se simuló la rotura de la cúpula de la sala de reuniones con heridos.

El alcalde, Fulgencio Gil Jódar, señaló que este tipo de ejercicios sirven para «afinar la gestión de emergencias». El general Manuel Gimeno, segundo jefe de la UME, destacó que «lo importante en una emergencia es tener la imagen de lo que está pasando, saber los medios con los que se cuenta y saber tomar decisiones rápidas».