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Familiares y amigos de José María Lifante, ayer, en su entierro en Barinas.
Rastrean en los negocios del vecino de Barinas en busca de pistas del asesino

Rastrean en los negocios del vecino de Barinas en busca de pistas del asesino

Familiares y amigos dan su último adiós a José María Lifante, hallado en su casa con múltiples golpes en la cabeza

Jorge García Badía

Jueves, 8 de diciembre 2016, 01:12

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La Guardia Civil trabaja contrarreloj para tratar de dar cuanto antes con el asesino -o asesinos- de José María Lifante, el vecino de la pedanía abanillera de Barinas que fue encontrado el martes muerto a golpes en su casa. La pista principal, según ha podido saber 'La Verdad', se podría encontrar en los negocios que el fallecido, conocido en la zona como 'El Cartagena' y dedicado desde hace años a la compraventa de coches, habría podido establecer.

Los investigadores del grupo de Homicidios de la Policía Judicial se han centrado en indagar en ellos para aclarar si el asesinato responde a alguna posible cuenta pendiente. De momento, sin embargo, precisaron fuentes del Instituto Armado, todas las hipótesis están encima de la mesa. Al cierre de esta edición, aún no se había producido ninguna detención.

A la espera del avance de las pesquisas, los familiares y amigos del fallecido le dieron ayer su último adiós en la parroquia Virgen del Rosario de Barinas. El difunto recibió sepultura más tarde en el cementerio de la pedanía. El cadáver de José María Lifante, de 46 años, fue encontrado el martes por el conocido empresario y expedáneo Evedasto Lifante, del que era primo, y su hijo, Ginés. Ambos habían recibido la llamada de alerta de la madre del difunto, Josefa, a la que le extrañó que José María no acudiese a su casa a cenar como hacía todos los días.

Su cuerpo apareció en el garaje de su casa rodeado de un gran charco de sangre y con múltiples golpes en la cabeza, al parecer, propinados con una herramienta que ya ha sido hallada por los investigadores. En un principio se barajó que se tratase de la acción de unos ladrones -que la pudieron emprender a golpes con él al verse sorprendidos-, pero la Guardia Civil no cierra ninguna puerta.

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