«La alumna decía que no se metían con ella y que se sentía bien», recoge el informe oficial
R. F.
Lunes, 30 de enero 2017, 19:23
«Nuestro proceder fue más allá» de lo que establecen «protocolos y normativas» sobre el acoso escolar, advertían ayer los profesores del IES Ingeniero de la Cierva en el documento con sus quejas que han remitido a la Consejería.
Aunque en este escrito no se recoge qué medidas se adoptaron, sí aparecen perfectamente referidas en el informe oficial que este instituto elaboró a raíz de la muerte de Lucía. Y fueron muy numerosas y de toda naturaleza.
El documento, al que ha tenido acceso 'La Verdad', califica a la alumna como una chica «con buenas notas, amable, educada, muy callada» y que obtuvo una nota elevada en un test para estudiantes de altas capacidades. Como todos los alumnos de Primero de ESO, fue sometida al test 'My Bulling' y no apareció entre el grupo de riesgo. En la segunda evaluación, también se le preguntó a todos los estudiantes si alguien los insultaba, molestaba o ponía motes, y aunque eran muchos los que tenían un sobrenombre, ni siquiera ese era el caso de Lucía.
La primera vez que la madre de la chica acudió a hablar con la tutora fue en marzo de 2016, para informarle de que Lucía estaba «muy desilusionada con el instituto, porque esperaba otra cosa» y señalar que consideraba «infantiles a sus compañeros», pero nada refirió sobre acoso escolar. El 20 de abril, el compañero de la madre llamó al instituto para denunciar una situación de acoso a la chica, por lo que fue citado de inmediato al centro y se activó el protocolo para esos casos.
Se citó a los padres al día siguiente y se llamó a Lucía para hablar con ella. La alumna relató que un chico «se mete con ella, y le dice gorda, fea y loca muchas veces», y que otro «le ha dicho 'lechosa'», pero «solo alguna vez y lo disculpa».
En esa reunión se le propone ya a la alumna cambiar de autobús y de grupo escolar, pero dice que «prefiere quedarse en el que está, porque el curso está muy avanzado».
La dirección habla con los profesores para que recaben información al respecto, se comprueba que el rendimiento académico de la menor no ha disminuido y «aunque (el chico que la insulta) se comporta de la misma manera con todo el alumnado, y valorando que a Lucía le está afectando la situación, se decide atajar de raíz el problema y trabajar como si de un caso de acoso se tratara, pero sin incoar de momento un expediente disciplinario con informe a la Fiscalía».
Rechaza el cambio de grupo
El asunto se deriva al Departamento de Orientación para que adopte medidas, se informa a todos los profesores del grupo y se les insta a estar atentos a cualquier incidencia, y se entrevista por separado a los dos alumnos conflictivos, así como ante sus padres, y muestran su arrepentimiento: uno es expulsado cinco días y otro, un día.
La familia de Lucía fue informada de todas las medidas adoptadas y se les vuelve a ofrecer un cambio de grupo para su hija.
La orientadora y la profesora de pedagogía terapéutica mantienen varias entrevistas con Lucía, en las que afirma que «no la han coaccionado, amenazado, robado, ni recibido insultos en redes sociales, por lo que no existen más conductas de acoso que las agresiones verbales» que refirió. «Decía que la insultaban, diciéndole gorda y fea. Se le pregunta reiteradamente si se siente acosada y dice que no. Se le propone de nuevo el cambio de grupo y de nuevo descarta el cambio».
El centro le asignó a Lucía tres alumnos tutores, que decían que «se encuentra bien y no se han vuelto a meter con ella».
A finales de mayo, la madre pidió el cambio de instituto y refirió que su hija había escrito una carta donde manifestaba intenciones suicidas. La orientadora le recomendó que pidiera cita en un centro de salud mental.
A finales de mayo, «el padre pidió un informe diciendo que su hija estaba acosada para que la trasladen de centro» y se le hizo saber que debía reclamarlo a la Consejería. El 27 de mayo, desde Educación se notificó el cambio inmediato de instituto. «Dimos la aprobación pues así lo quería la familia».
Ocho meses después, ya en otro instituto, Lucía se quitó la vida.