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El TSJ no tiene máquina de la verdad

El PP nacional y C's han dado de tregua hasta el día 6 a Sánchez, que está seguro del archivo

RICARDO FERNÁNDEZ

Domingo, 26 de febrero 2017, 08:24

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Si, hoy por hoy, Pedro Antonio Sánchez se sometiera a la máquina de la verdad más sofisticada, superaría de carril todas y cada una de las preguntas que pudieran formulársele en relación con sus problemas judiciales. No registraría el aparato la más leve alteración del pulso, de la respiración, de las conexiones cerebrales, de las glándulas sudoríparas... «¿Es verdad que el fiscal le ha puesto 17 querellas y todas se han archivado?». «¿Es cierto que todo parte de la obsesión enfermiza de Manuel López Bernal contra su persona?». «¿Es verdad que lo único que se investiga en el 'caso Auditorio' son algunos errores administrativos sin trascendencia penal?». «¿Sabe usted si la esposa del Fiscal Superior fue quien redactó la querella del 'caso Auditorio'?». «¿Puede usted jurar por la gloria de sus mascotas que la prevaricación, el fraude, la malversación y la falsedad en documento oficial, todo ello con cargo al erario público, 'of course', no son delitos de corrupción?».

La explicación a que alguien pueda salir indemne de dicha prueba sosteniendo tal cúmulo de falacias habría que buscarla en lo que en psicología se ha dado en llamar el 'efecto de la información errónea'. El mismo fenómeno que explica que los recuerdos puedan ser construidos y reconstruidos casi al antojo de cada cual. De tal manera que si alguien, pongamos por caso, que fue testigo de un accidente se empeñara en ir afirmando entre sus amistades que rescató a un conductor, que lo sacó a rastras de entre las llamas, que le apagó el fuego con ayuda de su chaqueta... al cabo de un tiempo lo que menos importará es que tales hechos no llegaran a ocurrir ni por asomo. Que ni siquiera se parecieran. El imaginativo testigo los habrá acabado interiorizando de tal manera que se habrán convertido en verdad. En 'su' verdad, sí, pero en una verdad al cabo. Y nada ni nadie podrá ya convencerle de que no llegaron a producirse.

Es lo que viene a denominarse, en términos menos técnicos, estar imbuido de sus propias mentiras.

UNA TREGUA HASTA EL DÍA 6

La convicción de que el asunto se va a sobreseer

Claro está, no ayuda a ver las cosas con una cierta perspectiva y un mínimo equilibrio el hecho de estar rodeado por una corte de aduladores. Que es lo que tiene haber conformado un Consejo de Gobierno y un grupo parlamentario en los que las voces críticas brillan por su ausencia y nadie parece capaz de esbozar un discurso que no comience advirtiendo de que «el mérito es solo del presidente Pedro Antonio Sánchez».

De tal forma que sí, oigan, que de veras el jefe del Ejecutivo regional se ha convencido y le han convencido de que todo esto del 'caso Auditorio' -no hablo ya de 'Púnica'- son inventos malintencionados, que no hay un solo indicio delictivo que pueda comprometerle y que va a salir airoso y triunfante de su brete en el Tribunal Superior de Justicia (al estilo de aquel Fernando Berberena que abandonó el Palacio de Justicia haciendo el signo de la victoria con sus dedos y que hoy, viendo cómo han acabado yéndole los asuntos judiciales, casi mueve a la compasión). Y que una vez haya expuesto sus argumentos al magistrado Julián Pérez-Templado -en quien su entorno tiene una confianza tan ciega como sin duda infundada-, este se limitará a pedirle disculpas por los trastornos que ya se le han ocasionado y a archivar las diligencias, al igual que acabó ocurriendo sin jamás haber ocurrido con las otras 16 inexistentes querellas precedentes.

Con semejante escenario mental, se entiende que Sánchez haya pedido una tregua a los dirigentes nacionales de su partido y a los líderes de Ciudadanos -los socios con copia de la llave de la puerta-, y que les haya puesto como plazo el lunes 6 de marzo. Convencido como está de que esa misma jornada el 'caso Auditorio' se derrumbará como un castillo de naipes, arrastrado por el incontenible vendaval de sus argumentos.

EL 'SÍNDROME RITA BARBERÁ'

El propio PAS destapó la caja de los truenos

Nadie espere dimisiones ni ceses, así pues, previos al 6 de marzo. Huelga decir que la dirección nacional del PP le ha dado cuello a Sánchez hasta la cita judicial que tendrá lugar en ocho días. Y no, me temo, porque tengan la misma confianza que él en que el 'caso Auditorio' va a resultar tan inocuo como el agua de borrajas. Ni siquiera porque lo que de verdad les pida el cuerpo a día de hoy no sea mandarlo con un lacito de vuelta a Puerto Lumbreras, después de comprobar el escándalo monumental que el lenguaraz político les ha montado al presumir públicamente de lo que jamás, en un Estado de Derecho mínimamente serio, debería haber llegado a conocer: las aparentes componendas del ministro de Justicia, Rafael Catalá, con el Fiscal General, José Manuel Maza -a los dos los ha situado en la guillotina política-, para evitar que dos fiscales lo acusaran de otros tres delitos de corrupción por 'Púnica'.

No. Si han accedido a seguir soportando por una semana este terremoto con epicentro en Murcia es por efecto del 'síndrome Rita Barberá' (QEPD), que va a impedir de aquí en adelante que el PP vuelva a condenar al ostracismo político a alguno de sus cargos públicos, al menos hasta que este haya tenido la oportunidad de ofrecer sus explicaciones ante el órgano judicial correspondiente.

C'S EVITA EL CHOQUE DIRECTO

Dejando que la fruta madure antes de cortarla

¿Y Ciudadanos? Tampoco esta formación va a mover ficha antes de ese día 6, aunque -¡ojo!- que nadie piense que puede prescindir de cobrarse esa pieza política. No quiere renunciar a ello y, sobre todo, no puede renunciar a ello. La formación que se autoproclamó la 'policía anticorrupción' de la política nacional perdería todo su sentido si dejara a Sánchez salir indemne del doble lance judicial. Lo que se juega es su credibilidad, pues el pacto de gobierno que firmó con el PP murciano le obliga tanto como a su socio.

Lo que no le interesa, en cambio, es ir al choque. Consciente de que Sánchez va a resistirse con garras y dientes hasta el 6 de marzo, en el que tiene depositadas todas sus esperanzas, C's no va a romper la baraja antes de esa jornada, sabedor de que eso le abocaría a iniciar otra partida -casi suicida para su devenir futuro- sobre un tapete que ya están preparando PSOE y Podemos.

Con lo cual desde la formación naranja han optado de momento por dejar bien sentado que sí, que por supuesto, que nadie dude de que el presidente murciano tendrá que renunciar al cargo por las buenas o por las peores, pero midiendo bien los tiempos. Que como todo buen cazador sabe, al jabalí herido es mejor dejarlo que se desangre solo que asumir el elevado riesgo de entrar en un combate cuerpo a cuerpo.

NULAS OPCIONES DE ARCHIVO

Sánchez tiene un grave problema, y no es político

La verdad de Sánchez, a la que nadie ha tenido el valor de enfrentarlo hasta ahora, es que tiene un grave problema, y que este no es tanto político como penal. Porque quien atesora unas mínimas nociones de Derecho admite, incluso desde el entorno de su defensa, que las opciones de que se archive el 'caso Auditorio' el 6 de marzo -incluso de que se archive a secas- son iguales a cero. Y que los indicios acumulados presuntamente delictivos no se los salta un galgo. El lunes 6 está señalado en el calendario como el Día D. La jornada en que comenzará la batalla decisiva.

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