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Bouchra Khettou y Jamila Amahjour, dos mujeres musulmanas con posturas enfrentadas sobre el velo.
El velo de la normalidad

El velo de la normalidad

Dos españolas de origen marroquí explican a 'La Verdad' los orígenes del hiyab o velo islámico, cuya utilización se ha extendido en las últimas décadas entre las mujeres musulmanas

Marta Semitiel

Domingo, 12 de marzo 2017, 07:55

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Cuando yo era niña, en Tetuán solo llevaban velo las mujeres mayores. Pero no tenía un significado religioso, era una vestimenta tradicional. Tampoco era como lo vemos hoy en día: era un pañuelo que se ponían bajo la chilaba cubriendo la boca y a veces la nariz. Fue en la década de los 80, a raíz de la revolución islámica de Irán, cuando empezamos a ver en la calle lo que hoy entendemos como velo islámico, que sí es un símbolo muy ligado a la religión. Cuando yo estaba en bachillerato, recuerdo que solo una chica de mi clase se lo puso''.

Este es el testimonio de Jamila Amahjour, una española de origen marroquí y trabajadora social que lleva casi 29 años afincada en España. Ella es musulmana y practicante, pero probablemente no sabría ponerse un 'hiyab' o velo islámico, una prenda que cubre el pelo y el cuello de la mujer y que se empieza a poner con la primera menstruación. Yo nunca lo he llevado porque no creo que deba hacerlo. Crecí en una familia religiosa pero liberal. Mi padre era una persona que había estudiado mucho el islam y nunca nos obligó a vestir de una forma u otra. Siempre nos dio las mismas oportunidades que a nuestros hermanos y nos educó para que fuéramos fieles a nuestros propios principios, asegura.

Amahjour cree que el hecho de poner un velo a la mujer es machista. Ella entiende que la mujer es igual al hombre en todos los sentidos y defiende que, si la figura femenina debe cubrirse para no provocar al hombre, la masculina también tendría que hacerlo para no provocar a la mujer, sentencia.

«La mujer es un diamante»

En el otro lado se encuentra Bouchra Khettou, estudiante de Ingeniería de Edificación en la Universidad de Cartagena, española también de origen marroquí y residente en la Región desde hace 12 años. Yo no creo que el velo sea machista. Si lo creyera, no lo llevaría. El velo forma parte de mi identidad y lo llevo por motivos religiosos'', defiende. Khettou decidió libremente ponerse el hiyab a la edad de 16 años.

Para ella, el cabello femenino es la mitad de la belleza de una mujer, lo más bonito después de su físico, por eso hay que taparlo, para proteger a la mujer de peligros externos. Es como si la mujer fuera un diamante y para protegerlo lo lías en un pañuelo, dice sonriente.

Ocho años de diferencia separan a Jamila de Bouchra. Ocho años, un pañuelo y algunas creencias sobre el islam. Las dos musulmanas no se ponen de acuerdo sobre si el uso del hiyab aparece o no en el Corán. El Corán habla del escote y sí dice que hay que taparlo por recato, pero no dice nada del velo, apunta la mayor de las dos. La estudiante, sin embargo, dice haber leído en un versículo que la mujer debe taparse de la cabeza a los pies.

Qué hay del velo en el Corán

La interpretación del libro sagrado depende de la lectura que realice cada creyente, del entorno en que haya crecido y su educación. Ni siquiera los teóricos y estudiosos de esta religión se ponen de acuerdo sobre si el uso del velo aparece o no en el Corán. Lo único cierto es que el libro no dice de forma explícita que las mujeres musulmanas deban llevar un velo en la cabeza.

El hiyab no se menciona en el Corán salvo cuando relata el retiro de la virgen María para dedicarse a la oración. Los versículos que hablan sobre el recato de la mujer hablan de taparse concretamente del escote, dice que deben cubrirlo para no tener problemas. Esa es la interpretación que hago yo de este tema, explica Omar Rkiouak, mediador intercultural para la comisión de extranjería e inmigración de CC OO. El taparse totalmente no existe ni existió, ni en tiempos del profeta ni a lo largo de la historia del islam. El Corán habla sobre que las mujeres deben taparse para la oración y solo dejar ver su cara y sus manos, pero esto se intenta generalizar de forma incorrecta, sentencia.

Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri), también realiza su propia lectura y asegura que el uso del hiyab está en el Corán y está en la conducta del profeta. El libro no obliga expresamente a ir con velo, pero recomienda a la mujer poner un tipo de vestimenta adecuado y de respeto a su cuerpo para no ir provocando al hombre. El Corán no dice nada específico sobre la vestimenta de la mujer, por eso cambia según los países, pero sí dice que tienen que taparse el cabello'', interpreta.

Benjelloun y Rkiouak coinciden en que la utilización del hiyab se ha extendido desde los años 80, tal como apuntaba Jamila. Ellos achacan este fenómeno a una tendencia social en la que los musulmanes sintieron la necesidad de volver a sus orígenes tradicionales para reafirmarse frente a Occidente, porque sintieron que este intentaba imponerles sus creencias y su vestimenta. Así se extendió el hiyab entre las mujeres, explica Omar.

Más allá de la polémica

De una forma u otra, los dos manifiestan que la utilización del hiyab es algo que las mujeres deben escoger libremente, no por imposición u obligación. El recato que uno se impone a sí mismo, sea hombre o mujer, bienvenido sea. Si lo imponen, es otra cosa. Hay hombres que lo imponen y eso no está bien. Considero que es una mala forma de interpretar el islam. El islam dice que todo lo que hagas tienes que hacerlo por Alá. Si te lo imponen, ya no lo estás haciendo por Alá. Por eso hay que dejarlas elegir si quieren llevar el hiyab o no, y respetar siempre su decisión, defiende el mediador intercultural.

Hace tiempo que los debates institucionales sobre el uso del velo islámico en España se apagaron. A pesar de que podrían posicionarse en sus normativas internas, ya son muy pocas voces las que cuestionan si las niñas pueden llevar hiyab en los colegios o las jóvenes en las universidades. La libertad religiosa y de culto está amparada por la Constitución española, pero las reticencias siguen existiendo a pie de calle.

No se puede generalizar para calificar a la sociedad como tolerante o no. Hay de todo. Todavía existen personas que te cuestionan o te dicen que eres sumisa por llevar el velo, cuenta Bouchra, que cada cierto tiempo sigue sintiéndose cuestionada por personas que le increpan: Me dicen que si estoy en España tengo que ir vestida como las españolas, me dicen que mi religión me limita, asegura.

Jamila defiende esta vez a Bouchra y espeta que la sumisión no entiende de velos: Una mujer puede ser sumisa con o sin hiyab, de cualquier religión o parte de mundo. Eso no tiene nada que ver con el velo, concluye. Ella cree que en la Región hay mucha gente tolerante y solidaria, pero considera que la sociedad española todavía no acepta del todo a personas de otras culturas, de otros países, de otras religiones. Parece mentira, después de más de treinta años recibiendo inmigrantes, que todavía se escuchen esas cosas, expresa. Para la trabajadora social, la única explicación a esto es el miedo: Existe un miedo a lo desconocido que se traduce en intolerancia y desconocimiento, concluye.

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