«Se abalanzó con un hacha, me golpeó y me dijo: 'Te voy a matar'»

«No me pude defender porque me dio en la cara y luego en el brazo», aseguró, mientras desde el banquillo de los acusados le miraba su primo, Amar Z., también argelino, acusado de un supuesto homicidio en grado de tentativa por el que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de siete años de cárcel. La víctima aseguró a la Sala que el origen de la agresión, ocurrida el 30 de noviembre de 2016, se debió a que, unos meses antes, Amar le había pedido vivir con él en su piso, pero Hadj se negó a cederle una habitación. «Yo no me hablaba con mi primo porque era problemático, había agredido a una persona con un cuchillo y también a otra. Yo no quería que viviese conmigo».

Amar tenía que subsistir en una caseta abandonada en Los Ramos sin luz ni agua. «Me pidió vivir conmigo y luego me agredió», insistió la víctima con ayuda de su traductor. Durante el ataque, según Hadj, fueron los vecinos los que le prestaron auxilio. «Había mucha sangre. Mi primo se fue corriendo y tiró el hacha a un campo y unos agentes la encontraron con ayuda de unos marroquíes». Su relato recibió la reprimenda de la fiscal por dos contradicciones. La primera, sobre el lugar donde fue hallada el arma blanca, ya que en el escrito de conclusiones provisionales de la Fiscalía se expone que, tras el ataque, la Guardia Civil se personó en la caseta abandonada y detuvo a Amar y le intervino un hacha, con una hoja de unos diez centímetros.

El segundo dato que varió fue el lugar de la agresión, puesto que ayer aseguró que fue en la puerta de su casa, pero la fiscal le recordó que cuando testificó ante la Benemérita y en el juzgado, durante la instrucción judicial, «usted declaró que a la altura de la antigua estación de Renfe se encontró a su primo».

No solo cayó en contradicciones la víctima, también el acusado, Amar, el cual dio un giro de 180 grados al escrito de la Fiscalía y aseguró que fue su primo, Hadj, el que fue a buscarle con un hacha a la caseta abandonada en la que residía. «Me pegó una pedrada, me insultó, se marchó y regresó con un hacha para pegarme». Y apoyó tal acusación en la supuesta mala relación que arrastraba con la víctima desde que llegó a la Región en 2001. «Cuando obtuve el permiso de residencia, mi primo y sus padres no se alegraron. Me tenía envidia y siempre se peleaba conmigo, no puse nunca una denuncia, solo le conté el problema a mi tío».

También insistió en que las lesiones que sufrió la víctima, y por las que necesitó 224 días para recuperarse, se las causó defendiéndose del ataque de esta. «Le pegué con un palo y le di un puñetazo, temía por mi vida». Tales afirmaciones provocaron que la fiscal le lanzase dos preguntas muy directas.

-¿No es más cierto que agredió a Hadj porque quería vivir con él?

-No, él es un mentiroso.

-¿Cómo encontró el hacha la Guardia Civil en la caseta abandonada donde usted vivía?

-Cuando me detuvieron, el hacha no estaba allí, fue mi primo el que luego fue a dejarla allí. Es un listo.

La vista oral se retomará en mayo con la intervención de los peritos.